Cuidado de personas adultas
- Mujeres Que Saben Latín
Durante siglos en las sociedades se estableció que el cuidado de las personas adultas mayores les correspondía a las mujeres, algunas hasta dejaban de lado su vida para dedicarse por completo a esta tarea, que sin duda no era sencilla.
Como parte de esa educación, se establecía que la hija más chica no se casaba y se dedicaba por completo al cuidado del padre y la madre, eran las cuidadoras. Los hijos como proveedores no tenían que hacerlo y se les disculpaba hasta del alejamiento familiar.
Las sociedades están en transformación y se impulsan otras formas de educación y convivencia, porque las propias necesidades cambiaron. Las familias ya no son las tradicionales y por ello en los hogares los procesos de organización también son diferentes.
En el cuidado de las personas adultas que registran alguna enfermedad y que en ocasiones tienen problemas de movilidad, tienen que involucrarse todos los integrantes de la familia, no sólo les corresponde a las mujeres. Y es que la edad y una enfermedad afectan de manera distinta a cada persona.
En este tema hay aún reticencias, porque se cree que los hombres no deben hacerse cargo, y este tipo de aprendizajes los puede tener cualquier persona sin problema.
Por experiencia propia, cuando mi madre tuvo que permanecer en cama, entre hermanas y hermanos nos correspondió compartir la responsabilidad de su cuidado, y tuvimos que organizarnos en nuestros trabajos para turnarnos en su atención, porque es una tarea que al paso del tiempo es agotadora y desgastante.
Otra caso lo veo con un familiar cercano, del cuidado de una mujer adulta sólo se encarga una hija, aunque hay otras personas que también pueden colaborar, sin embargo, no lo hacen, dejándola sola y propiciando que la que cuida también se enferme ante el agotamiento.
También se conocen otros, de hombres y mujeres que son abandonados porque nadie quiere hacerse cargo de ellos, propiciando que vivan en las peores condiciones, al considerarlos un estorbo.
Hay mucho por reaprender en este tema, hay que propiciar relaciones familiares en igualdad, que no dañen a nadie, porque el cuidado de las madres y padres es algo que tenemos que hacer como parte de nuestra educación, y en caso de que el trabajo no lo permita contribuir de otra manera.
Las mujeres no somos responsables de estas actividades, es necesario que se involucren los hermanos, hijos, tíos, y demás familiares. Aunque ahora sabemos de diversos programas de atención y cuidado, siempre las que participan son las mujeres, es hora de cambiar esta educación e ideas que no funcionan, para contribuir a una sociedad más justa e igualitaria.