Javier Duarte: también en el PRI apesta
- Mussio Cárdenas Arellano
Hiede, apesta, Javier Duarte. Lo repudia el PRI y lo increpan los alcaldes, su partido por las corruptelas que llevaron a la debacle electoral, perdido Veracruz, echado del poder, y los otros por un desplegado infame que lo exime del robo y el saqueo, la violencia y el vínculo con el crimen organizado.
No se diluyen los polvos de la escaramuza peñista contra Javier Duarte y el nuevo líder nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, lo sitúa de nuevo sobre el volcán.
Hace el recuento de la derrota, su discurso en la autocrítica, en el repaso del fracaso electoral, perdiendo siete de 12 gubernaturas, el 5 de junio, atribuyendo el descalabro a la corrupción de los gobernadores, a sus errores, al desprecio a la sociedad.
“Cuando uno de nuestros militantes le falla a la sociedad y se corrompe, lastima profundamente al partido y a todo el resto de sus militantes y simpatizantes, nos lastima a todos”, dice Ochoa Reza luego de rendir protesta.
Es inaceptable, agrega, tapar el sol con un dedo. Se debe reaccionar y el PRI tiene que ser garante de la honestidad de sus gobiernos.
Lanza el dardo en la reunión del Consejo Político Nacional que lo elige, surgido de las segundas filas del PRI, de la mano del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien lo envió primero a la Comisión Federal de Electricidad y tras el descalabro de Don Beltrone —Manlio Fabio— y su renuncia, lo mueve a operar la sucesión desde el tricolor.
Habla Ochoa Reza también con la sombra de la corrupción, aquella mentira con que quiso ser consejero electoral, negando su militancia al PRI, mientras ahora exhibe la vieja credencial que revela que fue priista desde su juventud.
Su discurso es una lectura del fracaso: perdió el PRI por la corrupción.
Y ahí los Duartes, el de Veracruz y el de Chihuahua, y Borge el de Quintana Roo, que luego el saqueo armaron blindajes sin pudor, leyes y organismos anticorrupción, con funcionarios y magistrados a modo, empleados y lacayos que les sirvieran para evadir la ley.
Apenas el lunes 11 la Presidencia de México y la Procuraduría General de la República anunciaban que interpondrían acciones de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación contra Javier Duarte y Roberto Borge por violar los principios del Sistema Nacional Anticorrupción.
Javier Duarte implementó su burbuja de impunidad con leyes que se adelantaron a la promulgación de la legislación federal anticorrupción, con una Fiscalía y una Sala Especializada con peleles salpicados de un negro historial —Portilla y Lu-pilla Porras—, amén de que los gobernadores salientes no pueden conformar organismos a modo para burlar la acción de la justicia.
Martes 12, otro misil. Lo lanza Ochoa Reza. Sitúa a Javier Duarte en el centro del huracán, sobre el gobernador de Veracruz la atención nacional, el escándalo del saqueo, el desvío de recursos, el enriquecimiento ilícito, la simulación.
“Tenemos que ser un partido —precisa Ochoa— que señale la corrupción de los gobiernos emanados de nuestras filas, que exija su fiscalización e incluso destitución”.
Dice que su militancia “debe adoptar las mejores prácticas en transparencia y rendición de cuentas, impedir el acceso a candidaturas en todos los niveles de gobierno, de personas que tengan algún antecedente de corrupción.
Y plantea la creación de un órgano anticorrupción dentro del PRI, Abre el debate, la discusión, el tema toral, como si la corrupción no fuera consustancial al PRI, su motor, la llave de candidaturas, el pasaporte al poder.
Su discurso es demagogia pero la demagogia también sirve para exhibir y denostar, para fustigar y golpear, segunda embestida en apenas 24 horas contra Javier Duarte. Primero Peña, luego Ochoa.
No salía de una Javier Duarte cuando ya se había metido en otra.
