Viejitos pobres

  • Joel Hernández Santiago
Hoy casi 14 millones de mexicanos al grito de guerra tienen 60 años o más.

La noticia apareció en diferentes medios de comunicación, en casi todos ellos en la sección de espectáculos. Acaso porque se trata de artistas famosos y porque atañe a temas de espectáculo aunque con una muy tenue división con lo que es cultura. O debemos decir que de alguna manera el espectáculo también es cultura… En fin…

El tema es que hace unas semanas la empresa Televisa decidió rescindir los contratos de exclusividad a un grupo grande de artistas que trabajaron por años en esta empresa y que ahora pasan a ser “agentes libres”.  En muchos de los casos esta rescisión se debe a que los actores y actrices son mayores de edad y ‘difícilmente hay papeles para ellos’.

Esto que podría ser una anécdota más para quienes atienden con interés lo de las estrellas, estrellitas y asteroides del espectáculo no lo es; y sí muy importante para un país que ya da muestras de envejecimiento social, a pesar de que hoy mismo la mayoría de la población es joven.

Así que tanto estos jóvenes, como quienes atienden el tema de la seguridad social en el país –si es que hay alguien por ahí—, vean con atención qué se hace y qué se puede hacer para atender a este segmento de la sociedad que representa un conflicto social y de gobierno.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) por estos días México cuenta con 123.5 millones de habitantes. Entre ellos predomina la población joven pues 33.3 millones son menores de 15 años y 31.9 millones tienen de 16 a 29 años…

Sin embargo, vale la pena poner atención en estas cifras: Entre 1990 y 2017 el porcentaje de población infantil en México disminuyó; pasó de 37.9 a 27%, en tanto que la proporción de jóvenes disminuyó de 29.7 a 25.8%.

En tanto, ‘se ha generado una base piramidal cada vez más angosta y una proporción cada vez más alta de adultos de 30 a 59 años y de adultos mayores de 60 años y más’.

Así que hoy casi 14 millones de mexicanos al grito de guerra tienen 60 años o más. Esto es, son personas de la tercera edad.

Entre las sociedades antiguas, incluso las prehispánicas en lo que hoy es México, la vejez significaba el cúmulo de experiencias, de conocimiento, de sabiduría y de enseñanza útil. Y se le valoraba y se les mostraba consideración y respeto en zonas de mando. De hecho, Senado, proviene de Senectum, que es senecto, o vejez y se le reconocía como guía, mando y orden.

Hoy en países con democracias y economías consolidadas, los programas de apoyo a la vejez son extremadamente cuidados y gratificantes para quienes “dieron la vida y su trabajo para el desarrollo del país”. Así lo ven. Y gozan de vejez tranquila, sin sobresaltos y seguros de sí y para sí.

No aquí. En México llegar a los sesenta es una tragedia para muchos: Lo es no sólo porque el gobierno no tiene preparadas políticas de desarrollo y aprovechamiento de esa vejez en favor del fortalecimiento intelectual de los jóvenes. Lo es porque al llegar a esta edad el empleo, el ingreso, las facilidades de trabajo y desarrollo parecen haber terminado porque así lo dicta un sistema hecho para jóvenes que suponen que nunca van a envejecer.

La mayoría de las personas de más de sesenta años aún están en capacidades intelectuales firmes para impulsar proyectos y desarrollar programas prácticos de acuerdo con su experiencia vital. Este es el gran desafío para todos nosotros: Aprovechar este caudal es indispensable.

Así que este es un grupo cada vez más creciente de mexicanos que requerirán mercado laboral y financiero; demandarán bienes y servicios. El promedio de vida hoy, en México, es de 73.5 años.

Sin embargo, se dice que pocos de los mexicanos que llegarán a los sesenta años cumplirán con los requisitos para tener una pensión, y los que lo logren será apenas con el 27 por ciento de su último salario.

Verónica González Vázquez, ex vicepresidenta de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro alerta:

“Con que el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) es sólo de ahorro, por lo que no genera pensiones. Es un problema que se va a convertir en una bomba social porque México va a tener viejitos pobres; estamos ocasionando tener una vejez pobre…”. Todos los que comenzaron a cotizar en el IMSS después de 1997 sólo tienen la opción de retirarse con lo que reúnan en su Afore. ¿Y qué hay delos viejitos en el campo y en zonas pauperizadas?

Así que mientras en otros países y otra cultura de lo esencial llegar a viejo es un privilegio del tiempo y del conocimiento, para el gobierno mexicano y sus miles de instituciones de apoyo social –que son de apoyo electoral-, no ven el problema que ya está a la vista y que será eso: una bomba social.

Mientras tanto, pues eso: que los artistas que perdieron su exclusividad por razones de edad, tendrán que seguir trabajando donde se pueda porque ser estrella del firmamento artístico –se dice-, no significa vivir en la opulencia y mucho menos con el futuro asegurado, como la gran mayoría de nuestros 14 millones de mexicanos que en sesenta años lo han visto todo… o casi todo.

Así que, pronto, muchos más mexicanos tendrán más pasado, que futuro. Y este futuro debiera ser de calidad, porque lo merecen todos.   

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Joel Hernández Santiago

Es periodista y editor. Ha sido editorialista en UnomásUno, La Jornada, El Financiero y más. Fue coordinador de opinión de El Financiero y director de Opinión de El Universal. Fue editor en la UNESCO y de Le Monde diplomatique. Ha coordinado obras como: "Planes en la nación mexicana", con El Colegio de México y "Pensar a David Ibarra", el más reciente.