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Puma Chávez, el tiburón que se hizo ídolo en la Primero de Mayo Norte

  • Carlos Navarrete
En el barrio, quienes juegan futbol recuerdan a Diego tras su muerte; nadie olvida su paso por los desaparecidos Tiburones Rojos de Veracruz

Veracruz, Ver.— “¡No se va, no se va, no se va!”, cantaron toda la noche al pie del mural en honor al futbolista veracruzano Diego “El Puma” Chávez en una barda de la Unidad Deportiva Los Pinitos, en la colonia Ejido Primero de Mayo Norte, en Boca del Río.

El exfutbolista de los Tiburones Rojos de Veracruz y quien jugaba para los Bravos de Juárez FC en la frontera norte del país, murió el pasado 14 de febrero en un accidente automovilístico en Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua.

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La banda no durmió en Boca del Río, de donde Diego “El Puma” Chávez era originario, pues los jóvenes organizaron una verbena que comenzó la tarde del jueves 15 de febrero y se prolongó hasta la mañana de este viernes 16.

Amigos de la infancia del futbolista —hoy adultos de entre 25 años y 30 años— bebieron cerveza, tomaron una mezcla de refresco de piña con licor de caña, la bebida favorita de “El Puma” y fumaron marihuana, como cuando él estaba.

A cada toque de mota y en cada trago de licor iba un “salud” a la memoria del hijo pródigo del barrio de la Ejido Primero de Mayo Norte, como ellos mismos bautizaron a Chávez Collins.

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En medio de la multitud estaba Dylan Cobos Aguilar, uno de los mejores amigos de la infancia de Diego. El joven de tez morena y complexión delgada se notaba desvelado y un tanto cansado después de pasar toda la madrugada en vela junto con sus camaradas.

Dylan y el resto de la pandilla recordaron anécdotas del futbolista profesional, quien aprovechaba para visitar el barrio que lo vio crecer cada que sus compromisos se los permitirán. Visitaba primero a sus padres y luego a sus amigos. Mandaba a comprar cartones de caguamas y festejaba con ellos, como uno más.

“Ahora sí que cada vez que llegaba nos hacía una fiesta para todos. Cuando él estaba jugando con el tiburón vivía aquí a dos cuadras y así que lo veíamos del diario.

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Pero cuando se fue a Toluca o a Ciudad Juárez venía cada cinco meses, no siempre, pero se daba sus escapadas y a veces llegaba de sorpresa y nos iba a buscar a cada uno a la casa”, relató Dylan.

Los jóvenes mandaron a pintar un mural en memoria de “El Puma”, “El Maníaco” o “La Chikuela”, como también le decían. Debajo de la imagen colocaron una ofrenda con veladoras, flores y fotografías del deportista.

Los artistas del graffiti, Poderozo, Cuel y Necker378, plasmaron el rostro y nombre del jugador en una de las paredes externas de la Unidad Deportiva Los Pinitos de Boca del Río, a la altura de la calle Irene García

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Hacer ídolo en el barrio

Según Dylan, fue justamente en el parque de Los Pinitos dónde todo comenzó para Diego. La cancha de fútbol vio crecer al que se convertiría en futbolista profesional cuando debutó en la Liga MX para los desaparecidos Tiburones Rojos de Veracruz.

De todos los niños de su generación que se criaron en el barrio de la Ejido Primero de Mayo Norte, Diego fue quien más destacó.

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Sus cualidades para el soccer le hicieron sobresalir por encima del resto al grado de llegar a jugar con Necaxa, Toluca y tener un breve paso por la liga peruana y en la segunda división de España.

“Aquí comenzamos desde la (categoría) biberón, desde morritos echábamos la reta y así fue como él comenzó. Después su papá lo llevó a probar a las escuelitas del tiburón, bueno, fuimos varios, pero él fue el afortunado que siguió”, narró.

Fue personalidad extrovertida y su humildad lo que hizo de “El Puma”, un futbolista profesional único. De acuerdo con quienes lo conocieron, jamás olvidó sus raíces de colonia porque lo mismo tomaba caguama que pateaba el balón en la cancha de Los Pinitos, al lado de sus amigos de la infancia.

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“Él desde que estuvo abajo hasta el día de hoy siempre fue humilde, cuando llegaba a vernos nos regalaba de todo, siempre los detalles para todos. La fama no lo agrandó, como a otras personas, porque entre más tenía más le daba a la gente”, comentó.

Para Dylan y el resto de los amigos todo cambió el pasado miércoles 14 de febrero. A las 10:00 de la mañana les avisaron por WhatsApp que Diego Chávez Collins falleció en un accidente automovilístico.

El joven intentó llamar por teléfono al papá del deportista, pero este jamás respondió porque para entonces ya iba rumbo a Ciudad Juárez a recoger el cuerpo de su hijo.

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“¿Que cómo nos va a caer la noticia? Pues ahora sí que él fue la alegría de todo Pinitos”, dijo.

La noticia les cayó como balde de agua fría. A través de mensajes de WhatsApp, Facebook y en medios de comunicación, todos se enteraron de la noticia. Al día siguiente, 15 de febrero, se organizaron y mandaron a pintar el mural en su honor.

Un Puma de buen corazón

Más allá de las aventuras en las canchas y la convivencia que tuvieron desde niños, una de las cosas que Dylan más recuerda de su camarada “El Maníaco” fue la vez que lo apoyó en lo moral y en lo económico, cuando falleció su pequeño hijo.

“Mi hijo Dylan falleció hace siete meses, le dio una bacteria en el cerebro y ya nada se pudo hacer. ‘El Puma´ me habló por teléfono, que si necesitaba algo económicamente, llevarlo a otro hospital.

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Pero no, como yo tenía Seguro Social ahí lo tuvimos, pero sí estaba bien atento, me dio una gratificación para comprar cualquier cosa y siempre estaba con las llamadas de que si faltaba algo”, recordó.

Chávez Collins no pudo llegar al funeral del pequeño Dylan, pero siempre estuvo al pendiente de la familia.

Entonces, a manera de homenaje, la flota de la colonia Ejido Primero de Mayo Norte formó un equipo de futbol y comenzó a jugar los domingos en la Liga Veracruzana.

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El Puma” mandó a comprar 30 uniformes y los repartió entre los jugadores. Los uniformes eran réplicas del Juárez FC, de la Liga MX, el último equipo en el que militó Diego.

“Hicimos el equipo y dijimos que queríamos uno en color verde, porque a mi hijo le gustaba ese uniforme y ahora sí que siempre fue fanático de ‘El Puma’. 

Mi hijo era portero y ahora sí que ‘El Puma’ y otra flota nos regalaron como 30 uniformes del Juárez para armar el partido”, comentó.

En la parte del frente, las camisas de futbol llevan de estampa la imagen del pequeño Dylan, pero a partir de ahora tendrán la fotografía de “El Puma” Chávez.

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Dylan dijo que el equipo se llama “Dy-Pinitos” en honor a su hijo y a la cancha de fútbol donde creció su amigo.

Se prevé que, durante el transcurso de la tarde de este viernes 16 de febrero, llegue a la colonia el cuerpo de “El Puma”. Los restos serán velados en una funeraria durante el transcurso del fin de semana para ser sepultados el próximo domingo 18 de febrero en el Panteón Particular de la ciudad de Veracruz.