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La antorcha que no se apaga: peregrinos de Yucatán cruzan Veracruz

  • Heidi Castellanos
Diecisiete peregrinos guadalupanos cruzan Veracruz rumbo a Yucatán con una antorcha que no se apaga; con fe y devoción avanzan.

Minatitlán,Ver.- Después de visitar la Basílica de Guadalupe, cientos de peregrinos avanzan de regreso a sus comunidades, entre ellos los Mensajeros de María, un grupo de 17 hombres de Hunukú, Yucatán, cuya misión es mantener encendida la antorcha hasta llegar a casa.

El grupo ve a compañeros de otras rutas sufrir accidentes mientras recorre Veracruz, por lo que refuerza precauciones. El tráfico, la falta de luz en algunos tramos y el cansancio acumulado representan riesgos, pero continúan por devoción.

De acuerdo con Lorenzo, uno de los peregrinos devotos de la Virgen de Guadalupe, la antorcha que lleva el grupo Mensajeros de María fue encendida en la Basílica en Ciudad de México y desde entonces no deja de arder.

“Pernoctamos dos días en la basílica y salimos con la antorcha encendida. Hasta ahora la llama sigue viva. Con las unidades vamos protegiendo a los corredores porque hay mucho tráfico y buscamos que no corran peligro”, relató.

500 metros por turno con la antorcha encendida

Los Mensajeros de María partieron el pasado 23 de noviembre de su lugar de origen y ahora que van de regreso avanzan en un sistema de relevos: cada integrante corre 500 metros mientras carga la antorcha, asegurándose de que el ritmo continúe. Así recorren alrededor de 120 kilómetros diarios, buscando puntos seguros para acampar antes de continuar al amanecer.

José, otro de los peregrinos, compartió que el trayecto es demandante, pero la fe los mantiene de pie.

“Con la bendición de Dios y de la Virgencita nos ha ido bastante bien, lo que pedimos mucha salud y bendiciones para el pueblo”, expresó.

Peregrinos de la Virgen de Guadalupe

El grupo espera arribar a su comunidad el 12 de diciembre, cuando serán recibidos por familiares, vecinos y fieles que se unen cada año a la celebración en honor a la Virgen de Guadalupe. Ahí, la llama que hoy resguardan se convertirá en símbolo de gratitud, fe y promesa cumplida.