Los cumpleaños

  • Alberto Delgado
Esta semana su Columna de los Lunes cumplió un año y yo no sabía qué hacer para celebrarla.

A decir verdad, amable lector, no soy muy bueno con eso de los cumpleaños. De hecho, me da cierto nivel de ansiedad eso de felicitar a la gente porque se hace más vieja. Dar regalos o decir cosas lindas para alguien, me pone francamente incómodo.

Pero eso no es gratuito. Ahora que lo recuerdo, mis Elfos tampoco son buenos con eso de los cumpleaños. Por ejemplo, recuerdo perfectamente que un día llegué a casa después de la prepa, y mis primas estaban esperándome para felicitarme; de pronto, mi Elfo apartó la vista de la tele y preguntó: “¿Es tu cumpleaños, güey?” y mi madre, que estaba en la cocina, gritó desde allá: “¡Ay, de veras! ¡es tu cumpleaños, güey!”. Y yo pensé: “¿Neta es mi cumpleaños, güey?”

Para felicitar a alguien por su cumpleaños, pienso muchas veces lo que voy a decir, me da el pánico escénico, y termino regándola. De niño, recuerdo estar formado para felicitar a una niña muy guapa y darle un regalo. Mientras me acercaba, me repetía que no tenía por qué estar nervioso, que es de lo más fácil decir “Felicidades” y que te contesten “Gracias” y darse un abrazo. “Felicidades, gracias… abrazo”, seguía repitiendo. Hasta que estuve enfrente de la chica y dije: “Gracias” y ella, por la inercia, dijo “Felicidades”. El abrazo sí nos lo dimos, por lo menos. Le di su regalo y me fui cuanto antes de la fiesta.

Sinceramente, las redes sociales me han ayudado un poco con eso. Facebook (y ahora también tuiter) me recuerdan quién cumple años y sólo tengo que poner en sus muros “Felicidades” y santo remedio. No hay interacción en persona, no tengo que sudar por los nervios, ni balbucear “este… ahm… ¿felicidades?”, vaya, ni siquiera dar regalos, lo que constituye la mejor parte. Es más, gracias a mis amigos, resolví el asunto de mi propio cumpleaños, porque como varios cumplen años el mismo día, yo voy casi como un invitado más.

Le cuento todo esto, amable lector, porque esta semana su Columna de los Lunes cumplió un año y yo no sabía qué hacer para celebrarla. Ni siquiera sabía si de verdad había motivos para celebrarla. Pero sinceramente le cuento que ha sido todo una experiencia, y hay muchas cosas que agradecer: a continuación enlistaré algunas consideraciones y agradecimientos al respecto de este primer (y probablemente último) año de su columna de los lunes:

  • La columna no fue mi idea. En cualquier careo negaré que la columna o su formato se me hayan ocurrido a mí. No. Tampoco se trata de andar desprestigiando periodistas, por eso no revelaré el nombre de la maléfica mente detrás de la creación de Su Columna de los Lunes, y usted, amable lector, se tendrá que conformar con su nombre clave: “9”.
  • “9” me dijo que escribiera “lo que sea”. Y eso he hecho. E increíblemente, se sigue publicando. Así que le tengo que agradecer a “9” la iniciativa y el apoyo para que aún nos podamos leer los lunes. Escribir “lo que sea” es siempre un ejercicio de libertad. Tengo que aceptar que la libertad no es cualquier cosa. A veces, espanta. Bien lo dijo Schopenhauer: “Donde empieza la libertad, empieza lo ininteligible”.
  • Los Elfos y sus duendas: Mis padres y mis hermanas son una fuente inagotable de situaciones ridículas que no han hecho otra cosa que hacer mi vida divertida, lo mejor es que ya saben que es muy probable que sus ocurrencias terminen en la columna y no me han censurado.
  • La columna es un descanso. No va usted a encontrar política, ni políticos. Ya hay mucha gente tratando de eso y está bien, no queremos darle más vueltas a lo mismo. Su columna de los lunes está pensada para que descanse del agobiante ritmo de las noticias (sobre todo de las malas), así que relájese y diviértase un rato.
  • Las recomendaciones musicales: Eso tampoco fue mi idea, pero no ha sido nada mala. Creo que mientras usted lee su columna de los lunes puede echarse una rolita divertida, y a lo mejor hasta se hace fan de alguna de las bandas que le recomendamos. Póngase sus audífonos y pásela bien.
  • Adri: Una cosa es escribir babosadas, otra que las babosadas estén mal escritas. Por eso agradezco a Adri que no pueda escaparse de leer la columna, y que siempre la mejore.
  • Los Feos: en este espacio estamos enarbolando una causa, y el Manual para Feos es la causa. No descansaremos hasta mejorar la forma en que los feos nos relacionamos con el mundo, y desde aquí aportaremos todo lo que esté de nuestra parte. Es un compromiso que firmaría ante notario, si pudiera confiar en los notarios.

En fin, amable lector, que le agradecemos el habernos aguantado durante un año, no le puedo prometer que habrá un segundo, pero mientras no nos corran de este espacio, aquí estaremos para distraerlo un poco. Mi recomendación musical se la dedico a Su Columna de los Lunes, el Happy Birthday Blues, a cargo, nada más y nada menos, que del gran B. B. King. Disfrute:

Sígame en tuiter, no se va a hacer más viejo: @albantro.