La ruina del Centro Histórico de Veracruz
- Eduardo Barrios
Estamos próximos a celebrar quinientos años de fundación de lo que hoy es la Ciudad y Puerto de Veracruz con un Centro Histórico que, literal, se cae a pedazos.
Hace algún tiempo, solicité a Luis Sosa, un compañero de ChecaDatosMx que realizara un reportaje sobre el Centro Histórico de Veracruz con especial énfasis en revelar la cantidad de edificios que se encuentran en ruinas y los motivos de la inacción gubernamental.
En aquella aventura que revisamos en conjunto, se logró tener acceso a documentos de la Dirección del Centro Histórico de Veracruz, en donde, entre otras cosas, se documentan lineamientos y datos de algunos de los edificios más dañados en la zona.
Uno de los argumentos más reveladores que hicieron desde la Dirección del Centro Histórico, fue la imposibilidad de rescatar la zona ante los elevados precios de las propiedades y la condición legal en la que se encuentran muchos de ellos.
Por ejemplo, en aquel reportaje que usted puede consultar aquí, se reveló que el edificio “La Prueba”, antigua fábrica de puros, ubicado en las calles Lerdo, entre Miguel Hidalgo y Madero, tiene un valor catastral de 10 millones 411 mil pesos, lo que constituye una cifra imposible de pagar ante los cerca de 150 edificios que entonces, se encontraban en revisión.
Pasaron más de treinta y cuatro años para que Veracruz consiguiera el decreto presidencial logrado durante la administración de Vicente Fox Quesada, en el que se declaraba un perímetro determinado del Puerto de Veracruz como zona de monumentos.
El decreto fue emitido el 2 de marzo de 2004 en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
Sin embargo el entonces director del INAH en Veracruz, Daniel Goeritz, explicó que no era retroactiva sobre los daños sufridos en los edificios.
La zona protegida abarca 170 manzanas en las que se incluyen 640 edificios que datan del siglo XVII.
La ruina del Centro Histórico no solo representó un daño al patrimonio de los veracruzanos (en sentido amplio, de los mexicanos), sino una grave crisis económica para cientos de familias veracruzanas cuyos negocios han cerrado por la falta de afluencia y ante la atractiva propuesta que representa la activa zona comercial de Boca del Río con plazas modernas y negocios de marcas internacionales, que, como siempre, opacan la producción nacional.
El problema no son las marcas internacionales en los changarros de Boca, sino la inoperancia gubernamental que ha impedido activar la zona del Centro Histórico y por el contrario, ha intensificado el abandono masivo de cientos de negocios que hoy mantienen un letrero de “se renta o vende” en las cortinas y puertas de sus locales.
Lo consignado aquí debería constituir uno de los principales retos del hijo del gobernador, Fernando Yunes Márquez, quien en breve llegará a la administración municipal del Puerto, pues el Centro Histórico de Veracruz podría representar una estrategia política para posicionarse como un buen gobernante, en vista de que a sus antecesores (ya veremos si él repite el patrón), les ha valido un monumental cacahuate la historia.
Vale la pena volver a mirar el primer cuadro del Puerto como una activa zona comercial pero con renovados aires, incluso sería una gran oportunidad para replicar lo que, unos cuantos hípsters (de los cuales esperamos no sean cuates del gobernante del municipio vecino), han intentado hacer en el ya conocido concepto de “Distrito Boca”.
En desorden, descuidando la estética y sin una ruta concreta de rescate, se han hecho pequeñas reparaciones en el Centro Histórico, como la mal recordada sustitución de adoquines por planchas de mármol realizada durante la administración de Gutiérrez de Velasco que rompió con el estilo de los edificios históricos de la zona remodelada.
Hace poco, la incapacidad de acción legal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se reflejó con el derrumbe de una antigua casa ubicada en las calles Mario Molina, entre 5 de mayo e Independencia, que estuvo a punto de acabar con la vida de un hombre de la tercera edad.
Recientemente los integrantes de la sección XIX del “Sindicato Nacional Democrático de los Trabajadores de la Secretaría de Cultura” denunciaron la omisión e incapacidad del subdelegado del INAH en el Puerto, Esteban Rodríguez Flores, quien, entre otras cosas, es acusado de tener aviadores en la nómina y frenar la inversión en el desarrollo de proyectos de restauración y mantenimiento de museos.
Otro ejemplo reciente es el derrumbe ocurrido en la antigua planta termoeléctrica que de acuerdo con el Director del Museo de la Ciudad de Veracruz, Ricardo Cañas Montalvo, fue la más grande del mundo en 1908.
La antigua planta termoeléctrica se construyó durante el mandato de Porfirio Díaz pero no como una acción gubernamental, sino como una concesión al constructor inglés de nombre Weetman D. Pearson quien fundó la compañía de Luz, Fuerza y Tracción en Veracruz, misma que logró la marcha del tranvía en el Puerto y representó un antecedente de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Quedan preguntas en el aire: ¿quiénes son los responsables de la omisión y desastre del Centro Histórico?, ¿quién o quiénes finalmente lograrán restaurar y reactivar el Centro Histórico de Veracruz?, ¿cómo y cuándo lo realizarán?
Lo invito a que me deje sus comentarios en mi cuenta de Twitter @EduardoBarrios_, por allá hablamos de todo en digital.