Las Vigas, Ver. - Productores silvícolas del municipio de Las Vigas, a 35 kilómetros de Xalapa, la capital del estado, ya iniciaron sus actividades para recibir a las familias que este año buscarán sus pinos de Navidad para cortarlos por sí mismos.

Son alrededor de 35 ranchos silvícolas que ofrecen distintos servicios para las personas que buscan el contacto con la naturaleza en esta época. Los visitantes llegan en busca no solo del mejor pino de Navidad, sino también de experiencias familiares de convivencia en medio de los escenarios naturales que solo la montaña puede ofrecer.

Enrico Excelente, de la finca “Piedra del Sol”, comentó que, en su caso, cuentan con seis hectáreas, de las cuales la mitad fueron destinadas a la plantación de pinos de Navidad de diferentes especies, como pino mexicano, pino canadiense y Oyamel. De estos, tienen disponibles alrededor de 500 árboles para ser cortados esta temporada.

El productor explicó que, para complementar el corte del pino elegido, las familias que acuden pueden disfrutar de actividades como camping, glamping, senderismo, paseos a caballo, en cuatrimoto, asadores, e incluso eventos como fiestas, retiros y reuniones.

Lamentó que exista una campaña negra que los señale como taladores, cuando en realidad hay una diferencia abismal entre ambas actividades. Los silvicultores se guían por normas y reportes que deben entregar a las autoridades correspondientes, donde se determina qué superficies se pueden ocupar, cuántos especímenes se pueden comercializar y cuántos deben permanecer para garantizar los servicios ambientales. Por el contrario, la tala inmoderada carece de controles o estudios de impacto ambiental.

Ada Patricia Ramírez Vera, también de la finca “Piedra del Sol”, explicó que la diferencia entre cada especie de pino está en el aroma. Por ejemplo, el pino canadiense desprende un olor más penetrante, mientras que otras especies tienen un aroma más suave. Los pinos pueden ser cortados desde que miden 1.60 metros y, en algunos casos, han recibido pedidos de ejemplares de hasta cinco metros, dependiendo de las preferencias de cada cliente.

Agregó que esta actividad es el paso final de un proceso que comienza seis años atrás, cuando los silvicultores plantan los pinos. Estos requieren cuidados especiales durante todo el año, como poda periódica, uso de fertilizantes, control de plagas y riegos.

Ramírez Vera destacó que las familias, grupos de amigos y parejas que visitan los ranchos siempre se llevan grandes experiencias. Disfrutan de recorrer la zona boscosa, convivir al preparar sus propios alimentos e incluso quedarse a dormir para apreciar los atardeceres y amaneceres únicos de la montaña. Invitó a más personas a conocer esta actividad y optar por pinos de Navidad naturales.

Finalmente, recordó que, tras la pandemia por Covid-19, las personas comenzaron a buscar lugares apartados de las ciudades para convivir con sus seres queridos y desarrollar una mayor apreciación hacia la naturaleza. Como resultado, las visitas a los ranchos silvícolas han incrementado año con año.