Xalapa, Ver.– El 28 de agosto de 1924, un grupo de obreros de la Fábrica Textil San Bruno, asentada en el barrio del mismo nombre, murió en un ataque que quedó registrado de manera definitiva en la historia laboral de Veracruz y del país. Las víctimas, sometidas a extensas jornadas de trabajo, bajos salarios y condiciones de explotación, fueron asesinadas en el marco de un asalto simulado. Desde entonces, esta fecha se conmemora como un hito en la lucha obrera de Xalapa.

La masacre tuvo lugar en un periodo de inestabilidad política en la entidad, posterior a la Revolución Mexicana y durante la administración del gobernador Adalberto Tejeda. Los obreros asesinados, cuya cifra documentada oscila entre siete y trece, habían iniciado procesos de organización sindical para exigir mejores condiciones laborales.

¿Cómo fue el asesinato? 

La mañana del 28 de agosto de 1924, alrededor de las 9:00 a.m., la aparente tranquilidad en la Fábrica Textil San Bruno fue interrumpida por un hecho premeditado: hombres armados, identificados como miembros del grupo delictivo conocido como La Mano Negra, irrumpieron en la fábrica, supuestamente bajo el pretexto de un asalto. Sin embargo, los criminales asesinaron a el trabajador Honorio Rodriguez y al panadero Félix Ocaña, que sólo iba a entregar pan a la fábrica. 

Posteriormente, las fuerzas de la mano negra capturaron violentamente a varios líderes y afiliados sindicales: José Hernández, Francisco Moreno, Alberto Calderón, Ezequiel Alatriste, Manuel Hernández, Isauro Sánchez, Ignacio Viveros, Isidoro Avendaño, Armando Ramírez, así como a Herón Pérez, quien simplemente se asomó a ver lo que sucedía y fue detenido.

Los trabajadores secuestrados fueron obligados a cargar parte del botín del supuesto robo y luego trasladados al paraje conocido como Plan de Naranjillo —ubicado en el municipio de San Andrés Tlalnelhuayocan— donde fueron obligados a cavar sus propias tumbas. En grupos de cinco, frente a las fosas, fueron fusilados con arma de fuego.

Pasaron once meses antes de que los cuerpos fueran localizados y exhumados del sitio del crimen. Inicialmente, fueron enterrados en el Panteón Palo Verde; posteriormente, sus restos fueron trasladados al Panteón 5 de Febrero, sitio donde hoy existe un monumento conmemorativo.

Las versiones recabadas por extrabajadores indican que esta incursión fue organizada con el fin real de desarticular el creciente movimiento sindical de la fábrica, que mostraba tendencias comunistas y organizativas, lo que llevó a sospechar de la colusión entre los dueños y el gobierno estatal —encabezado por Adalberto Tejeda— para autorizar la entrada de estos criminales.

Sus nombres permanecen en la memoria histórica: Isidoro Abeldaño, Alberto Calderón, Honorio Rodríguez, Herón Pérez, José Hernández, Ignacio Viveros, Manuel Hernández, Ezequiel Alatriste, Francisco Moreno, Isauro Sánchez, Amador Ramírez y Fidencio Ocaña.

Las condiciones que enfrentaban los trabajadores de la industria textil incluían jornadas de hasta 15 horas, ausencia de prestaciones médicas y falta de garantías de seguridad en el trabajo. Este episodio se inscribe dentro de un proceso más amplio de organización obrera en Veracruz, antecedido por acontecimientos como la huelga de Río Blanco en 1907 y la fundación del sindicato textil en 1908.

Coonmemoración y recuerdo

La memoria de los mártires ha sido preservada a lo largo de un siglo mediante distintos actos cívicos y comunitarios. Desde hace varias décadas, cada 28 de agosto se realizan ceremonias en la Escuela Primaria “Mártires del 28 de Agosto”, ubicada en el barrio de San Bruno. Asimismo, el Cabildo de Xalapa ha celebrado sesiones solemnes en su honor, y en 1991 la fecha fue incorporada de manera oficial al calendario cívico municipal.

Con motivo del centenario luctuoso, en 2024 se llevaron a cabo actividades culturales y académicas organizadas por la Universidad Veracruzana y asociaciones ciudadanas. Entre ellas destacó la interpretación de un himno dedicado a los mártires frente a la exfábrica de San Bruno, además de conferencias y homenajes que resaltaron la relevancia histórica de los hechos.

En el Cementerio Antiguo de Xalapa se erige un monumento que simboliza la memoria de las víctimas, mientras que “La Antorcha”, ubicada en el barrio de San Bruno, constituye un referente permanente de identidad y recordación colectiva.