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En Veracruz, acoso sin castigo: de mil denuncias solo 25 llegan ante un juez
María, una enfermera del puerto de Veracruz, lleva en sus recuerdos tres veces que fue acosada sexualmente sobre la vía pública, la más reciente, camino a su trabajo. Desde entonces, septiembre de 2020, no sale de casa sin un gas pimienta que oculta en su bolsa; las rutas ya no son las mismas, todo para no volver a cruzarse con esa cara burlona que la persiguió por una cuadra para intentar tomarla por la espalda.
La joven de 25 años, es una de cientos de mujeres que han padecido el acoso pero que no se atrevieron a denunciar ante las autoridades por miedo a represalias o a causa de actos revictimizantes de funcionarios públicos.
Según el Poder Judicial del Estado de Veracruz (PJEV), entre el 1 de enero de 2020 y el 11 de noviembre del 2022 (casi tres años) mil 114 mujeres decidieron interponer una denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE) para que sus agresores fueran castigados. Pese a ello, las cifras demuestran que en Veracruz existe permiso para acosar sin sufrir las consecuencias.
De esas mil 114 denuncias por acoso y hostigamiento sexual, solo se abrieron 25 procesos penales, lo que representa apenas un 2.2 por ciento. Esto, sin considerar la cifra negra, es decir, aquellas mujeres que decidieron no denunciar los atropellos que padecieron.
Datos obtenidos en una solicitud de información al PJEV, refieren que 23 procesos por acoso sexual fueron abiertos en 15 municipios, principalmente en Xalapa, Córdoba y Pánuco. Por el delito de hostigamiento sexual solo dos, uno cada año y medio en promedio, en Cosamaloapan y Xalapa.
Acoso y hostigamiento en impunidad
Cada vez son más constantes que mujeres denuncien acosos y hostigamientos sexuales. “Le grité que se alejara”, “Se puso a lado de mí; cuando siento me talló todo”, “Se venía masturbando mientras me miraba”, “Me siguió por varios metros y se venía tocando”, son algunos testimonios de jóvenes, algunos de ellos también exhibidos en tendederos y en paredes con aerosol durante marchas feministas.
Uno de los casos más recientes fueron las denuncias que varias mujeres hicieron en contra de Guillermo N., a quien señalaron de haberlas acosado en sus negocios y en calles de Xalapa, capital de Veracruz. El 16 de noviembre pasado, circuló un vídeo que confirmó todas esas voces.
Guillermo “N” fue grabado mientras se tocaba la entrepierna y seguía a una joven sobre la avenida Xalapa. Ella lo encara y le le pide que repita lo que le ha dicho. “Que si me venderías tu esa por 2 mil pesos”, se oye en la grabación. Posteriormente el hombre de pants de licra color gris se a correr entre los vehículos y se pierde entre los árboles.
El video se hizo y viral y provocó que otras mujeres señalaran al sujeto por el mismo delito. El 17 de noviembre elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) detuvieron a Guillermo N aunque por los delitos contra la moral pública y contra la salud, ya que se presumió portaba marihuana.
Después de la detención se sumaron 18 acusaciones en contra de Guillermo; no obstante, fue liberado tres días después. La FGE no pudo sostener ante un juez la acusación contra el presunto agresor de que portaba marihuana cuando fue detenido, menos aun, recabar denuncias de mujeres que lo señalaban como acosador sexual. Hoy enfrenta en libertad un juicio por ultrajes contra la moral pública, un delito que no es considerado grave.
Como el caso de Guillermo “N” existen otros que se quedaron solo en carpetas de investigación y que no llegaron a procesos penales ante el Juez.
Patricia Ivonne Gómez Tapia, postulante en materia penal y amparo y académica en la Escuela de Derecho de Veracruz, A.C., señala que la primera base para que un delito pueda prosperar y llegar a un juez son las carpetas de investigación que abre la FGE, las cuales deben de ser concretas con las pruebas que se aporten.
“Hay tantos impedimentos que hacen que la carpeta no pueda llegar a un juez, la carpeta es la raíz del árbol, si la raíz no está fuerte, aunque llegue a la primera audiencia inicial, que es la primera audiencia de este sistema, no va a superar la primera fase”, dice.
Estas fallan en las investigaciones y que en algunos casos resultan deficientes, suelen ser el motivo perfecto para que las personas señaladas por estos delitos queden en libertad e impunes, aunado esto la falta de capacidad de los fiscales que llevan estos casos, asevera Gómez Tapia.
Revictimización, otro obstáculo para que el acoso se castigue
Rosario Gayot Lara, presidenta del Colegio de Abogados de Veracruz, complementa lo expuesto por Ivonne Gómez al decir que muchas de las denunciantes desisten del proceso por procesos revictimizantes que provienen de funcionarios.
“En el camino que emprende una mujer después de denunciar estos delitos pueden pasar muchas cosas: llegar a un arreglo, el desistimiento de ya no continuar porque ya no quieren o porque no se da el delito, no se da la acción penal, en este caso es que no se acreditan los elementos del delito y en los hechos puede dar como consecuencia otro delito diferente al que se está denunciando”, indica la abogada.
El proceso para denunciar cualquier delito que atente contra la vida e integridad de una mujer es desgastante, pues en muchas ocasiones suelen ser revictimizadas, un hecho que en la actualidad pasa dentro de las fiscalías, lamenta Rosario Gayot.
Estela Casados González, catedrática de la Faculta de Antropología de Xalapa y titular del Observatorio Universitario de Violencias Contra las Mujeres (OUV Mujeres), concuerda que los procesos son revictimizantes para las mujeres y por ello la mayoría de las víctimas no se denuncian.
Pero no solo hay revictimización. De enero a octubre del 2022 el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) da otro dato preocupante. Veracruz es el sexto lugar con más llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de acoso u hostigamiento sexual con 522. En contraste, en ese mismo periodo, la FGE no registró ninguna denuncia por acoso sexual y solo 398 por hostigamiento.
“Los delitos que tienen que ver con otro tipo de violencia contra las mujeres han aumentado o se están dando a conocer mucho más, pero aquí la cuestión es que muchas mujeres denuncian que el proceso en fiscalía es revictimizante, aparte de eso no es fácil para las mujeres poder llevar todo el proceso de la denuncia y muchas desisten, y no porque no haya una cultura de la denuncia, sino porque los procesos se vuelven muy cansados”, agrega la especialista.
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