Inverosímil situación en el Estado, con la renuncia del politólogo Inocencio Yáñez Vicencio a la delegación estatal de la Procuraduría Federal del Consumidor. Acaso muy pocas veces ha ocurrido que un funcionario decline el sueldo porque las exigencias y el comportamiento de sus superiores no van acordes con su ética de trabajo y servicio. Por fortuna aún vemos estos garbanzos de a libra, que nos hacen pensar que no todo está perdido.
Resulta que el tuxpeño tomó tan drástica decisión luego de constatar que la Procuraduría no cumple la delicada función social que tiene legalmente asignada, y que las decisiones que toma el procurador Alfredo Castillo Cervantes son mediáticas, golpes espectaculares a los empresarios por cuestiones menores. Hacerle al cuento, pues.
Lástima que la oportuna expresión garbanzo de a libra tenga una connotación a la vez negativa. Aparentemente incubada en los tiempos de malas cosechas, significaba encontrar un grano de garbanzo muy grande entre los “molcates” (así les dicen en la Huasteca a las mazorcas pequeñas, que no alcanzaron desarrollo pleno).
Desgraciadamente ese ejemplar de a libra no servía de nada, porque la cosecha continuaba siendo mala, así que poco podía aportar para el beneficio general del agricultor. Y es el caso del maestro Yáñez Vicencio, cuya renuncia es un garbanzo de a libra que, desgraciada y tristemente, no contribuirá a mejorar el estado de cosas en beneficio de los consumidores y de la función pública.
La Profeco es una institución muy importante para la población porque se encarga de velar por uno de las ramas fundamentales en las familias, que es la economía familiar. Tan solo con el inicio del año, y aprovechando el desconcierto por los nuevos impuestos, las alzas constantes a las gasolinas y el aumento a los salarios mínimos, los comercios ya reetiquetaron las mercancías y están vendiendo todo a precio de oro.
Si no hay quien les ponga un alto se despachan con el cucharón sopero y aquella es una función que le corresponde precisamente a la Procuraduría Federal del Consumidor. Pero pocas esperanzas tenemos los ciudadanos de ser atendidos cuando desde las oficinas centrales se propician las irregularidades, el trato privilegiado, las campañas mediáticas que sólo son soflama y existe ineptitud en empleados que fueron contratados por amiguismo.
Un estimado amigo me comentaba el lunes que hay productos como los refrescos que han aumentado hasta el 70 por ciento, al pasar de 10 a 17 pesos, y la diputada perredista Lorenia Valles Sampedro menciona que hay un alza generalizada de 30 por ciento, que incluye a productos que no tienen azúcar industrializada, como la carne, leche, huevos, pollo y tortillas, que no sólo no tienen que ver con el IVA a los productos con alto contenido calórico, sino que inclusive están exentos.
¿Quién va a poner un hasta aquí a esos abusos descarados, con una Profeco en las penosas condiciones denunciadas por el antiguo profesor del Instituto Politécnico Nacional? Lucidos estamos.