Maestros y padres limitan a los artistas en potencia
- Alma Espinosa
Los padres de familia y los maestros limitan la expresión natural y el desarrollo artístico de los niños, al no dejarlos dibujar libremente y advertirles que nunca deben salirse de la rayita porque sus dibujos quedarán feos o no cumplirán con las expectativas de los adultos.
Esta fue una de las principales reflexiones que nos dejó el ilustrador Israel Barrón, el sábado pasado en la sesión de la Sala de Lectura Equinoccios. Asistió como invitado especial para contar acerca de su proceso creativo y dar algunos consejos para ilustrar historias fantásticas.
Luego de compartir cómo se prepara para crear y publicar un libro, Israel mostró a los pequeños asistentes los bocetos que formaron parte del libro “Dragones en el cielo”, de la multipremiada editorial El Naranjo y “Bestiario de seres fantásticos mexicanos”, de la maravillosa colección A la orilla del viento del Fondo de Cultura Económica.
Los niños, de la mano de Israel, emprendieron la aventura de crear su propia bestia fantástica. Una vez que eligieron el nombre y sus atributos mágicos, los niños escucharon atentamente a Israel, quien recomendó comenzar por el color y después utilizar el lápiz para marcar las líneas que harían lucir mejor la ilustración.
Contrario a la instrucción que siempre se les ha dado a los niños, Israel aseguró que lo ideal no es iluminar una figura previamente determinada, y mucho menos advertir a los niños que no es bueno salirse de la raya.
La reacción de los padres fue más notoria que la de los niños, pues el ilustrador les hizo ver que los pequeños son talentosísimos ilustradores, pero esta aptitud va disminuyendo conforme crecen porque los adultos limitan su creatividad.
Es nuevamente desafortunado darnos cuenta que la escuela llega a entorpecer nuestro proceso creativo. Ya hemos hablado en este espacio de su limitante en la formación de nuevos lectores, ahora lo vemos en el desarrollo de habilidades artísticas.
A pesar de que las reformas o modificaciones a planes tengan buenas intenciones, mientras los maestros no quieran cambiar su práctica y los padres de familia no quieran adquirir un compromiso, la educación seguirá estancada y, peligrosamente, en un retroceso.
Celebro que haya padres como los que participan junto a sus hijos en las salas de lectura, donde pueden compartir la lectura y expresarse de manera oral y escrita. También celebro a las maestras que buscan transformar su práctica docente para favorecer el desarrollo integral del niño, al incorporar la lectura en todas sus asignaturas, sin importar que sean de ciencias, historia, tecnología o matemáticas.
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Es originaria del Distrito Federal y desde hace más de una década radica en Xalapa. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Estudió la especialidad en la Enseñanza de la lengua y la literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa, donde actualmente es docente. Es egresada de la maestría en Literatura mexicana por la Universidad Veracruzana.
Actualmente cursa el diplomado para la Profesionalización de mediadores de lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Es mediadora del Programa Nacional Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido talleres relacionados con el tema de la lectura y la escritura, y desde hace dos años es una de las mediadoras que dirige la sala de lectura Equinoccios.
Como periodista ha trabajado en el Instituto Mexicano de la Radio, el periódico U2000. Crónica de la educación superior, y el Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana. Fue gestora cultural en la USBI Xalapa. Actualmente colabora en el área de Comunicación Social del Instituto Veracruzano de la Cultura.