El 28 de agosto de 1924, siete empleados sindicalizados de la antigua fábrica de textiles de San Bruno, en la ciudad de Xalapa, fueron asesinados a balazos. Su único “pecado” fue estar afiliados a un sindicato de trabajadores y defender sus derechos laborales ante el abuso de excesivas jornadas de trabajo. 

De acuerdo a las fuentes históricas y periodísticas de aquel tiempo, un obrero de nombre Honorio Rodríguez fue baleado en las inmediaciones de la fábrica, los disparos acabaron con su vida inmediatamente, y también con la de Fidencio Ocaña, panadero encargado de llevar el pan a los obreros que ahí laboraban. 

Fidencio, según las crónicas de los hechos, pasaba por el lugar cuando una bala perdida acabó con su vida. Posteriormente, los asesinos secuestraron a otro grupo de obreros para llevarlos a la comunidad de Naranjillos, en el municipio de San Andrés Tlalnelhuayocan, en ese sitio los balearon y los enterraron.

Los asesinados fueron: José Hernández, Francisco Moreno, Alberto Calderón, Ezequiel Alatriste, Manuel Hernández, Isauro Sánchez, Ignacio Viveros, Isidoro Avendaño, Armando Ramírez, Herón Pérez.

Los responsables del crimen fueron identificados como Cruz Arenas, Miguel Ángel Alarcón y David Franzoni.  Se conoció que los actores intelectuales fueron los mismos dueños de la fábrica en contubernio con el gobernador del Estado, Adalberto Tejeda Olivares, en su primer periodo de gobernador de Veracruz.

Un año después de los terribles acontecimientos, los familiares y amigos lograron recuperar los cuerpos de los obreros caídos, en un primer momento fueron enterrados en el panteón Palo Verde, sin embargo, poco tiempo después los restos fueron traslados al panteón 5 de febrero, ubicado sobre la calle 5 de febrero y 20 de noviembre.

En la actualidad se sigue recordando el legado de los valientes trabajadores que defendieron con orgullo su trabajo y sus derechos laborales. En Xalapa se realizó una representación arquitectónica para recordarlos: una antorcha gigante sobre la avenida Ruíz Cortines. 

Los mártires 28 de agosto son reconocidos como los precursores de las luchas sindicales que se desarrollaron posteriormente en todo el país, si bien la Revolución Mexicana creó ciertas mejoras en las condiciones laborales, la creación de los sindicatos autónomos dio más libertad a los trabajadores.