El primero del gobierno yunista
- Eduardo Barrios
Inadmisible es el asesinato de Ricardo Monluí el domingo 19 de marzo a manos de sujetos armados en Yanga, Veracruz, que, como ya se ha vuelto tradición en estas tierras cruentas, se convertirá en motivo de una “inmediata investigación”, en palabras vacías porque generalmente se acompañan de inacción y complicidad dejando a un lado la verdad a la que todos tenemos derecho.
En todo caso habrá que estar atentos.
El reto de la administración yunista es enorme frente a un gremio sobajado, estigmatizado y acosado por los duartistas que dejaron un saldo de 17 periodistas asesinados aunque, de acuerdo a Articulo 19 van 22 asesinatos de comunicadores en el estado.
La anterior cifra coloca a Veracruz como “la entidad más letal para la prensa en México”, como refirió la organización internacional que trabaja a favor de la libertad de expresión.
¿Cuál será la diferencia entre los duartistas y yunistas?, ¿qué ofrecerán de novedoso para garantizar la integridad de los comunicadores?
Lo único que se observa desde el terreno de la política son acomodos, frente a un estado hundido en violencia y crisis económica.
El peso de las fosas
El tiempo va desvaneciendo como polvo en el viento las promesas de campaña de los azules, mientras que los aires de esperanza poco a poco se degradan a la par que se destapan fosas clandestinas en diversos puntos del territorio veracruzano que impactan e indignan.
En lo que va de marzo han sido encontrados 252 cuerpos en el predio Colinas de Santa Fe al norte del Puerto; el viernes se sumaron a los hallazgos 47 restos más de los que dio parte la Secretaría de Marina en Alvarado. Ese mismo día fueron ejecutados cinco hombres en Coatzacoalcos.
La seguridad fue una de las reiteradas promesas en aquellas golpeadoras campañas, hay que recordar que se prometió “tecnología de punta” para vigilar y garantizar el resguardo de todos los veracruzanos, ¿qué tanto esa tecnología garantizaba efectivamente la seguridad?
Aquí estamos, repitiendo la historia hasta que la administración actual no logre establecer claramente una diferencia frente a muchos años de priísmo en la entidad y defina concretamente mecanismos para superar una crisis de seguridad que a todas luces comienza a superar su capacidad de acción.
Parece ser que el gobierno sigue empeñado en una cacería de brujas como estrategia política a sabiendas que es poca su capacidad de acción frente a un estado en convulsión, el cual, hay que señalar y destacar, fue responsabilidad del prófugo Javier Duarte de Ochoa y su pandilla.
Vuelvo al punto de entrada, es sencillamente inadmisible el asesinato del periodista Ricardo Monluí, desde aquí demandamos justicia para calmar la angustia de sus familiares.
Lo invito a que me deje sus comentarios en mi cuenta de Twitter @EduardoBarrios_, por allá hablamos de todo en digital.