2018: el colapso presidencial…

  • Juan de Dios Andrade
EPN: 'acentricidad'. 'Ñoño' Barbosa. Refundación PRI. Dela Mazo. MEA gubernatura

Se especulaba que el Presidente había caído por debajo de los 20 puntos de aprobación ciudadana, luego de la invitación a Donald Trump. Con el gasolinazo, con mayor razón. Los datos dados a conocer por Consulta Mitofsky, confirman un riesgoso 17 % en medio de una fuerte presión económica y política: una deuda bordeando el 50% del PIB y que Agustín Carstens advertía, el año pasado, que rebasaba los límites de lo razonable; con el aumento en la gasolina y en otros productos y servicios, pegando de lleno en el bolsillo familiar. No faltan los que sospechan una caída más fuerte de Peña Nieto, que la difundida por Mitofsky…

‘Entre gitanos no se leen las cartas’, dice la sabiduría popular. Varias encuestas, dieron cuenta del repunte de Andrés Manuel López Obrador, mientras otras registraban que MORENA crecía de manera proporcional al desplome del PRI. Era lógico: lo de Andrés Manuel debía ser igual respecto a Peña Nieto. Mitofsky nos lo acaba de confirmar. En ese contexto, se agudizó una doble confrontación del tabasqueño: con Margarita Zavala y Josefina Vázquez Mota. Dos cosas se dan por supuesto: igual que ocurre en el PRI, la debacle irreversible del proyecto presidencial y la aparición de tendencias centrífugas en el PRI y en el PRD (en menor grado en otros ámbitos)…

“EPN y la ‘acentricidad sistémica’…”

Con el retorno a la Presidencia, el PRI apostó a restaurar el poder presidencial y con las reformas estuvo a punto de lograrlo. Pero hoy, el panorama es distinto. ¿Tiene solución la quiebra del Presidente? No, si la intención es resolverlo ‘directamente’. Sí, en caso que sea ‘indirectamente’…

Peña Nieto ya no tiene remedio y aceptarlo es requisito indispensable para la solución. ¿Se puede resolver un asunto insoluble? Sí, porque presenciamos la ‘acentricidad’ del sistema político, por usar el lenguaje de Niklas Luhmann. El Presidente ha dejado de ser el ‘centro’ político y todo intento por restaurarlo, favorece una salida autoritaria. La ‘acentricidad’ posee cierta lógica y hay que seguirla hasta el final…

Hay que ‘desaparecer’ al Presidente…

“La desaparición del Presidente…”

El problema es que la ‘acentricidad’ ocurre en medio del fracaso presidencial: violencia delictiva, corrupción e impunidad (atraso en los estados en el combate a la corrupción y no hay acciones contra exgobernadores señalados), escasos resultados económicos (Banxico acaba de recortar sus expectativas para 2017) y el gasolinazo con todas sus consecuencias. Les recuerdo que en el origen está presente la ‘Casa Blanca’, que fracturó la confianza en Peña Nieto. La ‘acentricidad’ deviene en ‘antisistema’ y el beneficiado es López Obrador…

Teniendo, de un lado, la ‘acentricidad’ como parte del proceso global y, del otro, la incapacidad de Peña Nieto y los casos de corrupción de la élite que encabeza, hay que ser consecuentes con el escenario y ‘desaparecer’ al Presidente. Más bien: ´debieron’ hacerlo cuando las encuestas reflejaron el derrumbe. Pero ellos mismos se entramparon: su nostalgia del pasado autoritario les llevó a apostar por restaurar al presidencialismo y comenzaron a ‘remar’ hacia atrás. Un gobernante débil mientras su Partido empuja hacia el autoritarismo, está coincidiendo con la corriente del populismo autoritario liderado por Andrés Manuel…

Cuando ocurre la bancarrota presidencial, hay que sacar al Presidente del ‘centro’ político, sin dejar el espacio vacío. Estando a la sombra, el idóneo para llenarlo es el Secretario de Gobernación. Una especie de separación de facto entre jefatura de Estado y de Gobierno. Similar a lo que hace meses propuso Manlio Fabio Beltrones. Una forma elegante de reconocer que Peña Nieto ‘no estaba dando el ancho’…

