Xalapa, Ver.- Lejos del escenario, los brillos y los tacones, Yahel García corta trozos de carne en un negocio familiar, pero por las noches deja fluir energía femenina por su cuerpo y se convierte en una Drag Queen que, en una tarde de lluvia xalapeña, la bautizó como “La Tormento”. 

La Tormento nació en el 2019 cuando Yahel tenía 23 años. Ella es una mezcla entre barba poblada y colores brillantes.Yahel, ha ido dándole identidad con los años a este personaje, aunque -desde un principio- estuvo inspirado por las mujeres de su familia; tomó particularidades de su abuela con quien creció. El estilo de su abuela entre animal print y muchas joyas, mismos que se ven plasmados en los vestuarios de La Tormento cuando entra en escena. 

Desde muy pequeño, Yahel buscó su identidad en el arte, la música y la danza, pero fue en el baile donde se descubrió como Drag Queen y ahora, además de tener un trabajo normal en una carnicería, ejerce otro poco de lo que casi no se habla, pero que le llena el alma. 

EL CLÓSET 

En una habitación de su casa, Yahel guarda atuendos que él diseña y estiliza; los tacones son uno de los complementos más importantes y muchas veces son difíciles de encontrar debido a su talla de zapato, sin embargo, se las ingenia para poder dar un performance completo. 

Ser Drag en Xalapa ha sido todo un reto para Yahel.Cuando fue invitado por primera vez a ser una, poco se conocía, ya que es un término en inglés del que, en el 2019, apenas existían personas en Xalapa ejerciéndolo. Al buscar su significado  descubrió que las Drag Queens surgieron de la cultura LGBTQI+, que expresan y caricaturizan la feminidad al extremo. 

“Aquí, en Xalapa, más o menos como unos seis años el movimiento no estaba como tal formalizado, entonces cuando yo estaba empezando como incursionar a salir a los antros, jamás me tocó toparme como con Drag Queens, hasta que hubo una que una chica que era de Chiapas, que vive aquí y estudiaba teatro y empezó ya con el Drag y fue como el primera, la primera Draga que conocí aquí en Xalapa”. 

La primera vez que Yahel se vistió de Drag solo usó ropa negra y unos tacones de danza que tenía con un ligero tacón. “Tenía nervios, me vestí con lo que tenía en mi armario. Dije va, y así me lancé”, recuerda y menciona que en ese momento no tenía mucha idea de qué identidad le daría a su drag. 

Con los años ha adquirido vestuarios que le han llevado a invertir hasta 8 mil o 10 mil pesos; los brillos, el animal print, las piedras y sobre todo el tacón de más de 20 centímetros, son básicos para una noche de La Tormento. 

Para el personaje, su clóset es uno de los espacios más valiosos que tiene, pero para Yahel, es el lugar donde los tabúes, la discriminación social y estereotipos no entran. Contrario a ello, ahí se construye su historia llena de locura, espectáculos, sueños y sobre todo identidad. 

UNA IDENTIDAD 

Aunque en un principio buscó la definición en un diccionario, ahora para Yahel ser Drag tiene un significado diferente: es llevarle la contraria al mundo, es criticar todo a través de un personaje, es ser rebelde, usar la comedia, la caracterización y la exageración para divertirse y divertir. Además, para caricaturizar a la sociedad con todos sus vicios y problemas y lo más importante para él, “Para ser feliz”.

En Veracruz, actualmente se habla más de “las dragas” con la apertura de centros nocturnos como Musas en Xalapa o Bugambilia Queer Bar en el puerto jarocho. 

En Alvarado, un municipio cerca del puerto de Veracruz, existe una fiesta tradicional llamada “encierro de burros” donde las personas utilizan la feminidad en exageración para participar en un desfile. Este desfile surgió para hacer mofa a la clase alta de la región, donde los terratenientes tenían el poder sobre las comunidades, pero con los años ha adquirido otros significados que ha llevado a perpetuar personajes año con año. 

“Muchos eventos con ese estudio, muchas veces son como el primer Drag de muchos chicos”, explica Yahel, al recordar que este tipo de celebraciones a veces son la primera incursión de las personas en el mundo Drag. 

DEL ANTRO AL TEATRO 

Los primeros trabajos de La Tormento fueron en centros nocturnos dirigidos a la comunidad LGBTTI+, pero ahora tiene puestas en escenas junto con otras dragas que integran el colectivo “La Casa Fantasmal”, reconocido por fusionar el arte escénico con el Drag en montajes innovadores. 

Tras concluir su horario laboral, Yahel corre a sus ensayos nocturnos donde, junto con Victoria, Catalina Fantasmal, Diva Morena Zodiaca Queer y Casamdra G, organizan obras de teatro que llevan más allá del arte Drag, al que coloquialmente se está acostumbrando a ver en antros de la ciudad. 

En este colectivo, las dragas se organizan y crean sus propias producciones con temáticas diversas, combinan música, stand up y estética visual. También realizan obras más enfocadas en el drama y la narrativa, donde las Drag Queens interpretan personajes y desarrollan historias. 

Este espacio, poco a poco ha ido cimentandose en una ciudad donde el arte es reconocido, sin embargo, aún se enfrenta  obstáculos que tienen que ver con el desconocimiento y falta de reconocimiento de Drag, explica Yahel. 

“A nosotras nos gustaría presentarnos en espacios más grandes como el Teatro del Estado, el JJ Herrera, tenemos muy buenas producciones y buena calidad pero desafortunadamente no se ha podido. Las cuotas que nos piden son altas y entendemos que no hay apoyo, porque no conocen esto”, explica. 

Este sábado 28 de junio del 2025, el colectivo estará presentado una obra que tiene que ver con un suceso en 1969 en Estados Unidos, donde policias hicieron una redada clandestina en un bar de Nueva York y agredieron a mujeres trans, drag queens, latinos y negros.

“Lo que sí pasó fue, que ese día los clientes de Stonewall Inn decidieron defenderse, y sin saber cómo, ni porqué, cambiaron al mundo para siempre o al menos eso nos gustaría pensar, porque nadie está seguro de cómo sucedió esta historia”, señala su flayer promocional.

Yahel agregó que las obras que presentan en colectivo, van más allá de lo banal porque buscan incidir en la consciencia de las personas que las vean.