La dignidad de la Universidad Veracruzana
- Eduardo Barrios
La Universidad Veracruzana ha realizado un importante llamado a la sociedad que refrenda el compromiso social de la Máxima Casa de Estudios.
Con las acciones legales emprendidas en contra del Gobierno del Estado de Veracruz, la UV manda un mensaje de rechazo a la posible política del sometimiento que sistemáticamente se ha tratado de imponer en el sexenio a todos los sectores.
Cierto es que la universidad más importante del sureste mexicano se demoró en fijar su postura ante las acciones estatales; hoy, varios de sus cuerpos colegiados han manifestado su total adhesión y compromiso para defender la universidad pública.
Luego de recorrer diferentes instancias para solicitar apoyo, la Rectoría de la UV ha decidido acudir a uno de sus últimos recursos que es por vía del poder judicial, siempre en el marco institucional. Como era de esperarse, el Gobierno del Estado ha manifestado a través de una carta abierta, que por más respetuosa en el lenguaje que parezca, tiene un mensaje entrelíneas que no es otra cosa más que un rotundo rechazo y animadversión por la decisión de la UV.
Entre las denuncias penales y los necios argumentos del Gobierno del Estado, se asoma un reto y dilema para la comunidad universitaria impostergable: defender o no la autonomía y dignidad de la UV.
A propósito de la necedad, le comento lo que Antonio Marina dice al respecto de los tipos de tolerantes. Cuenta el filósofo que el tolerante inteligente es el que conoce y justifica el margen de tolerancia en cada una de las soluciones propuestas, el tolerante necio es el que piensa que todas las soluciones tienen un margen infinito de tolerancia, mientras que el intolerante es el afirma que solo hay una solución para cada problema, es la que él posee; además esa solución no admite flexibilidad alguna y se encuentra dispuesto a imponerla si tiene la oportunidad. Saque usted sus conclusiones sobre lo que hoy sucede.
Habitar la universidad pública es una experiencia de sumo enriquecedora que permite reconocer los dilemas y conflictos internos por los que transita la propia institución, dilemas, todos, que pueden ser observados desde diversas coyunturas y con diversos enfoques dando pie a una multiplicidad de voces, de interpretaciones pues, que son puestas en común todos los días en los espacios académicos configurando una lucha simbólica de conocimientos y reconocimientos que engrandecen el espíritu universitario y democratiza al tiempo sus espacios. En ese reconocimiento de la circunstancia interna de la universidad pública, se asumen posturas más o menos pensadas, más o menos analizadas frente a las necesidades de la institución y la oportunidad de fortalecer e impulsar con mayor eficiencia su acercamiento con el resto de la sociedad veracruzana.
El escenario crítico que atraviesa hoy la UV ha sido tema de diversas reflexiones entre académicos, investigadores, maestros, estudiantes, personal técnico y de intendencia, todos los que transitamos por aquellos espacios y que desde diversos horizontes asistimos al entramado complejo que representa la universidad día a día. La idea de una crisis y embate a la universidad pública es tal vez, una de las percepciones más compartidas entre los sectores que la habitan.
Déjeme comentarle lo que a propósito señala Sandra Carli cuando habla de la universidad pública en América Latina a partir de los relatos de los diversos actores que la conforman, ella dice que todos esos acontecimientos compartidos en el terreno universitario van construyendo parte de la realidad que se vive internamente, en un momento en el que se impugna a la universidad pública en el escenario global de la educación superior.
Mirar la universidad es también advertir su cultura institucional y desde luego su rigidez, no para identificar los cambios, sino para asumirlos con eficiencia, retos, sin embargo, que la UV ha tenido oportunidad de asumir. No obstante, frente a la voluntad por enfrentar estos escenarios, hay una marcada tendencia a la descapitalización de la universidad pública, que seguramente, como lo han reflexionado algunos académicos, conduciría a una desestabilización de la institucionalidad de la universidad en un contexto de mercantilización de la educación, muy concretamente; el terreno señalado.
La Rectora, Sara Ladrón de Guevara fue contundente: la universidad pública como hoy la conocemos está en grave riesgo, advirtió a la comunidad universitaria. Las razones son fundamentalmente económicas.
Desde la Secretaría de Finanzas de la UV se ha señalado que existe un adeudo por más de 85 millones de pesos a sindicatos que igualmente desataron crispación. Adicionalmente se habla de 95 millones de pesos de adeudo a prestadores de servicios, pero al tiempo se maneja la cantidad de 204 millones de pesos que el gobierno tampoco ha pagado para obras que hoy, se encuentran detenidas. Ante el panorama difícil, la dignidad de la UV se demuestra con todo y las circunstancias. Así las cosas. Usted, ¿qué piensa? Nos leemos la próxima. Como siempre, lo invito a que me siga en Twitter: @EduardoBarrios_