México y la sociedad del escándalo
- Jeremías Zúñiga Mezano
México despierta cada día con la sensación de vivir al borde del estallido. No es metáfora. Es un estado emocional colectivo que se ha vuelto rutina. Vivimos en un país donde cada amanecer trae un nuevo sobresalto, una nueva indignación, un nuevo incendio mediático que devora cualquier reflexión. Aquí, la sorpresa dejó de existir porque el escándalo se volvió costumbre. Y cuando una sociedad normaliza el temblor, pierde el rumbo. México arde a diario, sí, pero no avanza.
La secuencia de hechos recientes lo ilustra con brutal claridad. En marzo, el hallazgo de un rancho en Jalisco utilizado por el CJNG como centro de entrenamiento y desaparición de personas estremeció al país. Antes de comprender su dimensión, en junio surgió la filtración de cinco terabytes de documentos de Televisa que exhibían estructuras de manipulación pública y campañas de desprestigio. En septiembre, se destapó el entramado del huachicol fiscal, una red de contrabando que conectaba empresarios, militares y funcionarios. En octubre, la explosión de una pipa de gas en Iztapalapa recordó la fragilidad urbana y la precariedad de miles de familias. Y en noviembre, el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, reabrió el debate sobre los límites del Estado frente al crimen organizado.
Cada episodio sacudió al país. Cada uno merecía estudio, reflexión y política pública. Pero ninguno la tuvo. No porque falte capacidad, sino porque la dinámica nacional impone otra lógica: la lógica del escándalo inmediato. Antes de asimilar un hecho, otro más estridente ya exige atención. México vive atrapado en una tormenta de amplificación mediática que consume todo lo que toca.
A estos episodios se suman crisis que avanzan sin solución estructural: la inseguridad que persiste, la falta de agua en regiones enteras, la violencia familiar que crece, los homicidios sin justicia, los fenómenos naturales que revelan fisuras institucionales. Frente a ello, el país conversa, debate, se indigna, pero no trasciende. Los escándalos generan conversación, pero no cambio. Generan ruido, pero no soluciones. El drama nacional es que hemos construido una cultura donde la estridencia sustituye al análisis y donde la polarización cancela la inteligencia colectiva.
México reacciona antes de comprender. Opina antes de informarse. Y juzga antes de pensar. Cada grupo convierte el escándalo en bandera y cada trinchera impulsa su propio relato. Mientras tanto, los problemas reales permanecen intactos.
No podemos permitir que la nación se disuelva en la espuma del día. El país que queremos no se construye desde el sobresalto, sino desde la responsabilidad.
El rumbo de México no nacerá del ruido, sino de la reflexión. No crecerá desde la indignación, sino desde la acción. Y no se sostendrá en el escándalo, sino en la conciencia de cada familia y en la decisión diaria de construir, no destruir.
El escándalo puede sacudirnos. La reflexión puede despertarnos. Pero solo la acción puede salvarnos.
#ParaSerMejores sabiduría e inteligencia
Dr. Jeremías Zúñiga Mezano
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Licenciado en Derecho con múltiples postgrados. Destacada trayectoria como Presidente de Comunidades Seguras en Veracruz, Director Académico en la Universidad de las Naciones, y Catedrático Universitario en los niveles de Licenciatura, Maestría y Doctorado. Reconocido analista económico, político y social en medios de comunicación, articulista y conferenciante sobre temas de seguridad
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