Veracruz, Ver.- No habían pasado ni doce horas del potente terremoto de magnitud 8,1 que devastó gran parte de la Ciudad de México (CDMX) y Clementina no podría dormir tranquila; tenía miedo. 

Era la noche del 19 de septiembre de 1985 y decidió dormir con la luz encendida por si otro sismo de gran magnitud se percibía en la zona donde vivía: Tlalnepantla. 

“Me conmocionó tanto que dormía con la luz prendida. Me daba más tranquilidad, estaba muy asustada, me tardé un mes en recuperarme, tenía miedo de que temblara y se cayera la losa de la casa encima. Era una sensación de intranquilidad y de miedo que te queda”, recuerda.

A 40 años del terremoto, ahora vive en Veracruz con su familia, con quienes sale de casa cada que perciben un temblor. 

“Procuramos salirnos, no sabemos si va a soportar nuestra casita y mejor lo ves desde fuera a ver qué va a pasar. Si nos ha llegado a tocar en algún edificio, nos paramos en el marco de una puerta y le pedimos a Dios nos ampare. Ya no te queda esa tranquilidad de ahorita se pasa, no pasa nada, te quedas marcado de que sí pasa y te quedas debajo de los escombros si no reaccionas con rapidez”.

Clementina vivía en Tlalnepantla, en casa de sus padres. Ella daba clases en una escuela, por lo que se levantaba temprano para estar a las ocho de la mañana que iniciaba su turno. 

“Me fui a la cocina, me tomaba un café siempre con mi papá cuado empezamos a sentir el temblor. Se sintió bastante fuerte, pero ni nos movimos, estábamos acostumbrados a tantos temblores. El tema es que en Tlalnepantla, siempre ha sido famosa por tener terreno duro, no se sienten los temblores y todos se ufanan de que no se sienten, pero cuando yo le sentí dije; si aquí se sintió así, ¿cómo habrá sido en Ciudad de México?”.

Clementina se fue a trabajar sin percatarse de la gravedad del asunto.

“Cuando regresé, mi mamá estaba en el televisor. Lágrimas totales y llegué a ver todo lo que había pasado. Todos los edificios que se habían caído. Jacobo Zabludovsky, como Televisa se vino abajo y murieron varios periodistas que estaban trabajando, él se salió las calles a recorrer y decir lo que había pasado”.

SOBREVIVIENTE AL TERREMOTO DEL 85

En 1985, Alfonso Lechuga tenía 6 años y también vivía en Ciudad de México. Recuerda claramente la sensación del piso moverse bajo sus pies; no sabía qué pasaba.

“Era impactante, ya que el movimiento y las sacudidas de la tierra provocó que la casa se sacudieron de una manera increíble. Como yo tenía apenas 6 años, solo recuerdo que al término del temblor salimos de la casa, ya que en el camino dejábamos a mi papá en Marina Nacional”.

En el camino, recuerda haber visto edificios y casas derrumbadas. También veía gente llorando.

“Al ver la desgracia, mis papás decidieron regresar a casa”.

Lechuga recuerda que también pasaron por la colonia Álvaro Obregón y para él fue impactante no ver ese conjunto de departamentos.

(AA)