El reto de pasar de espectadores a protagonistas en la vida pública

  • Jeremías Zúñiga Mezano

Todos los mexicanos compartimos aspiraciones similares. Queremos vivir en un país más seguro, próspero y justo. Anhelamos un empleo estable o un negocio con certeza jurídica, acceso digno a la salud, educación de calidad para nuestros hijos y comunidades donde podamos desarrollarnos sin miedo. Sin embargo, nuestros deseos no siempre se convierten en acciones que los hagan realidad.

La pasividad ciudadana es quizá uno de los problemas menos visibles pero más graves de la vida pública mexicana. Nos hemos acostumbrado a analizar la política desde la comodidad del sofá, a quejarnos en redes sociales o a opinar en conversaciones de sobremesa. Esa actitud convierte a millones de ciudadanos en espectadores de la democracia, mientras otros —muchas veces movidos por intereses particulares— toman las decisiones que definen nuestro futuro.

El costo de esta indiferencia se refleja en problemas que persisten año tras año. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, México registró más de 30 mil homicidios dolosos en 2024.

A su vez, el INEGI documenta niveles preocupantes de deserción escolar y precariedad laboral que afectan sobre todo a los jóvenes. Estos fenómenos no se resuelven con discursos aislados ni con esperar soluciones mágicas, sino con la participación activa de la ciudadanía.

La experiencia internacional ofrece lecciones claras. Países que lograron avances significativos en seguridad, economía y bienestar comparten un rasgo común: una ciudadanía comprometida. No se limitaron a exigir cambios, se convirtieron en parte de ellos. La evidencia confirma que el futuro de una nación no depende únicamente de sus instituciones, sino del grado de participación de su gente.

Convertirse en protagonista de la vida pública no significa militar en un partido político. Implica entender que cada acción cuenta. Desde asistir a juntas escolares hasta integrarse en asociaciones vecinales, desde vigilar la aplicación de recursos públicos hasta exigir transparencia, todas son formas de ejercer poder ciudadano.

En síntesis, México necesita menos comentaristas y más constructores. Ser crítico es necesario, pero ser constructivo es indispensable. La democracia no se fortalece solo con votos cada seis años, sino con acciones cotidianas que reafirman el compromiso con el bien común.

El futuro del país no se edificará desde la pasividad, sino desde la acción organizada y constante de millones de ciudadanos. Pasar de espectadores de la democracia a protagonistas de la vida pública es el único camino para garantizar un México más justo, seguro y próspero.

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Dr. Jeremías Zúñiga Mezano
Presidente de Comunidades Seguras en el Estado de Veracruz

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Jeremías Zúñiga Mezano

Licenciado en Derecho con múltiples postgrados. Destacada trayectoria como Presidente de Comunidades Seguras en Veracruz, Director Académico en la Universidad de las Naciones, y Catedrático Universitario en los niveles de Licenciatura, Maestría y Doctorado. Reconocido analista económico, político y social en medios de comunicación, articulista y conferenciante sobre temas de seguridad