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Yo no conozco otra vida que no sea la del circo: Sandra

  • Inés Tabal G.
Los artistas del Circo Kristihany llevan más de un año varados en la comunidad de Mata Cocuite, en la periferia del municipio de Veracruz

"Toda mi vida ha sido aquí, no tengo idea de cómo es en otro lado", dijo Sandra, quien forma parte de la cuarta generación de una familia dedicada a las artes circenses.

El circo la vio nacer hace 68 años, creció entre espectáculosmalabaristaspayasosanimales y fue entre bambalinas que se enamoró y formó una familia que hasta hoy sigue sus pasos, a pesar de la pandemia.

 

"Yo nací en el tren, el circo se iba a cambiar de lugar cuando a mi mamá le empezaron a dar los dolores y detuvieron el tren para que naciera", cuenta Sandra.

 

Sus bisabuelos, abuelos y padres, todos ellos, le heredaron el amor y la pasión por el circo. A diferencia de los demás niños, que sueñan con ser maestros, doctores o ingenieros, ella quiso ser contorsionista y bridar un espectáculo a las personas.

 

 

Durante toda su carrera logró hacer número de ballet aéreo, monociclos, ecuestre, alambre bajo entre muchos otros. Admitió que, cuando ve a sus nietos realizando cualquiera de estos espectáculos, se llena de emoción.

Fue gracias al circo que hace más de 46 años conoció a su esposo, quien también trabaja como artista. Tiempo después Sandra y Fernando no solo formarían una familia, sino una empresa a la que llamaron Circo Kristihany Espectacular, que lleva 35 años resistiendo los cambios generacionales.

 


 

"Fuimos pensando que íbamos a tener una familia y se tienen que ir a otra parte y el cariño de ´mamá gallina´ quiere que estén todos juntos y eso nos motivó, porque nada más tuvimos una hija", comenta Sandra.

 

Los comienzos no fueron fáciles, pues tuvieron que invertir todos sus ahorros y trabajar duro para conseguir todo el equipo y así armar su propio espectáculo. Al principio todos los artistas fueron conformados por integrantes de su familia, quienes los apoyaron.

 

 

Hasta antes de la pandemia de la covid, tenían una nómina de 34 personas que dependían del circo. Solo quedan ocho personas que se niegan a dejar que el oficio se extinga a causa de la suspensión de actividades no esenciales.

 

Artistas del Circo Kristihany cambiaron de oficio para sobrevivir

Hace un año los artistas del Circo Kristihany tuvieron que bajar el telón y apagar las luces, la promesa era regresar en unas cuantas semanas e incluso tenían contemplado algunos meses, pero jamás se imaginaron que la pandemia duraría tanto y que pondría aprueba su resistencia.

 

 

Instalados en un predio de la comunidad de Mata Cocuite, en la periferia del municipio de Veracruz, el circo no ha podido reanudar actividades, por lo que los artistas que se quedaron tuvieron que realizar otros oficios para sobrevivir, contó Francisco Mendoza, actual encargado.

 

 

"Hemos salido adelante vendiendo piña, sandia, paletas de hielo, manzanas cubiertas con caramelo, salimos a la calle a vender jugos, frutas", dijo Francisco.

 

También realizan distintos oficios como herrería, albañilería y estilismo de mascotas, con tal de tener ingresos para subsistir.

 

 

Para sobrevivir - admitió Francisco – utilizaron los ahorros que tenían para festejar los 15 años de su hija y así cubrieron los sueldos de los empleados. También se vieron en la necesidad de vender dos de sus vehículos, ya que necesitaban el dinero para costear los medicamentos que necesita Sandra, pues sufre de hipertensión y diabetes.

 

 

"Salimos a luchar porque mi suegra es hipertensa, diabética, necesita medicamento cada ocho días, gastamos un promedio de 500 o 600 pesos", aseveró Francisco.

 

Piden a ayuntamiento que los deje trabajar bajo protocolos

Hace unas semanas solicitaron a las autoridades municipales que los dejen volver a montar su espectáculo, con un protocolo de sana distancia y con todas las medidas de seguridad. La propuesta fue hecha al ayuntamiento de Veracruz, pero aún no reciben respuesta.

 

"Pedimos a gritos que ya nos dejen trabajar, reactivar nuestra economía, hemos visto que ya abrieron los cines, parques recreativos, ya abrieron bares", puntualizó.

 

Aunque en un principio contaron con la ayuda de los vecinos de la localidad, afirmaron que ya no podrán resistir más la situación, pues después de superar la ley que les prohibió el uso de animales silvestres en 2015, que los hizo replantear sus espectáculos, ahora enfrentan la pandemia de la covid, que está a punto de extinguir el oficio que ellos se niegan a dejar.