Devastadora inundación: el duelo de Poza Rica

  • Eduardo Vázquez Reyes
No es tiempo para ser fanáticos de un gobierno desinteresado por la desgracia del pueblo bueno.

Exactamente hace una semana −como ustedes ya sabrán−ocurrió una desgracia en Poza Rica, Veracruz. Cuando parecía que la lluvia estaba por cesar y que todo volvería a la normalidad acostumbrada, el Río Cazones se desbordó y en cuestión de minutos cubrió casas, calles, carros y lamentablemente vidas humanas y no humanas.

Como una especie de película apocalíptica comenzaron las primeras horas del viernes 10 de octubre, un viernes que no se olvidará. Llantos, sollozos y gritos de desesperación fueron la música de fondo de ese lánguido y cruento inicio del fin de semana. En efecto, ha pasado una semana y la tristeza para muchas familias de la zona norte del estado de Veracruz no tiene cobijo, no se apaga.

Hoy, a una semana, que ha transitado demasiado rápido, solo queda el recuerdo de esas horas terribles. El lodo, que aún es difícil de limpiar, nos recuerda un hecho que pasará indudablemente a la historia de este herido México, a la memoria colectiva. Desde lejos bastó ver los videos para darse cuenta de la magnitud de la desgracia. ¿Superó la inundación del año 99? Algunos opinan que sí. Sobre todo, en cuestión del tiempo que llevó al agua del río cubrir la ciudad.

Ese breve y efímero tiempo y la desigualdad social que impera en México (y que ha sido la constante en todos los gobiernos que han pasado por este país) provocó que muchas familias que no cuentan con el recurso necesario ni con el apoyo de manos humanas lograran salir de sus hogares hacia un sitio mejor, lejos del peligro.

A estas personas no les quedó más que ver−con el corazón lleno de angustia y desolación−cómo sus viviendas y automóviles se iban quedando debajo de las aguas negras. Otros, por su cuenta, sí lograron salir. Pero a ellos les vino el pesar y el sopor al pensar que aquello que con tanto trabajo se había construido con esfuerzo y tesón podría ser considerado pérdida total. A ellos les quedó el refugio de la frase “por lo menos solo fueron pérdidas materiales”.

¿Es necesario buscar culpables? En un primer momento pensé−y lo hice saber en mis redes sociales−que era tiempo de buscar cómo intervenir con las personas afectadas. Pues esos comunicadores que nunca faltan comenzaron a aplicar el llamado golpeteo político, como si algo así estuviera justificable al ocurrir la desgracia. Sigo sosteniendo esa tesis: era tiempo de usar las redes para difundir información de personas que se encontraban en peligro, cada minuto era más que crucial. No era tiempo para politizar, ni para conseguir el like. Ya avanzados los días, el momento para el análisis había llegado. Y por eso escribo esta columna.

Hoy, al igual que hace unos días, sostengo que no es tiempo, pero para ser fanáticos. Es la peor actitud que se puede tener ante una comunidad en desgracia, ante condiciones de vida que se caen a pedazos mientras esos políticos toman su taza de café en la comodidad de su privilegiada vida. Hoy no es tiempo para justificar las malas decisiones, el desinterés y la arrogancia de gobernadoras y presidenta. Sí, esas mismas que persuadieron a las masas con el discurso prefabricado y trillado de que eran representantes del gobierno del pueblo, aquellas que sí están con la gente, pero, como vimos, cerca desde una camioneta para no enlodarse.

Lo vuelvo a decir, tal y como lo afirmé hace un par de días: no es tiempo para ser fanático. No es tiempo para defender lo indefendible. Es cierto que el gobierno no es el responsable directo de las inundaciones, pero sí lo es de las respuestas pobres, poco empáticas y sumamente lentas que se han tenido ante tal desgracia. Fanáticos, amigos míos, presionar desde los medios de comunicación al gobierno para que haga su trabajo en un problema que ha cobrado tantas vidas no es politizar. Y sí, al final el pueblo bueno es quien está salvando al mismo pueblo bueno cuando no hay responsabilidad gubernamental. La verdadera razón de ser de los medios, como lo dejaba entrever Manuel Buendía, es ser un contrapoder.

