Cuatro años de transformación están en marcha
- Darío Suárez
El pasado 14 de noviembre los partidos políticos de oposición, PAN-PRI-PRD, empresarios y grupos cupulares que existen en nuestro país, y cuyos intereses se ven afectados por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, dieron muestra del repudio hacia su administración y, con el pretexto de la defensa del Instituto Nacional Electoral, salieron a las calles con la exigencia “El INE no se toca”.
Esta marcha realizada por miles de personas, cuyo número también ha sido tema de debate, ya que unos argumentan simplemente asistieron 12 mil, mientras otros se asestan la ambiciosa cantidad de 200 mil, también estuvo caracterizada por la ignorancia de muchos de los asistentes, quienes al ser entrevistados argumentaron:
1. El Presidente quiere desaparecer el INE. ¡Mentira! No es lo mismo reformarlo que desaparecerlo. Es más la iniciativa presidencial no propone nada parecido en lo más mínimo.
2. Se quiere regresar al pasado, como cuando la Secretaria de gobernación controlaba las elecciones. ¡Mentira! El nuevo INEC también conservaría su autonomía como organismo.
3. México no merece una reforma electoral impulsada por una sola voluntad. ¡Mentira! En el 2014 también se llevó a cabo una reforma electoral al entonces IFE impulsada por el gobierno de Enrique Peña Nieto, apoyada por los partidos de oposición (PAN-PRD) pero porque en nada afectaba a sus intereses, al contrario, les regalaba la reelección inmediata en diferentes niveles hasta por 3 periodos consecutivos.
4. La reforma tendrá altos costos si no es producto del consenso de las principales fuerzas políticas del país. ¡Mentira! Lo que sí es necesario es sacar las manos de los partidos políticos del INE, ya que a pesar de las últimas reformas la presidencia este instituto se ha convertido en un puesto político para los partidos y en un resguardo de familiares, amigos y demás parentescos políticos.
Para muestra dicho botón, y de lo que sí sería necesario hablar en este sentido, es de lo factible que es la reforma para subsanar diferentes fallas al interior de dicho instituto, por ejemplo: el alto costo de los procesos electorales, de la conveniencia del voto digital, de los miles de millones de pesos que se destina a los partidos políticos y del sin fin de privilegios de los que goza la burocracia de un instituto cuya finalidad es unicamente organizar las elecciones.
Pero esto no termina aquí, el próximo 27 de noviembre y después de la marcha realizada el pasado 13 del mismo mes, el presidente López Obrador ha anunciado su mega marcha para conmemorar cuatro años de haber asumido el gobierno de México e iniciar la transformación del país, la cual se plantea como objetivo abarrotar el zócalo de la Ciudad de México para demostrar la fortaleza de su gobierno y reiterar su legitimidad como el segundo presidente más popular del mundo.
Esto se pone más interesante y se verá de qué cuero salen más correas, por un lado, el grupo opositor “unidos” del empresario Claudio X. González, apoyado por los partidos cuyos intereses han sido trastocados, y por el otro, el gobierno del presidente López Obrador, cuya legitimidad es innegable siendo el único político en México que puede reventar el zócalo de la capital para demostrar la fortaleza de la cuarta transformación.
De esta manera, somos testigos de la lucha entre el poder político y el poder económico, por un lado quienes pretenden a través de un modelo económico más social y más humano lograr el crecimiento y el desarrollo del país, beneficiando en primera instancia a los que menos tienen y, por el otro, quienes pretenden seguir conservando sus privilegios disfrazándose de luchadores por la democracia y utilizando a quienes quizás sí aspiran a tener una mejor nación.
Es cuanto.
fm