Las semanas cotizadas ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no se pierden aunque una persona deje de trabajar por un periodo prolongado. Sin embargo, el acceso a una pensión puede verse afectado si no se conserva el derecho laboral, explicó el organismo en su plataforma oficial.

El impacto depende del régimen al que pertenezca cada trabajador y del tiempo transcurrido desde la última cotización.

Actualmente, existen dos regímenes vigentes. Bajo la Ley del Seguro Social de 1973, se requieren al menos 500 semanas cotizadas. En el régimen de 1997, se exigen 825 semanas en 2024, cifra que aumentará a mil para 2031. Las semanas acumuladas determinan si un trabajador puede pensionarse y el monto que recibirá.

El IMSS establece un periodo de conservación de derechos, equivalente a una cuarta parte del total de semanas cotizadas. Por ejemplo, si una persona acumuló mil semanas, su derecho a pensión permanece vigente durante 250 semanas (aproximadamente cinco años) después de su última aportación. Durante ese lapso, puede solicitar el retiro si cumple con los requisitos restantes.

Si el periodo vence, el derecho puede reactivarse. Si han pasado menos de tres años desde la baja, el trabajador recupera sus derechos de forma inmediata al volver a cotizar. Si han transcurrido entre tres y seis años, deberá acumular al menos 26 semanas. Si el lapso supera los seis años, será necesario cotizar al menos 52 semanas nuevamente.

Respecto al seguro médico, el artículo 119 de la Ley del Seguro Social garantiza la cobertura por ocho semanas tras la baja laboral, siempre que se hayan cotizado al menos ocho semanas consecutivas antes del despido. Esta cobertura incluye atención médica, hospitalización y medicamentos tanto para el trabajador como para sus beneficiarios.

Quienes deseen seguir acumulando semanas pueden optar por la continuación voluntaria en el régimen obligatorio, conocida como Modalidad 40. Esta opción permite mantener la cotización activa y mejorar la pensión futura.

Además, el IMSS ofrece el Seguro de Salud para la Familia, con acceso a servicios médicos similares al régimen obligatorio. Este puede contratarse dentro de las 52 semanas posteriores a la baja, siempre que se hayan cotizado 52 semanas en los últimos cinco años. Las tarifas varían por edad y van desde 2 mil 200 hasta 19 mil 700 pesos anuales.

El IMSS recomienda consultar el historial de cotización de forma regular y recibir orientación profesional para evitar perder derechos y asegurar un retiro digno. (LV)