No acudió a la reunión del Consejo Político Nacional del PRI y fue mejor. La voz de Ochoa Reza se centró en la corrupción de los gobernadores, en el impacto que provocan en su partido, en los votos que restan, en el voto de castigo. Y todo mundo pensó en Javier Duarte.
Apesta también en Veracruz, dentro y fuera del PRI, peor cuando opera apoyos que nadie le quiere dar, la solidaridad de los que ha pateado, el respaldo de los que ha pisoteado.
Una carta de apoyo, suscrita por 128 alcaldes, el martes 12, le sirve para exigir a Peña Nieto calmar los ánimos del gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, sus afanes de adelantar la transición.
Decían en ella que Duarte debe gobernar hasta el 30 de noviembre cuando concluye su mandato, no retirarlo del cargo, no perturbar los tiempos.
Hasta ahí normal. Pero en la carta, dirigida a Peña Nieto y al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, exaltan los 128 alcaldes —Veracruz tiene 212 municipios— que Javier Duarte ha sido un baluarte de la obra pública y de la paz social.
Ahí reventó la farsa. Masacrados por la crítica, devorados en las redes, lo menos que se ganaron fue el reclamo porque si algo hizo Javier Duarte fue robar el dinero de los municipios, las participaciones federales, retenidas y desviadas en la Secretaría de Finanzas y Planeación.
Peor lo de la paz social cuando cogobierna con el crimen organizado, su policía estatal al servicio de los malosos, levantando inocentes y entregándolos para luego desaparecer. Así funciona el Cártel de Duarte.
Un día después comenzó el deslinde, acusando los alcaldes que nunca conocieron el texto, indignados unos, reacios a declarar y aclarar la mayoría, pusilánimes y mediocres casi todos, porque si algo no ha garantizado Javier Duarte es paz social y ha retenido las participaciones federales.
No se sabe quién la haya firmado. Joaquín Caballero Rosiñol, de Coatzacoalcos, lo niega; Héctor Cheng Barragán, de Minatitlán, lo evade; Juan Manuel Diez Francos, de Orizaba, lo elude.
Resume el periodista Mario Zepeda, jefe de la corresponsalía de Diario del Istmo en Minatitlán, la postura de Caballero:
“El alcalde de Coatzacoalcos, Joaquín Caballero Rosiñol mencionó que no firmó y desconoce el contenido de la carta. Sin embargo, señaló que ha sido y seguirá siendo institucional con el gobierno estatal”.
Héctor Cheng le dice al reportero Lázaro Rodríguez:
“Nosotros somos muy respetuosos de los temas federales. Al Gobernador siempre le hemos brindado el apoyo, siempre lo hemos acompañado con todo el trabajo que se ha venido realizando, pero de los temas federales somos muy respetuosos”.
Y precisa:
“Del documento que usted me está preguntando, desconozco del tema, no sé de qué documento me está hablando”-
Diez Francos igual:
“No sé de qué me hablas no firmé ninguna carta de apoyo a Duarte. No he firmado nada de mi puño y letra y no he enviado cartas a nadie”.
Operó el engaño Marilda Rodríguez Aguirre, ex diputada local fidelista, amiga de Javier Duarte con quien se echaba la copa en un bar aledaño al PRI estatal, con ellos Américo Zúñiga, Erick Lagos, Jorge Carvallo, según videos de la época, hoy directora del Instituto Veracruzano de Desarrollo Municipal.
Con Caballero estableció comunicación minutos después de las 11 de mañana, el martes 12. Le expresó que requerían que los alcaldes de Veracruz apoyaran a Javier Duarte. Accedió el edil y solicitó le enviara el texto.
