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De pescadería a baños de vapor: la historia de Museo Marino en Xalapa

  • Francisco de Luna
El 16 de diciembre de 1944 abrió sus puertas en la calle Guerrero; hoy, sus propietarios bajan la cortina para siempre.

Xalapa, Ver.– Los baños de vapor “Museo Marino”, los primeros en su tipo en la ciudad de Xalapa, cerraron sus puertas de manera definitiva tras casi 81 años de servicio. La noticia fue confirmada por sus propietarios el pasado lunes 7 de julio, marcando el fin de una era para este emblemático establecimiento ubicado en la calle Guerrero número 49, en pleno corazón de la capital veracruzana.

Fundado el 16 de diciembre de 1944 por Casimiro Esquivel Corona, originario de Las Vigas de Ramírez —a 36 kilómetros de Xalapa—, el negocio surgió como respuesta a una necesidad cotidiana: un espacio para que trabajadores de la zona centro pudieran asearse luego de largas jornadas en oficinas y comercios.

El éxito del primer baño permitió la construcción de un segundo, y con el tiempo, don Casimiro incorporó una caldera para hacer más eficiente el servicio, añadiendo un valor extra con baños de vapor. Así nació un punto de reunión y descanso para generaciones de xalapeños.

De la pescadería al “Museo Marino”

El peculiar nombre del establecimiento tiene una historia igual de singular. Antes de dedicarse a los baños públicos, Casimiro vendía pescado frito de forma ambulante en Xalapa y Coatepec. Al rentar un local, sus amigos solían bromear diciendo que sus productos estaban tan pasados que su negocio parecía más un museo que una pescadería: un “Museo Marino”. Lejos de molestarse, Casimiro adoptó el apodo y, años más tarde, lo usó para bautizar sus baños de vapor.

Según los cronistas de Xalapa Antiguo, fue a finales de 1944 cuando el primer baño público de la ciudad estuvo listo, justo a tiempo para la temporada invernal. “Recordando a todas aquellas personas que buscaban un lugar para bañarse, se le ocurrió la idea de construir unos baños públicos”, señalan los relatos históricos.

Un legado familiar

A finales de la década de 1970, Casimiro se retiró y dejó el negocio en manos de Mario, su hijo mayor. Tras la muerte del fundador en 1981, el “Museo Marino” continuó funcionando durante las décadas de los 80, 90 y 2000, generando ingresos que sostuvieron económicamente a cuatro familias.

Hoy, con su cierre definitivo, Xalapa despide no solo un negocio, sino un espacio cargado de memoria y tradición para varias generaciones.