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“Tienes un bichito que se llama leucemia”: Karlita espera trasplante

  • Ángel Cortés Romero
Mientras Karlita espera un trasplante de médula ósea, sus padres costean gastos médicos con rifas y venta de comida

“Tienes un bichito que se llama leucemia, tenemos que combatirlo”, le confesó Karen a su hija. Karlita fue diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda de células T el 27 de diciembre de 2021. 

Sus padres Karen Abigail Asunción del Carmen y Gustavo Hernández Moreno tardaron tres meses para encontrar una respuesta a los dolores y fiebres intensas que la niña de ocho años padecía. Fueron semanas de desgaste emocional y dinero con médicos particulares y de gobierno que no supieron darles un diagnóstico acertado.

“Fue muy difícil. Estábamos buscando una respuesta a tanto dolor, a tanto sufrimiento que ella pasaba, pero ya cuando lo supimos nunca nos imaginamos que iba a pasar tantas cosas siendo tan chiquita; fue muy duro para nosotros”, dice la madre de la niña.

Desde los últimos días de diciembre de 2021, Karlita es atendida en el Instituto Nacional de Pediatría (INP) de la Ciudad de México. La menor espera un trasplante de médula ósea que le ayudará a que su cuerpo deje de producir células cancerosas.

A Karlita, menuda a sus ocho años y sin cabello a causa de las quimioterapias, le gusta platicar. A nueve meses del diagnóstico, los dolores y las fiebres se fueron. Ahora camina con vitalidad.

En el hospital la acompaña su madre Karen Abigail mientras Gustavo, su padre, trabaja en San José Alchichica, una localidad ubicada a 20 kilómetros de la cabecera de Perote, en Veracruz. En el municipio, de donde la familia es originaria, la espera su hermana Lizethe Guadalupe, de 10 años. 

La niña no tiene seguridad social, sin embargo, el tratamiento que recibe en el INP es gratuito. Sus padres sólo gastan mil 200 pesos en el traslado que realizan desde Perote hasta la Ciudad de México para que la menor reciba sus quimioterapias. Los intervalos varían, a veces viajan cada 15 días, cada ocho o cada cuatro.

El hospedaje se los da la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC), a la que madre e hija llegaron poco después del diagnóstico del cáncer. Ahí Karlita también continúa sus estudios de educación primaria, pues en 2021 dejó la escuela a causa de su enfermedad. Sólo presentaba exámenes.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se estima que al menos 29 mil niñas, niños y adolescentes menores de 19 años resultan afectados por el cáncer en América Latina y El Caribe anualmente. El impacto de la enfermedad se traduce en años de vida perdidos, en mayores desigualdades y en dificultades.

Según la OPS, más del 80 por ciento de los niños con cáncer que viven países de ingresos altos se curan, pero en países de ingresos medianos y bajos la tasa de curación es aproximadamente del 20 por ciento.

"NOS AGARRÓ DE SORPRESA"

“La verdad el cáncer nos agarró mal económicamente, porque ya llevamos desde octubre, nosotros empezamos a hacer los gastos, con doctores y la verdad todo era particular, la biopsia que se le hizo fue particular, nos cobraron 18 mil pesos”, narra Karen Abigail Asunción del Carmen.

La leucemia linfoblástica aguda que Karlita padece afecta a sus linfocitos. Existen muchos tipos de linfoma de células T, pero todos son relativamente poco comunes. La enfermedad representa el uno por ciento de todos los linfomas. Es común sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes. Los afectados son principalmente los hombres.

A la menor la sorprendió en octubre de 2021 con un dolor en la pierna izquierda. Sus padres la llevaron con un huesero que les dijo que era un estirón. El dolor aumentó a los pocos días ahora en el hombro derecho, luego en la rodilla derecha y finalmente en las articulaciones.

Karlita fue llevada también con una pediatra que no supo darle un diagnóstico a la familia. En el Centro de Especialidades Médicas “Dr. Rafael Lucio”, de Xalapa, le diagnosticaron y dieron tratamiento contra una supuesta artritis reumatoide juvenil. El dolor paró solo una semana hasta que intensificó nuevamente; además, la fiebre subió a 40 grados. La menor permaneció internada 11 días.

Karen Abigail y Gustavo decidieron visitar a un reumatólogo pediatra que descartó que el padecimiento de la niña fuera artritis. Entonces les pidió que suspendieran el tratamiento que les dieron en el CEM de Xalapa. En ese momento Karlita ya tenía linfomas en el cuello, por lo que fue sometida a una biopsia en los ganglios, que costó 18 mil pesos.

La madre de otro menor con cáncer infantil recomendó a los padres de Karlita que la atendieran en el Instituto Nacional de Pediatría. Así lo hicieron el 23 de diciembre de 2021; cuatro días después les confirmaron que su hija tiene cáncer.

Para Karen Abigail, la enfermedad los sorprendió. Ni ella ni su esposo imaginaron el sufrimiento que pasaría su hija. En casa tuvieron que ajustar los gastos, pues los mil 800 pesos mensuales que su esposo gana como obrero en construcciones no alcanzaba para cubrir el tratamiento oncológico de Karlita. 

La familia hace rifas en Perote y los domingos vende comida para seguir solventando los gastos, sobre todo de traslados. A nueve meses del diagnóstico de la leucemia que la menor padece, su madre la observa mejor. 

Karlita recuperó su energía. Ahora sólo espera que el INP entregue los resultados de exámenes a los que su padre se sometió para donarle la médula ósea, un trasplante que para la familia representa vida.

 

ys