“El poder nubla la inteligencia…”

Las decisiones se tomaron en razón de la sucesión presidencial. Una maniobra de tal naturaleza convertiría a Miguel Ángel Osorio Chong en virtual candidato para 2018. Desecharon la idea para neutralizar a Manlio Fabio y a Osorio. De una manera artificial, se recurrió a Luis Videgaray en el escenario de la pugna con Donald Trump. No sopesaron que pesaría más la vapuleada de Trump y Luis no ha podido llenar el vacío, teniendo Peña Nieto que volver al ‘centro’…

Una restauración presidencialista tiene éxito si en el poder está un hombre fuerte. De lo contrario, ‘el agua seguirá su cauce’ y buscará externamente su cristalización. El resto lo hace el pragmatismo, lo que explica el éxodo de priistas hacia MORENA. Pero también de perredistas. PRI y PRD son presa de dos fuerzas centrífugas: hacia MORENA y hacia el PAN…

“Las travesuras del ‘Ñoño’ Barbosa…”

El ‘Ñoño’ Barbosa hizo su travesura, sabiendo que no le pueden hacer nada: no hay proceso electoral y no hay candidatos. Quiere ser la opción a gobernador en Puebla y amaga con irse con AMLO. ¿Se opone a la alianza con el PAN? No necesariamente. Dijo que el PRD no debe convertirse en el ‘PVEM’ del PAN (‘dar todo a cambio de casi nada’). Se coloca a medio camino: sabe que la pugna en el PAN (entre Margarita,  Anaya y don Máximo, exgobernador de Puebla), podría abrir el espacio para ser él quien encabece la alianza. A la vez, visualiza el desgaste del PAN poblano y la fortaleza gradual de MORENA. Pudiendo funcionar de un lado o de otro, presiona para negociar en las mejores condiciones…

Alejandra Barrales tenía un pacto con Miguel Ángel Mancera para que él fuese la carta a jugar para la Presidencia y ella para la Ciudad de México. Pero Mancera no despega y Alejandra piensa que el acuerdo debe ser con el PAN, salvando su proyecto. Además están en juego las gubernaturas de Morelos y Tabasco. De ser Barrales en alianza, el PAN tendría que descobijar a Xóchitl Gálvez. MORENA valora entre Ricardo Monreal y hacerle ‘ojitos’ a Xóchitl…

Barrales necesita una alianza exitosa con el PAN en Edomex, negociando con Héctor Bautista la candidatura de Juan Zepeda, como paso previo de presión para pactar una alianza local. Formal o de poderes fácticos…

“La refundación del PRI…”

Alfredo del Mazo estaba vetado por Carlos Salinas de Gortari. Junto con la debilidad del Presidente, se abrían posibilidades para que Eruviel pudiese imponer a su preferida. Pero el acercamiento de los Hank y los Del Mazo con don Máximo, llevaron por otro camino. Designar a Alfredo resultó crucial para mantener el poco prestigio que le queda a Peña Nieto al interior del PRI. La salida de Claudia Ruiz Massieu de la SRE, parecía la ruptura con Salinas. Pero el paso de Carolina Monroy del Partido a la campaña de Alfredo y el arribo de Claudia al PRI, tiende a neutralizar los riesgos de una ruptura interna…

Vamos a ver si implica revivir el proyecto de Carlos Salinas (o mejor dicho: de Manuel Camacho y de José Francisco Ruiz massieu), en el sentido de refundar al PRI como Partido de la Solidaridad Nacional (o quizá con otro nombre). En aquel momento, se pretendió impulsar la idea desde SEDESOL y la CNOP. Pero los ‘dinosaurios’ jugaron en contra y se canceló…

“Alfredo en la encrucijada…”

