Fuentes oficiales no son sinónimo de certeza

  • Jorge A. González
Una de las obligaciones más básicas del periodista es corroborar sus datos y seleccionar sus fuentes

El ser humano nunca será perfecto, pero siempre tendrá la posibilidad de ser perfectible. 

Una de las obligaciones más básicas del periodista es corroborar sus datos y seleccionar sus fuentes.

De ninguna manera debemos confundir fuentes oficiales con fuentes de veracidad o de certeza.

Para nada la fuente oficial es sinónimo de lo más cercano a la verdad, que también es relativa.

La fuente oficial es simplemente el parte que dan las autoridades, bajo sus propios criterios y restricción.

La información institucional es para muchos periodistas el Santo Grial, datos que son tomados por ellos como definitivos e irrefutable.

Justamente las autoridades -llamadas fuentes oficiales- a través de la historia nos han demostrado que son las menos interesadas en que la información pública sea pública.

Son ellos quienes pretenden controlar el flujo informativo, maquillar cifras, ocultar hechos y omitir acciones.

Jamás se debe dar por sentado que la fuente oficial es ley, sólo tiene carácter de institucional, pero no garantiza certeza.

En otros países como Estados Unidos y España los periodistas más experimentados prefieren confirmar sus datos hasta con tres fuentes,  antes de hacer públicos sus trabajos.

Hay que recordar que el periodista tiene una doble responsabillidad: la ética desde la parte profesional; y la social,  con la ciudadanía.

Ante este contexto, la televisora de mayor impacto en el país solicitó a su fuente, aclare, se retracte o se disculpe públicamente por haber dado un dato erróneo que ellos mismos replicaron.

Y es que el Almirante Ángel Enrique Sarmiento Beltrán, Subsecretario de Marina, dejó estupefactos a los periodistas de la televisora y  otros medios de comunicación cuando dijo que nunca existió la niña "Frida Sofía".

Se trata de la supuesta niña del Colegio Repsamen, que muchos esperaban ver por su pantalla de televisión cómo era rescatada en tiempo real: "aquél agelito" que tenía a la audiencia y a las redes sociales con el alma en un hilo.

El personaje de Frida Sofía tomó tal relevancia, que se convirtió en un fenómeno social de tal magnitud que comenzó a viralizarse en redes sociales.

Televisa hizo su parte al dedicarle nueve horas de transmisión en vivo a lo que se esperaba sería un heroico rescate de la menor; de la que afirmaban,  se comunicaba, era hidratada y decía su nombre.

Al final, el Almirante borró de golpe esa imagen  en la que casi todo México pedía un milagro, incluso hasta gente del extranjero -vía redes sociales- ofrecían sus plegarias por encontrar viva a la inocente niña.

Es claro que la fuente informativa no está obligada a hablar con la verdad, pero el periodista sí tiene la obligación de verificar si sus datos coinciden con la realidad.

Nos leemos hasta la próxima.

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