Una ola de comentarios y reacciones ha provocado la fiesta que diputados panistas organizaron a principios de año en una de las playas de Puerto Vallarta y que fue documentada mediante la grabación de un video. Las imágenes muestran a algunos de los legisladores del blanquiazul acompañados de bailarinas a quienes acarician con entera libertad y con quienes seguramente tuvieron actividad sexual, tal y como se desprende de los comentarios y de algunas de las imágenes. En un momento dado, uno de los diputados expresa que el “amor dura mientras dura dura” y otro se ve saliendo de una habitación con la camisa desabrochada.
A decir de ‘Reporte Índigo’ –el portal que dio a conocer la noticia y difundió el video- la fiesta ocurrió en el mes de enero, durante la celebración de la Reunión Plenaria blanquiazul y en una lujosa mansión llamada Villa Balboa que, dicen, cuesta alrededor de 3 mil dólares la noche y cuenta con siete habitaciones.
No deja de llamar la atención que sea justamente un sector de la derecha conservadora quien se halla involucrado en este escándalo. No olvidemos que el PAN se ha opuesto sistemáticamente a la interrupción legal del embarazo, a los matrimonios entre personas del mismo sexo y, en cierta medida, a la ejecución de programas integrales de educación sexual. Recordemos, por ejemplo, que en el sexenio de Felipe Calderón el entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal –Marcelo Ebrard- publicó un libro de texto muy avanzado sobre sexualidad pero el gobierno federal prohibió que se utilizará en las escuelas, toda vez que hablaba abiertamente de temas como la homosexualidad, la masturbación o la interrupción del embarazo.
No hace mucho, un senador de la República, el panista José María Martínez, propuso la creación de una Comisión Ordinaria de la Familia y el Desarrollo Humano, y utilizó expresiones claramente discriminatorias hacia las personas homosexuales y hacia las mujeres que interrumpen el embarazo. Semejante postura mereció, incluso, que el Consejo Nacional para Prevenir la Discrimiación (Conapred) se manifestara en contra de tales declaraciones.
La lista podría seguir. Está el caso de los ex diputados del PAN y funcionarios de la Delegación Benito Juárez, Sergio Israel Eguren Cornejo y Rafael Miguel Medina Pederxini, que durante el Mundial de Futbol de Brasil agredieron sexualmente a una mujer y, no conformes, golpearon salvajemente al esposo de ésta cuando intervino en su defensa. Hoy, ambos sujetos están en una cárcel brasileña en espera de lo que determinen los jueces de ese país.
Y una más, la de los jóvenes panistas que añoran el nazismo del Fuhrer y que, al celebrar ruidosamente el 125 aniversario del natalicio de Adolfo Hitler, reconocieron que se identifican plenamente con esa ideología.
Y ahora, la fiesta de Puerto Vallarte. Diría mi madre, puras vergüenzas. Y es en ese contexto que habría que analizar lo sucedido en aquella celebración. Primero, tendrá que aclararse si el pago de la Villa Balboa –así como los honorarios de las bailarinas y todo lo que consumieron- corrió a cargo de sus propios recursos o, por el contrario, se utilizaron dineros del Partido que, finalmente, es dinero del erario público.
También habría que aclarar si las bailarinas son mayores de edad y si ejercen libre y voluntariamente su trabajo. No vaya a ser que sea algo parecido a las edecanes que contrataba el dirigente capitalino del PRI, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre o si, incluso, forman parte de una red de prostitución forzada.
Fuera de eso, lo que hagan en su tiempo libre los diputados –del PAN o de cualquier otro partido- estaría fuera de toda discusión. Incluso, en el video se aprecia que llevan una caja de condones, lo que, hay que decirlo, es un detalle que habría que agradecer, toda vez que lanzan a las y los jóvenes el mensaje de que es necesario tener sexo protegido.
No deja de ser curioso, sin embargo, que el comportamiento ‘privado’ de estos señores panistas diste mucho del conservadurismo y la moral que pregonan y defienden desde sus curules. Luego de este acontecimiento no sé con qué cara se atreverán a argumentar la defensa de la moral y de las buenas costumbres al momento de legislar o de oponerse a iniciativas progresistas.
Pero, reitero, lo de menos es lo que estos señores hagan en su tiempo libre –salvo, como se mencionó, el tema de los dineros y de la procedencia de las chicas que los acompañaron-. Me preocupan mucho más esos jóvenes panistas neonazis que, más allá del ridículo que hacen ante quienes tienen el más elemental conocimiento de lo que significó esta ideología, pueden desencadenar violencia y sentimientos de odio. Lo otro –es decir, el ejercicio de la sexualidad entre mayores de edad, consensuado y con condón- no podría condenarlo. ([email protected])