La élite política mexiquense apuesta a que ocurra una doble ruptura: en el PAN y en el PRD, en la disputa por la alianza y las candidaturas en el Estado de México. De ocurrir el naufragio de Josefina Vázquez Mota o si el Tribunal fallase en su contra, lo que fracturaría al Partido, aumentarían las posibilidades de triunfo de Alfredo. ¿Qué caso tendría si las encuestas indican que al PRI no la alcanza para 2018, ni siquiera ganando en territorio mexiquense? Mucho, pero sólo en caso de aprovecharlo para proceder a la refundación del Partido…

Les recuerdo que en otro plano posicionan la posibilidad de incluir, de algún modo, al hijo del malogrado Luis Donaldo Colosio (que precisamente encabezó el proyecto de un nuevo partido, cuando estuvo en SEDESOL)…

Un eventual triunfo de Alfredo del Mazo no sería para esperar ‘la llegada de la muerte’ en 2018, sino para dar paso a la cuarta etapa del PRI. De paso cuartear a López Obrador, Margarita, Anaya y don Máximo. Vamos a ver cuál ruta seguirán…

“El enigma de Puebla-Edomex…”

Al PRI no le bastaría el puro triunfo en el Estado de México para retener el poder en 2018. De ganar PAN-PRD o MORENA, sus respectivos aspirantes sí darían un paso gigantesco rumbo a la Presidencia. Ganarle al PRI en el terruño del Presidente, no es cualquier cosa. El efecto político y anímico sería demoledor entre los priistas, dando rienda suelta a la fuga rumbo a un polo o al otro. De ganar Delfina Gómez, López Obrador iría camino a Los Pinos, pues ella depende de la fuerza adquirida por el de Tabasco, desgranándose los gobernadores y priistas en la orfandad en varios lugares…

Ricardo Anaya y Margarita se disputarían la paternidad de un eventual triunfo de Josefina, sobre todo el primero. Un segundo lugar, no muy distante del primero, mantendría vivas las aspiraciones de Anaya pero lo metería en dificultades con Margarita y tendría que dejar Puebla en manos de don Máximo para bajar presión…

Pero un tercer lugar de Josefina acabaría con el proyecto presidencial de Anaya, consolidándose don Máximo, que se haría con la candidatura presidencial y con la gubernatura poblana para Martha Erika. Pero la gubernatura de Puebla y candidaturas que le acompañarán, no son cuestión de ‘quitar y poner’ a unos u a otros…

Si Edomex fuera un gran trampolín hacia 2018, Puebla igualmente. Desde el ámbito panista, sea por hegemonía de un grupo o por acuerdo forzado, una fractura los pondría en riesgo de perder la Presidencia y la gubernatura a la par…

“La sombra de Martha Erika…”

Al margen de quién sea candidato panista a gobernador y cómo se repartan las demás posiciones, tienen que garantizar que serán una sola maquinaria electoral en 2018. No es tan simple como atraer las designaciones poblanas por parte del CEN, ni el fallo del TEPJF a favor de Ulises Ramírez en Edomex (que el fin de semana avaló a Josefina), sentando un precedente para Puebla y resto del país. Si don Máximo no fuese candidato presidencial, lo más probable es que dejen Puebla en sus manos para no perder por las divisiones internas. Anaya sería el más proclive, que desea colocar a Marko Cortés en la dirigencia panista. Pero de ser el exgobernador candidato, con mayor razón Martha Erika sería gobernadora…

¿Esto liquida las posibilidades de Eduardo Rivera para la gubernatura? Nadie puede asegurar el futuro, pero el exalcalde tiene solo una posibilidad de ser candidato: que ‘garantice’ el triunfo, aún con ruptura. A ningún aspirante presidencial le haría gracia perder Los Pinos por descarrilar Puebla. Los adversarios tanto de él como de don Máximo, van por una imposición del CEN que derive en fractura. Si Eduardo no pudiese garantizarlo, el camino sería el Senado, para reintentarlo en 2024…

Se abren variables para Eduardo Rivera, incluyendo la gubernatura, aunque Martha Erika mantiene mayor margen. Mientras tanto, don Máximo sigue de gira por todo el país, desentendiéndose de Josefina…

Hasta entonces…

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