A todos nos gustan las historias. Las hay de terror, de amor, de locura y siempre nos identificamos con alguna porque nos dice algo que nos gusta, necesitamos o simplemente nos sorprende. La magia de todo radica en cómo se cuenta esa historia.
La variedad de temas no es tan amplia como se pudiera pensar, la diferencia está en el arte de la narración. Una de las artistas es Martha Riva Palacio Obón, una escritora que ha ganado premios por sus libros infantiles y juveniles.
En 2011 ganó el XVI Premio de Literatura Infantil Barco de Vapor con su novela Las sirenas sueñan con trilobites, misma que fue seleccionada para el Catálogo White Ravens 2013 de la Biblioteca Internacional de la Juventud en Alemania. Su libro de poesía Haikú: Todo cabe en un poema si lo sabes acomodar -editado por Ediciones El Naranjo- ha sido seleccionado por el Programa de Bibliotecas del Ministerio de Educación de Chile y por el Programa Nacional Salas de Lectura de Conaculta.
Durante una charla Martha Riva Palacio aseguró que sí hay muchos lectores en México, pues nos gustan las historias, pero donde se da el quiebre, como ella lo llamó, es en qué historias presentan los escritores a los lectores cautivos.
Ante la falsa creencia que los jóvenes están metidos solamente en las redes sociales y los videojuegos, ella está convencida que sí leen. De hecho “se echan libros de hasta 500 páginas”, como la saga de Los juegos del hambre, cuya euforia volvió a desatarse por el reciente estreno de la película Sinsajo.
Se confiesa una lectora voraz, al grado de identificarse con la historia de El increíble niño comelibros, editado por el Fondo de Cultura Económica. Y como buena lectora, ella busca buenas historias y son éstas las que deben crear los escritores. La cuestión no termina ahí porque de nada valdría si no se conoce, por ello es fundamental la labor del mediador de lectura.
En palabras de Martha Riva Palacio, los mediadores son o deberían ser como el conejo blanco del cuento de Alicia en el país de las Maravillas. Deben incitar a las personas a seguirlos al país de las Maravillas que construye la literatura y recrear ese mundo posible entre los jóvenes que pudieran estar pasando por una situación difícil relacionada con la violencia.
Para la escritora, la tarea de los mediadores es leer pensando en el otro, saber cómo recomendar un libro y tener una especie de intuición para saber qué historias se necesitan en ciertas comunidades. Quizá más que intuición se necesita estar dispuesto a conocer muchas historias y compartirlas.
En las visitas que ha realizado por escuelas de diferentes partes del país, ella ha visto que jóvenes encuentran una especie de compañía o cobijo en sus libros, como el de Las sirenas sueñan con trilobites, que sirvió de refugio a un chavo que perdió a seres queridos en actos violentos.
Lamentó que persista la idea de que la gente que pasa por una situación extrema de violencia no es sensible e incluso se le ponen etiquetas. Esto es terrible porque se le niega el acceso a estas herramientas de lectura que ayudarían al menos a sobrellevar lo que vive.
A través de la literatura es como se puede nombrar el dolor, la tristeza, la frustración y son los jóvenes quienes en mayor medida buscan las metáforas, los personajes y los ídolos que se convierten en una realidad alterna que les permite nombrar lo que les pasa.
¿Qué hacer en la semana?
Esta semana el Jardín de las Esculturas concluye el festival por su 16 aniversario “Soñar con árboles”. El martes 25 a las 10:00 horas Isidro Merlos presentará el espectáculo “El círculo de la risa”; el miércoles a las 17:00 horas Rodrigo González Castillo dará a conocer la carpeta G!rlgraph!c 2014; el jueves a la misma hora Román Cotera dirigirá la sesión de “Networking” para empresas culturales y creativas; el viernes a partir de las 20:00 horas habrá un fandango didáctico y el encuentro de jóvenes soneros. Para concluir la semana, el sábado al medio día Silvia Santos y Ray Cadó ofrecerán el concierto “Golpe de mar”. Todas las actividades son de entrada gratuita.
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Es originaria del Distrito Federal y desde hace más de una década radica en Xalapa. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Estudió la especialidad en la Enseñanza de la lengua y la literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa, donde actualmente es docente. Es egresada de la maestría en Literatura mexicana por la Universidad Veracruzana.
Actualmente cursa el diplomado para la Profesionalización de mediadores de lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Es mediadora del Programa Nacional Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido talleres relacionados con el tema de la lectura y la escritura, y desde hace dos años es una de las mediadoras que dirige la sala de lectura Equinoccios.
Como periodista ha trabajado en el Instituto Mexicano de la Radio, el periódico U2000. Crónica de la educación superior, y el Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana. Fue gestora cultural en la USBI Xalapa. Actualmente colabora en el área de Comunicación Social del Instituto Veracruzano de la Cultura.