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La Jarocha: 20 años dando albergue a peregrinos en Veracruz

  • Miguel Ángel Contreras Mauss
Candelaria Morales Durán, La Jarocha, convierte su hogar en un albergue para peregrinos en tránsito rumbo a la Basílica de Guadalupe.

Cuitláhuac, Ver. - Desde hace casi 20 años, la casa de doña Candelaria Morales Durán, conocida como La Jarocha, se transforma cada temporada decembrina en un albergue para peregrinos que regresan de la Basílica de Guadalupe -en Ciudad de México- hacia el estado de Chiapas, Quintana Roo y otros del sureste mexicano. 

Lo que comenzó con una olla de café y un bracero, hoy se convertió en una labor comunitaria capaz de recibir a miles de caminantes exhaustos en su andar católico.

Este año, entre el 18 de noviembre y el 6 de diciembre del 2025, La Jarocha atendió a dos mil  148 peregrinos, quienes llegan al kilómetro 33 de la carretera nacional Córdoba–Veracruz en la comunidad La Luz para descansar, bañarse, comer y, en muchos casos, pasar la noche mientras velan la antorcha. 

“Empecé pobremente, con mis hijos dando café y galletitas. Y aquí seguimos, gracias a Dios”, cuenta La Jarocha.

Su casa no basta para todos los feligreses que están en tránsito, por lo que vecinos prestan corredores, domos y espacios donde llegan a acomodarse hasta 300 personas por noche

La mayor afluencia se concentra el 4, 5 y 6 de diciembre, cuando la procesión de peregrinos se vuelve ininterrumpida.

 “Termino cansada, pero más contenta que agotada”, dice La Jarocha mientras sirve pan y café a feligreses.

La labor no solo concentra a la familia de La Jarocha, se anexa un equipo de entre 10 y 15 personas; hijos, nueras, yernos, cuñadas, nietos y amistades que la ayudan a repartir alimentos y a mantener el orden entre los grupos que llegan desde Comitán, Tuxtla, la Sierra de Chiapas y otros municipios. 

Devotos guadalupanos con La Jarocha

Los gastos para apoyar a devotos guadalupanos con La Jarocha oscilan entre 25 mil y 30 mil pesos, además de cinco o seis patrocinadores locales que donan desde despensas hasta insumos para la cocina. 

A punto de cumplir 20 años recibiendo peregrinos, Candelaria La Jarocha expresó que continuará mientras la salud se lo permita.

“Aquí no se cobra. Aquí se ayuda. Y el próximo año, si Dios quiere, aquí los esperamos”.

Agregó que la mayor recompensa de ayudar a los peregrinos en tránsito es prepararles comida mientras ellos mantienen la fe y agradecimiento. 

(AA)