Las mejores experiencias de una feria de libro
- Alma Espinosa
Sin pesarlo dos veces diría que la mejor experiencia y el mejor resultado de una feria de libro infantil y juvenil es ver las sonrisas y los ojos asombrados del público al que va dirigido precisamente una feria de esta naturaleza.
Sin pensarlo dos veces diría que el cansancio, las pocas horas de sueño, el mal comer y el mucho caminar siempre van a valer la pena por hacer que miles de niños y jóvenes conozcan nuevos universos en los libros, las palabras y los ritmos.
Sin pensarlo dos veces diría que la mejor forma de callar las palabrerías es hacer hablar a los protagonistas de la feria. No saben qué maravilloso se siente que una mamá te comparta que su pequeña hija siempre fue muy tímida, pero desde que entró a los talleres de lectura de la feria ha ganado plática y hasta sin pedirlo te comparte su poema favorito.
Sin pensarlo dos veces volvería a buscar la menor oportunidad para platicar con tanto escritor y promotor cultural tan interesante. Volvería a pedirle a los ilustradores que me enseñen sus originales y pediría que me leyeran nuevamente ese cuento que habla de cómo el odio se convierte en amistad.
Sin pensarlo dos veces volvería a trabajar con adolescentes y jóvenes entusiastas ávidos por participar en todo y por aprender de todos. Con aquellos que sin temor a equivocarse platican relajadamente con renombrados escritores y al día siguiente juegan y cuidan a los niños en los talleres.
Vaya, sin pensarlo dos veces volvería a correr, trabajar en equipo, divertirme y aprender en la feria más bonita del sureste mexicano. Haría nuevamente a un lado todas esas voces escandalosas que perdieron la oportunidad de sumar un nuevo título a su librero y una nueva amistad a su vida.
Las mejores satisfacciones para una mediadora de lectura que es también periodista es sentir el cansancio a cuestas iluminado con una sonrisa de satisfacción por haber sido parte de esas miles de sonrisas y ojos asombrados.
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Es originaria del Distrito Federal y desde hace más de una década radica en Xalapa. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Estudió la especialidad en la Enseñanza de la lengua y la literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa, donde actualmente es docente. Es egresada de la maestría en Literatura mexicana por la Universidad Veracruzana.
Actualmente cursa el diplomado para la Profesionalización de mediadores de lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Es mediadora del Programa Nacional Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido talleres relacionados con el tema de la lectura y la escritura, y desde hace dos años es una de las mediadoras que dirige la sala de lectura Equinoccios.
Como periodista ha trabajado en el Instituto Mexicano de la Radio, el periódico U2000. Crónica de la educación superior, y el Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana. Fue gestora cultural en la USBI Xalapa. Actualmente colabora en el área de Comunicación Social del Instituto Veracruzano de la Cultura.