Transcurrieron varias horas. A la una de la tarde Caballero insistió. Marilda respondió que en breve le haría llegar el contenido de la carta. Poco después de las 3 comenzó a circular el documento en redes sociales, recogido por los sitios de internet de los medios de comunicación, in crescendo el escándalo por la aseveración de que el desgobernador, en un clima de violencia, sangre y muerte, ha garantizado la paz social; en un ambiente de saqueo y corrupción, reteniendo participaciones federales a municipios, ha sido garante de la obra pública.
Caballero reclamó a Marilda Rodríguez que sin haber conocido el contenido de la carta la hayan hecho circular con su firma y la de otros 127 alcaldes.
A las 5:37 la directora del Instituto Veracruzano de Desarrollo Municipal envió un mensaje, en él la disculpa, sin argumento.
Nada abunda, sin embargo, Joaquín Caballero, timorato, sin enfrentar al gobernador en el ocaso de su poder. Américo Zúñiga, alcalde de Xalapa, exigió que primero le dieran a conocer del texto de la carta y luego la firmaría. No le llegó el contenido y su nombre no apareció entre los firmantes.
Apesta Javier Duarte en Los Pinos. Apesta en el PRI. Apesta en Veracruz. Es ejemplo de corrupción, que conduce a la derrota a su partido; es el tramposo que viola los principios del Sistema Nacional Anticorrupción para blindarse contra la acción de la justicia; es el mañoso que usa a los alcaldes de Veracruz para enfrentar a Peña Nieto y desafiarlo.
Sigue sin entender que ya no existe.
Qué show.
Archivo muerto
Va la basificación de la burocracia duartista y las rémoras del fidelismo. Va, no para 24 mil empleados sino 7 mil, excluidos los municipales y policías. Embiste de nuevo Javier Duarte, llevando sus cómplices en el Congreso de Veracruz el proyecto para impactar las finanzas del gobierno estatal, atar de manos a Miguel Ángel Yunes Linares, dejarlo sin recursos y consumar la quiebra financiera. Se trata el tema este jueves 14 y si tiene la mayoría que exige la ley, habrá burocracia duartista con base en la nómina del gobierno de Veracruz, desafiando de nuevo a Peña Nieto, rebelde Javier Duarte que no ceja en su intención de llevar a un callejón sin salida a Veracruz, pavimentando el camino de Morena a Los Pinos por el repudio social que habrá de cachar el partido de Andrés Manuel López Obrador en 2018. Replica Yunes azul. Advierte que habrá juicio político contra los diputados que se presten a consumar la basificación por su impacto financiero… A muerte, la disputa entre Juan Nicolás Callejas Arroyo, líder del Congreso de Veracruz, y el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares. Dialogaron y exhibió el cacique magisterial que su mejor es pose es permanecer hincado ante Javier Duarte. Lo tilda Miyuli de “rémora, un individuo que cuando le llamé con toda puntualidad y respeto para hacerle saber lo que afectaría a los veracruzanos que se aprobara esta barbaridad, la respuesta fue que el recibía órdenes del Gobernador del Estado”. Responde Callejas en conferencia de prensa, diputados de su rebaño circundándolo. Tilda a Yunes Linares de tirano, de Hitler, de Victoriano Huerta, que estando impugnada su triunfo, quiere asumir el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. ¿Y de la basificación de burócratas duartistas, qué? No toca el fondo. De ese nivel… “Te conozco —le dijo Yunes azul a Federico Lagunes—. Te conozco de hace 20 años”. Y el ínclito Pulgoso sólo atinó a decir que él tenía 52. “Te conozco” —agregó el todavía candidato de la coalición PAN-PRD al gobierno de Veracruz—. Su encuentro en el restaurant Rycka, en el malecón de Coatzacoalcos, seis días antes de la elección del 5 de junio, cerca el ex alcalde Rogelio Lemarroy, más cerca el ex regidor Alejandro Wong Ramos. Fidelista, duartista, aplaudidor cómplice y mensajero de infamias, Federico Canino tácitamente pierde el habla, descompuesto el gesto. Difícil salvar a quien eligió ser el periodista del infierno…