Xalapa, Ver.- En el funeral de Rubén Espinosa no hubo rezos, hubo aplausos, un largo aplauso para reconocer su trabajo como fotógrafo y su valentía. No hubo rosarios, hubo palabras para reconocer su trabajo, su honestidad y su talento.

La cámara Nikon, esa que día a día lo acompañaba en la batalla periodística, está presente, sobre el féretro café que guarda el cuerpo sin vida del fotógrafo que siempre dio su respaldo a las coberturas de temas sociales y sobre todo de las injusticias.

Abajo una fotografía de él, una que nos hace recordarlo con esa mirada inquieta que no perdía nunca. Este sábado, familiares y amigos y periodistas velaron el cuerpo de Rubén Espinosa, foto reportero de AVC, asesinado de manera cobarde en la colonia Narvarte, luego de auto exiliarse en la ciudad tras ser acosado e intimidado.

Su cuerpo está rodeado de flores, se fue con sus lentes oscuros puestos, como a él le gustaba. La gente entra y sale de la sala de velación, en la Funeraria Hispanoamericana, mientras Cosmos -el perro que amaba- olfatea y juega entre las piernas de los asistentes.

Rubén se fue como hubiera querido, rodeado de colegas quienes exigen justicia para que se esclarezca su caso, vinculado al ejercicio periodístico, luego de una marcha de más de mil personas, quienes exigieron lo mismo por lo que él luchó: un alto a las agresiones a los periodistas, a los estudiantes, a los activistas y a la población en general. Rubén, será enterrado este lunes por la tarde.

Avc