PERIODISTAS DE PIE. Se cumplieron tres años del crimen de la periodista veracruzana Regina Martínez. Los periodistas, de pie y con la cara en alto exigieron justicia al gobierno del Estado en la plaza Lerdo del centro de la capital.
Tuve la oportunidad de escuchar su indignación, de mirar su coraje, de caminar las calles con ellos a manera de marcha-manifestación, de pensar sus argumentos; pero sobre todo, tuve la fortuna de saludarlos y ver la valentía con la que enfrentan a la corrupción, a la impunidad y al poder indigno que gobierna hoy en día.
Muchos periodistas jóvenes que tomaron el micrófono para leer textos de Regina, aludiendo a su trabajo sobre el mal gobierno y la sociedad olvidada.
Ni los fuertes rayos del sol ni las miradas indiscretas de aquellos que veían a través de las ventanas desde allá enfrente impidieron que se hilarán ideas en torno a ese reclamo de justicia urgente.
Los periodistas veracruzanos no juegan a ser héroes, trabajan por una sociedad digna, porque ahora mismo viven en una tierra caliente, de algo riesgo para su profesión y para todos los ciudadanos.
Asesinar al periodista es matar la palabra de la sociedad. Icónica como siempre fue, Regina es el motivo clave para la defensa de las libertades de expresión, manifestación y pensamiento, incluyendo los derechos fundamentales del ser humano.
Es verdad que se dieron cita las orejas que espían, pero siempre estarán los oídos que escuchan. Estos periodistas que se manifestaron en la plaza (y aquellos que lo hicieron a través de la redes sociales) son visibles, citables y admirables; no se esconden bajo el velo del pseudónimo, ni generan cortinas de humo para callar ante la tiranía.
Después de la marcha por el centro de la ciudad, los periodistas colocaron una placa en las escalinatas de la plaza con el nombre de Regina Martínez. Con esa admiración que les tengo a mis amigos periodistas, me declaro su aprendiz. Hoy podemos decir que los periodistas siguen de pie.