Y el 9… ninguna se movió
- Jesús Alberto Velázquez Flores
24 horas después de las grandiosas marchas que se hicieron en cada estado de la república, conmemorando el Día de la Mujer y luego de la condena de parte de las mujeres contra el Gobierno Federal y estatales, finalmente llegó el 9 de marzo: día marcado para ese trascendental recordatorio que harían las mujeres de este país hacia la sociedad en general y, principalmente, hacia ese mismo Gobierno que ha desatendido el tema de los feminicidios, del acoso laboral y sexual, de las amenazas, de los golpes y de todas aquellas acciones que dañan al género femenino.
#UnDíaSinNosotras, así llamado y recordando aquella película “Un Día sin Mexicanos” -incluso con las mismas funestas consecuencias- el país y los estados, vivieron la ausencia de las mujeres, las clases se paralizaron, las actividades económicas detenidas, los trámites, las cadenas televisivas, las diversas oficinas tanto del propio Gobierno como privadas, las tiendas cerradas; los grandes corporativos se vieron rebasados por la falta de asistencia de ellas a sus trabajos y, en suma, una protesta que verdaderamente enrareció el clima en el país.
Dos eventos seguidos, enmarcados de manera distinta: un día antes, las mujeres salieron a las calles a protestar por la falta de atención y compromiso de sus gobernantes para con el género, la impunidad con la que día a día desaparecen y matan mujeres en este país, entre otras muchas protestas. Ese día, vimos mujeres de todos los ámbitos de la vida, desde el perfil político, pasando por artistas, periodistas, mujeres trabajadoras, amas de casa y profesionistas, todas, de cualquier estrato social, se manifestaron por las mismas causas, enarbolando principalmente la bandera de la inseguridad que el sistema actual vierte hacia ellas diariamente.
Al día siguiente, las mismas mujeres que protestaron, desparecieron. Las ciudades se vaciaron, las tiendas cerraron, los bancos presentaron problemas para funcionar y, en general, hicieron notar plenamente su ausencia.
Cabe destacar que, con ello, se espera que tanto el Gobierno como la sociedad, despierten, y que a quien le corresponde, empiece a brindar la seguridad que tanta falta hace. Asimismo, se espera un castigo ejemplar a todos aquellos feminicidas; a quienes atentan y lastiman a las mujeres y a las niñas.
Es tiempo de que nuestros gobernantes tomen el tema como una prioridad, lejos de las subastas, las rifas, las “mañaneras”, los pleitos políticos y todas esas banalidades que hoy preocupan y ocupan al Presidente de la República y sus gobernadores.
Hoy es tiempo de empezar a aplicar protocolos de protección, aplicar la justicia e inhibir de manera real los crímenes en contra de mujeres y niñas, así como implementar políticas públicas que generen una verdadera igualdad entre los géneros, además de reconocer que como sociedad les hemos fallado y empezar a enmendar el camino.
No deseamos que este día se vuelva a repetir. Recordemos que esto fue solo un ejemplo de cuánto necesitamos a las mujeres en todos los rubros de la vida cotidiana, así que como hombres, nos toca empezar a alzar la voz por el respeto de los géneros, por la igualdad, por la justicia y como se dijo incontables ocasiones el Día de la Mujer: no permitamos que caiga una más, que se escuche y haga palpable el #NiUnaMenos, no solo en su voz, sino en la voz y respaldo de todos.