El arte detona la escritura

  • Alma Espinosa

Sin importar de qué asignatura se trate, la lectura literaria siempre tiene que estar presente en todas las clases. Los docentes tenemos la obligación de insertar libros de literatura en todas partes, con cualquier pretexto. Pero, claro, empecemos convirtiéndonos en maestros que leen de todo por el mero placer de hacerlo y seamos conscientes de nuestro rol como “contagiadores” y “recomendadores” de libros.

Una vez que logramos ser una suerte de doctores que recetamos libros para alimentar y, casi siempre, curar el alma, debemos pasar al siguiente reto: acercar a nuestros alumnos a las bellas artes.

En una plática reciente con estudiantes de especialidad coincidían, casi todos, en decir que no conocen museos, galerías o teatros de Xalapa y Veracruz; sin embargo, casi siempre que salen a otro estado se dirigen a los museos para conocer esa región.

La reflexión fue casi inmediata; un sentimiento de culpa se acompañó con un leve sonrojo por no conocer las opciones culturales de su ciudad. Si no se conocen los recintos culturales menos aún las actividades que se realizan, que, por cierto, casi siempre son gratuitas o con costos accesibles.

Al escarbar en la memoria, los estudiantes decían recordar que solo iban cuando el profesor de secundaria, prepa o universidad, se los pedía. La mayoría dijo haber disfrutado esas escapadas por galerías donde se exponían piezas impresionantes. Y fue en esas visitas donde se dieron cuenta que se la pasaban bien en ese ambiente.

Para revivir esa experiencia y para que conocieran los principales recintos culturales, se les pidió acudir a la Galería de Arte Contemporáneo para observar las exposiciones: “Serendipia” y “Presencia de China en México”. Para conservar fiel el formato escolar, se les pidió que pusieran por escrito sus experiencias.

El resultado fue mejor de lo que se podía esperar de estudiantes que tienen apenas cuatro sesiones de acercamiento a la literatura y a la formación de lectores. Casi sin darse cuenta, uno a uno comenzó a escribir textos que se acercaban mucho al género de la poesía. Esa fue la forma que encontraron para expresar lo que vieron, sintieron y vivieron al recorrer las galerías colmadas de piezas de arte.

Cuando en el aula todo se dificulta es porque no generamos un contacto con las bellas artes. En no pocas ocasiones docentes nos han llevado a salas de lectura a los estudiantes que ellos consideran más rebeldes, y, sin excepción, son los que mejores textos escriben, más atención ponen y más participaciones acumulan. Solo es cuestión de convertir a las bellas artes en los aliados/invitados diarios de nuestros salones de clases.

¿Qué hacer en la semana?

Conocer los recintos culturales de nuestras ciudades y sus carteleras. No hay nada como la sensibilización y capacidad de razonamiento que se alcanza al tener contacto con el arte.

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Alma Espinosa

Es originaria del Distrito Federal y desde hace más de una década radica en Xalapa. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Estudió la especialidad en la Enseñanza de la lengua y la literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa, donde actualmente es docente. Es egresada de la maestría en Literatura mexicana por la Universidad Veracruzana.

Actualmente cursa el diplomado para la Profesionalización de mediadores de lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Es mediadora del Programa Nacional Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido talleres relacionados con el tema de la lectura y la escritura, y desde hace dos años es una de las mediadoras que dirige la sala de lectura Equinoccios.

Como periodista ha trabajado en el Instituto Mexicano de la Radio, el periódico U2000. Crónica de la educación superior, y el Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana. Fue gestora cultural en la USBI Xalapa. Actualmente colabora en el área de Comunicación Social del Instituto Veracruzano de la Cultura.