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Gentrificación en México: entre el brillo urbano y el desplazamiento social

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La transformación urbana empuja a los habitantes a sobrevivir de rentas impagables y pérdida de identidad

La Ciudad de México vive un proceso acelerado de transformación en varias de sus colonias tradicionales. Lo que antes eran barrios de clase media y trabajadora como la RomaCondesa, Juárez o Santa María la Ribera, hoy presentan un nuevo rostro que se llenó de calles repletas de cafeterías de autor, galerías, coworkings y una creciente presencia extranjera que renta viviendas por días o semanas a través de plataformas como Airbnb.

Este fenómeno, conocido como gentrificación, causó un encarecimiento sostenido en los precios de vivienda y servicios, desplazó a los habitantes originales que, ante el alza de rentas y costos de vida, se vieron forzados a dejar sus barrios.

Aunque la transformación se presentó como una “revitalización urbana”, los hechos también implicaron un desmantelamiento del tejido social, cultural y económico que sostenían estas comunidades.

Primera manifestación contra la gentrificación en CDMX

La semana pasada, el fenómeno alcanzó un nuevo nivel debido a que se realizó la primera manifestación contra la gentrificación en la capital del país. El recorrido pasó por las colonias Roma, Condesa y Juárez -epicentros del fenómeno- y reunió a colectivos vecinales que denunciaron el desplazamiento forzado, la saturación turística y la transformación del carácter barrial.

Con pancartas que denunciaban “La ciudad no está en renta” o “¡Fuera gringos!”, los manifestantes no sólo protestaron por los efectos económicos, sino por la alteración de la vida comunitaria tras la llegada desregulada de extranjeros.

El caso de Santa María la Ribera es claro ejemplo del fenómeno. Pues de ser un barrio de tradición obrera, hoy en día pasó a estar poblado por nómadas digitales y nuevos negocios ajenos a su historia.

Rodrigo, maestro tostador en un café local, resumió su preocupación como: “La gentrificación ha desplazado no sólo a la gente, también a la cultura”.

Claudia Sheinbaum ante primera marcha contra la gentrificación

Durante la conferencia del 7 de julio, la presidenta Claudia Sheinbaum abordó el fenómeno de la gentrificación en la Ciudad de México, quien señaló la especulación inmobiliaria derivada de las rentas a través de plataformas como Airbnb, principalmente en colonias como la Roma y la Condesa.

Claudia Sheinbaum subrayó que este fenómeno alteró el panorama urbano, con precios de vivienda en aumento y el desplazamiento de los habitantes originales.

Aunque la respuesta de la mandataria se dio tras la reciente protesta en la CDMX, la gentrificación no es un fenómeno exclusivo de la capital. Pues también está presente en otras grandes ciudades del país, como Guadalajara, Monterrey, Oaxaca y Mérida, donde se observaron patrones similares de especulación inmobiliaria y desplazamiento de los residentes locales.

La gentrificación ocurre en el contexto de una grave crisis habitacional donde el déficit de vivienda en México asciende a 1.2 millones de unidades en 74 zonas metropolitanas del país.

Además de la insuficiente producción de viviendas para satisfacer las necesidades habitacionales de la población.

La Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI) de 2020, mostró que 3 millones de viviendas en México son rentadas debido a la falta de acceso a crédito o recursos, y sólo 54 por ciento de ellas tiene un contrato de renta.

¿Cuál es el impacto de los precios de la vivienda en CDMX?

Un análisis realizado por BBVA, entre 2016 y 2022, reveló que los precios de venta de inmuebles aumentaron 58.4 por ciento, mientras que los precios de renta subieron 16.5 por ciento en comparación con los ingresos laborales, que sólo incrementaron 4.1 por ciento en ese mismo periodo.

A esto se suma que 1.7 millones de hogares en el país enfrentan un sobrecosto en sus viviendas, afectando especialmente a entidades como la Ciudad de México, Querétaro, Michoacán, Hidalgo y Puebla.

Más allá de la capital, el fenómeno de gentrificación es una tendencia nacional
Aunque la Ciudad de México concentra gran parte del debate, la gentrificación se extiende a otras regiones del país, especialmente aquellas con valor turístico o patrimonial. Entre las entidades más afectadas se encuentran:

Oaxaca

El Centro Histórico enfrenta una transformación urbana que elevó los precios y sustituyó los comercios tradicionales por boutiques y restaurantes gourmet. De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), pone en riesgo tanto a los residentes como al patrimonio cultural.

San Miguel de Allende, Guanajuato

Los precios de vivienda y servicios están entre los más altos del país. Una situación similar ocurre en Tulum y Playa del Carmen, donde el auge turístico generó una especulación inmobiliaria que dejó a la población local sin opciones habitacionales accesibles.

Mérida

Según datos recientes, la renta de departamentos aumentó más de 7.8 por ciento entre 2023 y 2025. Este boom causó el desplazamiento de familias locales y una pérdida paulatina de la identidad cultural de sus barrios.

Consecuencias sociales, económicas y culturales de la gentrificación

La gentrificación, aunque presenta beneficios como renovación urbana, inversión y mayor oferta de servicios, también agrava la desigualdad urbana, debido a que los residentes originales pierden acceso a la vivienda, aumentan los conflictos entre vecinos nuevos y antiguos, y muchas veces se rompe el sentido de comunidad.

Además, este fenómeno genera una ciudad segmentada, donde el espacio urbano se mercantiliza y quienes no pueden pagar son empujados a la periferia, aumentando la desigualdad territorial.

Desde una perspectiva cultural, también se pierden prácticas, saberes y formas de convivencia propias de los barrios populares, convirtiéndose en una fachada turística.

¿Regulación o resignación sobre políticas de gentrificación?

Pese a las múltiples denuncias, la falta de regulación en el mercado inmobiliario y de plataformas de renta como Airbnb, ocasionó que el fenómeno avance sin freno.

Algunas voces proponen soluciones como limitar el uso de viviendas para renta temporal, garantizar vivienda asequible y proteger el patrimonio barrial. Sin embargo, la voluntad política y la implementación efectiva aún están pendientes.

Mientras tanto, el modelo urbano se inclina hacia la expulsión silenciosa de quienes no pueden pagar. Y como dicen algunos letreros colgados en balcones de la Roma: “Vivir no debería ser un lujo”.