Sin importar el frío, la incomodidad del suelo y las horas perdidas, miles de personas sacrificaron horas de sueño por ver la exposición “Yayoi Kusama. Obsesión infinita”, que en las últimas semanas ha causado furor no solo en el Distrito Federal, sino en casi todos los estados de la República desde donde han viajado para retratarse (al más puro estilo selfie) en los espejos iluminados con luces de colores.
En un hecho sin precedentes para el Museo Rufino Tamayo (y quizá para la historia reciente de otros museos de México), durante poco más de tres meses se registró una afluencia de más de 300 mil personas. En el último fin de semana el desbordamiento llegó a casi la locura con filas interminables de personas que ansiaban una de las 2 mil 80 fichas para ver la exposición “Obsesión infinita”…
Infinita parecía la fila que hacían las personas, primero desde las 4 de la madrugada y luego desde las 23 horas del día anterior para entrar. Casas de campaña, bolsas para dormir, sarapes y muchos libros acompañados por bebidas calientes y frías (con piquete y sin piquete) fueron elementos indispensables para la espera.
Las edades de los visitantes era diversa. Adultos atraídos por una artista que en los años en que lo hippie reinaba y la homosexualidad comenzaba a defenderse con mayor ahínco. Jóvenes que buscaban, espero, una forma novedosa de expresión, el rompimiento de las reglas, instalaciones impactantes, formas fálicas, el movimiento de sus pinturas, y… bueno, a decir verdad, parecía más que buscaban ansiosamente la selfie, estar en la misma sintonía que los demás y vivir la emoción de visitar un museo en la madrugada (el Tamayo organizó un maratón para atender la demanda; mantuvo sus puertas abiertas por dos días consecutivos).
Bajo un pensamiento optimista, la exposición de Yayoi Kusama deja sembrada la semilla en miles de personas de acudir a exposiciones que los lleve a conocer y disfrutar nuevas formas de expresión. Es también la oportunidad de convivir con amigos y familiares, pues “Obsesión infinita” dejó horas de charla placentera, minutos idóneos para ponerse al día con las noticias y hasta de hacer nuevos amigos.
Más allá de la opinión personal de la exposición, impacta la respuesta de la gente ante una sola exposición de una artista japonesa. Es obvio que quienes nos dedicamos a temas culturales deseamos que todas las exposiciones tengan tal afluencia. Tan solo en Ciudad de México hay por lo menos 15 exposiciones más con obras de gran impacto estético. Qué decir en el resto del país.
¿Qué hacer en la semana?
En Veracruz contamos con exposiciones de gran trascendencia. Tal es el caso de “El arte que nos une”, que alberga en un solo espacio más de 50 obras de Salvador Dalí, Fernando Botero, Joan Miró, Leonora Carrington, Joaquín Sorolla, Ignacio Zuloaga, y muchos más.
En muy pocas ocasiones una muestra como tal se ha podido reunir en un espacio y es el Instituto Veracruzano de la Cultura el que lo ofrece para todo el público de manera gratuita en el Recinto Sede, ubicado en Canal esquina Zaragoza, en el Centro de la ciudad de Veracruz. La entrada es gratuita y el horario de martes a domingo de 10:00 a 15:00 horas y de 16:00 a 18:00 horas. Entrada gratuita. ¡Últimos días!
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Es originaria del Distrito Federal y desde hace más de una década radica en Xalapa. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Estudió la especialidad en la Enseñanza de la lengua y la literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa, donde actualmente es docente. Es egresada de la maestría en Literatura mexicana por la Universidad Veracruzana.
Actualmente cursa el diplomado para la Profesionalización de mediadores de lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Es mediadora del Programa Nacional Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido talleres relacionados con el tema de la lectura y la escritura, y desde hace dos años es una de las mediadoras que dirige la sala de lectura Equinoccios.
Como periodista ha trabajado en el Instituto Mexicano de la Radio, el periódico U2000. Crónica de la educación superior, y el Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana. Fue gestora cultural en la USBI Xalapa. Actualmente colabora en el área de Comunicación Social del Instituto Veracruzano de la Cultura.