El Presidente vs Andrés Manuel López Obrador
- Jesús Alberto Velázquez Flores
En 1976, José López Portillo llegó a la Presidencia de México con 97 por ciento de los sufragios a su favor. Seis años después, Miguel de la Madrid Hurtado haría lo propio con el 70 por ciento de los votos. Mientras que en 2018, Andrés Manuel López Obrador alcanzó la silla presidencial con el 53 por ciento.
Aquellas tres elecciones significaron al Presidente en turno los más altos porcentajes en la historia moderna de México.
Sin embargo, los sexenios del 76 y 82, se recuerda que estuvieron marcados por grandes problemas que mermaron la economía del país y hoy, al parecer llevamos el mismo rumbo.
Andrés Manuel logra el triunfo ostentándose como la gran esperanza para los mexicanos que, cansados de los políticos tradicionales, se volcaron a las urnas para encumbrar al político tabasqueño. Pero como en aquellos viejos tiempos, muy poco ha durado el entusiasmo: en poco más de un año de gobierno, México se ha visto sumergido en la mayor ola de violencia de que se tenga memoria.
Delitos de alto impacto entre los que destacan feminicidios, secuestros, crimen organizado, se han desatado. Además, la economía del país ha caído en una recesión de la cual no se tiene antecedente en los últimos años. De igual forma, las relaciones políticas con la oposición han desaparecido para dar paso de nueva cuenta a los regímenes de un solo hombre, que nos hacen recordar, incluso, aquellos sexenios de López Portillo y Miguel de la Madrid.
El populismo insaciable, la terquedad y necedad del Presidente lo enfrenta gravemente… contra el otrora candidato López Obrador.
Poco o nada queda de aquel hombre que organizaba marchas para protestar contra las injusticias y la falta de eficiencia de los gobernantes en turno. Hoy, a quienes se les ocurre hacer u organizar una marcha en contra del presidente, son tildados de “conservadores” y “gente mala que busca la desestabilización de su Gobierno”.
Ahora, los delincuentes no son castigados, olvidando cómo aquel opositor al régimen exigía el castigo inmediato de los malos y la pronta solución al problema de inseguridad que se daba en los sexenios de Felipe calderón y Peña Nieto.
Asimismo, actualmente ya no se puede ni protestar porque las gasolinas son caras o la luz no baja sus costos. Tampoco las mujeres pueden organizarse para protestar por la ola de feminicidios que se han desatado ni los empresarios pueden quejarse de la falta de políticas acertadas en materia económica, porque entonces son “fifís”. Tampoco la prensa puede criticar porque entonces son medios “chayoteros”.
En suma, la realidad enfrenta al Presidente de la República contra el pasado Andrés Manuel López Obrador y esas grandes incoherencias entre uno y otro deja en estado de indefensión al pueblo de México.
La popularidad del presidente va a la baja y no es para alegrarse, porque los afectados seremos todos los ciudadanos de este país, pues no olvidemos los resultados de aquellos sexenios en donde la oposición desapareció y el poder se concentró en un solo hombre y su partido. Fueron los peores años para México y, al parecer, esta lucha entre el Presidente y Andrés Manuel, nos puede llevar a un resultado tan funesto como aquellos.
No hay opción, en esta lucha de uno contra uno, sería prudente recordarle al Presidente lo que decía el candidato: los mexicanos ya no queremos un “país donde no pasa nada “.
¿Se acordará?