- Veracruz
Estrellita casi vence al cáncer y apoya a más veracruzanas
“El cáncer fue una segunda oportunidad, llegó para enseñarme a valorar lo que tenía y a darme cuenta quién sí está en mi vida y quién no quiso estar en ella en los momentos más fuertes”, dice Estrellita Rojas, quien sobrevive al cáncer de mama en la ciudad de Veracruz.
Estrellita espera a que se cumplan los cinco años en remisión que una paciente de cáncer de mama necesita para “tocar la campana”. A la sobreviviente sólo le falta un par de años más sin rastros de células cancerígenas en su cuerpo para lograrlo.
La paciente perdió su seno izquierdo en 2017 a causa de la enfermedad, sin embargo, cuenta con una reconstrucción mamaria debido a que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) la consideró apta para una cirugía porque fue diagnosticada con cáncer a los 37 años, una edad temprana.
Estrellita asegura que el cáncer le dio vida. Desde que fue diagnosticada con la enfermedad, la paciente se enfocó en brindarles apoyo a otras mujeres con cáncer de mama, lucha en la que ahora la acompañan sus hijas Ana y Romina, de 12 y 15 años.
“Lo mío fue muy rápido, cuando me di cuenta ya me había crecido el cabello, ya tenía pestañas, ya las uñas las tenía, porque pierdes uñas también”, relata.
En la espera por “tocar la campana”, Estrellita sigue enfrentando el cáncer de maneras distintas. Lo hace a través de la asociación Mujeres Ayudando Mujeres (MAM), pero también a través de la lucha de su tía, quien padece cáncer cervicouterino.
De acuerdo con la mujer, quien hoy tiene 41 años, el cáncer es una enfermedad conocida desde hace años por sus parientes. Mujeres y hombres lo padecieron antes de ella, desde su bisabuelo materno, sus abuelos paternos y dos de sus tías.
Según estadísticas presentadas en 2022 por Roxana Guízar Rodríguez, presidenta de MAM en el puerto de Veracruz, ocho de cada 10 casos de mujeres con cáncer de mama que son apoyadas en la Casa MAM – como Estrellita – tienen factores hereditarios.
Si perder mi seno es el precio por vivir, lo pago
“Si ese es el precio a pagar para que yo viva, lo pago”, pensó Estrellita cuando un médico del IMSS le dijo que tenía que quitarle su seno izquierdo para remover el tumor cancerígeno en su mama. Era febrero de 2017. Unas semanas antes, mientras se bañaba, sintió una bolita en el pecho. Las varillas de los brasieres la oprimían y la lastimaban.
La mujer, quien trabaja como laboratorista en una unidad médica del IMSS en el puerto de Veracruz, acudió de inmediato con un doctor del instituto. El médico le realizó primero un ultrasonido y después una biopsia con la que confirmó la presencia de un tumor cancerígeno en su seno izquierdo.
Estrellita pensó en sus dos hijas, quienes entonces tenían siete y 11 años. Tuvo miedo de morir. Según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el cáncer de mama es la primera causa de muerte por cáncer en las mujeres. Sin embargo, su padecimiento fue detectado a tiempo.
“Se detectó de manera temprana, pero cuando me hicieron la biopsia se dieron cuenta que era un tipo de cáncer muy fuerte, era triple negativo”, recuerda.
El cáncer de mama triple negativo que le fue detectado sucede cuando las células de cáncer no contienen receptores de estrógeno, progesterona o una proteína llamada factor de crecimiento epidérmico humano, lo que provoca que los médicos tengan menos opciones para combatirlo. Este tipo de cáncer no responde a ciertos medicamentos y algunas quimioterapias.
Los médicos de la clínica de especialidades del IMSS, ubicado en la avenida Cuauhtémoc, en la zona norte del puerto de Veracruz, le retiraron el tumor y el seno completo a Estrellita una semana después de darle el diagnóstico. La mujer estaba preparada.
El tratamiento para la eliminación de células cancerosas en el cuerpo y en el área donde se presentó el tumor duró el resto de 2017 con cinco ciclos de quimioterapias y radioterapias que recibió en la ciudad de Xalapa, para lo cual se mudó durante un mes.
“¿Sabes? A mí no me pegó tanto el hecho de que me quitaran el seno, a mí lo que me pegó fue la pérdida del cabello; automáticamente en la primera quimio empecé a sentir las bolas de cabello”, comenta.
Estrellita perdió el cabello en todo su cuerpo durante las quimioterapias y radioterapias. No había un rostro de vello, ni siquiera en sus cejas y pestañas, por lo que tuvo que utilizar lentes debido a que el sol la lastimaba intensamente.
Sin embargo, asegura que su proceso fue muy rápido, pues cuando menos se lo imaginó ya tenía nuevamente el cabello y las uñas que perdió.
“Yo creo que el momento más crítico para mí fue cuando recibí las radiaciones, quemarte. Como las radiaciones son focalizadas, el acelerador lineal, así se llama el aparato, te quema”, menciona.
A lo largo de 2018, la mujer recibió una vacuna cada mes como parte del tratamiento. Su situación económica nunca fue una barrera para Estrellita, pues gracias a su empleo todos los gastos del tratamiento fueron absorbidos por el IMSS.
Tras ser beneficiaria del programa de reconstrucción mamaria en 2021, la laboratorista decidió someterse a una cirugía estética para que sus dos senos quedaran simétricos. Ahora, sólo acude seis meses a citas médicas para chequeos de rutina.
Estrellita anhela que se cumplan los cinco años sin presencia de células cancerosas en su organismo. Mientras tanto, continúa ayudando con su experiencia a otras mujeres con cáncer de mama.
ys