Lo vuelvo a preguntar. ¿Hay responsables? ¿Se puedo haber evitado? Es un tema para la más relevante discusión. En comunicación directa con el director del programa espacial de Poza Rica, Israel Téllez González, nos hizo saber de lo serio que era la situación en la ciudad, justo el mismo día. Me permito transcribir a continuación su carta sin interpretar una sola letra:

Hola, mi Lalo. Ha estado igual de duro que en el 99, solo que hay dos grandes diferencias.

1) El agua subió en una velocidad impresionante. Eso no les dio tiempo de reaccionar, los sorprendió a todos. En el 99, desde muy temprano, ya el río estaba fuera de su cauce y lentamente fue levantando hacia la noche. Es decir, pasaron horas. Ahora no, solo fueron minutos.

2) El nivel de la altura general fue exactamente y con precisión la misma del 99, pero el área que ahora atacó fue mucho más extensa, llegó a lugares inimaginables antes.

Por otro lado, la verdad es que no están haciendo nada. La Marina solo se anda paseando, y si quieres ayuda te la dan, pero obviamente solo para mover escombros porque no llevan ni una sola pala, ni un utensilio, solo sus manos. Así de plano. Y estoy seguro de que el Plan Marina dice lo que deben llevar para apoyar. El Ejemex yo solo lo he visto en fotos. Helicópteros sí hay, pero solo para el paseo de la gobernadora, no hubo para rescatar gente. Las lanchas no son para nada de Protección Civil. Son de pescadores que vinieron de voluntarios y otros prestadores de servicios turísticos. Son los que entraron a rescatar personas. ¿Pemex? ¡N0! No hubo camiones, nada. Solo una lancha de contraincendios hasta el otro día, ahí tímidamente. ¿Agua, comida, control de gente? Nada. ¿Patrullajes? Ni en las colonias secas se ven policías.

Tanto que criticaron los helicópteros de Miguel Alemán que hasta los vendieron. Pero esos helicópteros volaron durante la inundación del 99, aún con lluvia para rescatar gente. Esos pilotos eran fregones. Ahora no hay nada. Los camiones de Pemex, los Quinta rueda Mack andaban en las colonias porque eran altos y podían entrar, inclusive con el nivel del agua a metro y medio. Ahora no hubo ni uno. Igual no hay en realidad. La comida en el 99 llegaba pronto a las colonias accesibles. Ahora también llega, pero eso sí son las personas organizadas que la llevan por voluntad propia. ¿Políticos en el agua ayudando? No. Desde el aire, mejor viendo para abajo a los plebeyos, o bien desde sus lujosas y altas camionetas casi casi sin abrir las ventanas.

Lejos quedó el político rata del PRI que, a pesar de eso, como buen político, llegaba con un ejército de gente a repartir despensas, a enlodarse y mojarse, a estar con la gente, a aguantar hasta las mentadas, pero ahí, estoico, en medio de la banda. No, ahora tenemos a un grupo de personas que básicamente se molestan y no quieren que uno los esté presionando para que cumplan sus obligaciones.

Hasta aquí la carta de Israel Téllez. Como persona de ciencia y tecnología ha gestionado diversos proyectos que tienen como fin contribuir a un progreso social en la ciudad de Poza Rica, tal es el caso de la iniciativa “Poza Rica de Hidalgo. Ciudad del futuro”, diseñada hace algunos años en coordinación con otros colectivos de divulgación de la ciencia y la tecnología. Pero de eso hablaremos en otra presentación de Palestra y Parley.

Hasta el momento hemos argumentado la postura del desinterés del gobierno y la poca empatía para abordar el problema. No hemos respondido si hay un responsable directo. Solo adelantaremos que desde el mismo gobierno se notificó por vía de Conagua una alerta por los riesgos que podría originarse en el río, donde se afirma las altas probabilidades de que ocurriera lo que al final sucedió. ¿Usted qué piensa, lector?

¡Leven anclas!

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Eduardo Vázquez Reyes

Filósofo, lógico y periodista de Ciencia. Egresado de la Universidad Veracruzana. Docente de UPAEP y CEUT, campus Tehuacán, en las materias de Filosofía, Lógica y Argumentación. Amante del análisis, la discusión y el debate público en temas de política científica, tecnológica y educación. Consultor de comunicación y discurso.