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Cadetes regresan a Veracruz tras tragedia del Buque Cuauhtémoc

  • Iraís García
Familiares de cadetes del Buque Cuauhtémoc recibieron a los jóvenes a su llegada al Aeropuerto Internacional de Veracruz.

Veracruz, Ver.- Padres, madres, hermanos, tíos, primos y amigos de los cadetes que viajaban a bordo del Buque Escuela Cuauhtémoc llegaron durante la madrugada del lunes 19 de mayo a las inmediaciones del Aeropuerto Internacional Heriberto Jara Corona para recibir a sus familiares tras el impacto del velero contra el puente de Brooklyn.

Los vehículos se toparon con la reja principal cerrada. Los familiares se estacionaron a un costado de la carretera; los familiares descendieron uno a uno, se reconocieron entre sí, se abrazaron y compartieron información preguntando si alguien sabía del estado de salud de otros cadetes o si más padres llegarían desde sus lugares de origen.

Poco a poco, el grupo creció hasta congregar a unas 30 familias. La mayoría eran originarias de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río y Medellín, aunque también llegaron personas de Naolinco, Orizaba, el norte del estado y una familia desde Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

Con el paso del tiempo llegaron unidades oficiales. Ocho ambulancias y seis camiones de la Secretaría de Marina ingresaron a la base aeronaval ubicada junto al aeropuerto. Más tarde arribaron varios vehículos oficiales escoltados por patrullas de la Marina; los familiares supusieron que se trataba de altos mandos.

Los minutos se volvieron horas. Fue poco antes de las 2:00 de la mañana cuando una madre divisó en la lejanía las luces de un avión. Se trataba del Boeing 757 que transportaba — como confirmaría más tarde la Secretaría de Marina (Semar) — a 172 cadetes y dos oficiales de la Heroica Escuela Naval Militar, parte de la tripulación del Buque Escuela Velero Cuauhtémoc.

Los familiares formaron una fila al borde de la calle. Algunos sostenían pancartas con mensajes de bienvenida. Cada vez que pasaba una ambulancia estallaban en aplausos y gritos de aliento. Cuando comenzaron a pasar los autobuses, también fueron recibidos con vítores. El primero llevaba las luces internas encendidas, lo que permitió que los familiares vieran y reconocieran a algunos cadetes. Los siguientes, sin embargo, pasaron con las luces apagadas.

En algunos casos, los jóvenes abrieron las ventanillas para asomar la cabeza y saludar a sus parientes. Incluso hubo quienes les entregaron objetos a través de las ventanas cuando los autobuses reducían la velocidad para cruzar los topes.

El último autobús cruzó la entrada a las 3:05 de la madrugada. Para entonces, los rostros tensos se habían transformado en sonrisas, lágrimas y expresiones de alivio: sus hijos estaban de regreso, sanos y salvos.

La Secretaría de Marina confirmó que dos cadetes permanecen aún en Nueva York, bajo atención médica especializada. Ambos se encuentran en condición estable.