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Velan cuerpo de 'Panchiviri', trompetista de Los Flamers

“No sé por qué si es una agrupación tan renombrada, viajaban como cochinos en una camioneta", reclamó el padre del músico.

Veracruz, Ver.- Una lona comienza a ser retirada de la estructura colocada a mitad la calle Popocatépetl; a un costado, descansan sobre la pared de una vivienda, dos coronas de flores con dedicatoria a Francisco Ábrego, “Panchito”.

Sus padres permanecen sentados en el estacionamiento de la vivienda, donde también se han colocado sillas. Permanecen tomados de la mano, ella enfundada en luto, él, con una camisa polo color rosa, ambos con semblante desencajado.

No pueden creer que su hijo ya no esté vida, sólo porque una fractura no fue bien atendida en un IMSS de Chiapas, luego del accidente automovilístico en la carretera de Pijijiapan. cuando se dirigía con el grupo en el que laboraba -Los Flamers- a una actuación.

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La familia se unió para reunir el dinero para el traslado del cuerpo y el funeral, debido a que ningún representante de Los Flamers, se comunicó para ayudarlos.

“Hasta ahorita nada, ni la esposa de Roberto ni su equipo, desde que falleció mi hijo, de hecho me lo dejaron tirado allá y yo tuve que traerlo, hubo una negligencia médica porque solo tenía una fractura de pie”, señaló Francisco Ábrego Pérez, padre del joven.

Cuando ocurrió el accidente pudo comunicarse vía telefónica con su “Panchito”, estaba tranquilo, porque le decía que se sentía bien.

“Cuando vi que pasaron los días y no lo atendían, un amigo pidió que lo cambiaran de clínica, porque necesitaba operación, vino el problema de su infección y el coágulo de sangre que se le fue a su corazón”, afirmó.

Ábrego Pérez no pensó que el IMSS fallaría en la atención, cuando lo cambiaron a la clínica particular era demasiado tarde.

“Él me dijo: papá no te preocupes, no tiene caso que vengas hasta acá, está muy lejos, le pedí que por favor me dijera si no tenía atención (...) una tarde antes de que falleciera le habló a su mamá desesperado, entonces salimos, estaba pasando la caseta de Cosamaloapan a las 3 y media, me llamaron y me dijeron que mi hijo había fallecido, ahí me paré y no pude manejar más”, expresó.

Hasta ahora, la aseguradora comienza a comunicarse con Ábrego Pérez, y este ha decidido, a su vez, no responder por el momento. Está molesto y herido.

“Si me hubieran dicho que necesitaba una ambulancia yo me hubiera arrastrado, mi hijo valía más que eso, yo hubiera empeñado el alma, lo que hubiera sido, pero no fue así”, expresó mientras se le quebraba la voz.

“Lo abandonaron, Idalia abandonó a mi hijo ahí en el seguro, le hablé muchas veces, muchas veces le hablé y no me contestaba el teléfono”, exclamó en un sollozo incontrolable la madre de Francisco.

A pesar de todo, Ábrego Pérez quiere hablar con Roberto Bueno, líder del grupo y con su esposa y mánager, Idalia, de quien sabe que logró ampararse.

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“Me avisaron, piensa que la voy a demandar, yo no soy de problemas, a mí no me van a regresar a mi hijo, para qué peleo, pero la dignidad la hubieran tenido ellos de venir, hubieran tenido la amabilidad de poner a una persona que esté pendiente, estábamos lejos, a 12 horas de Veracruz, no es justo”, señaló.

Durante las giras, el padre de Francisco le expresó a su hijo la preocupación que le generaba la forma en la que viajaban, amontonados en una camioneta, a pesar de que fueran trayectos largos.

“No sé por qué si es una agrupación tan renombrada, viajaban como cochinos en una camioneta (...) eran como 10, iban apretados, manejaba él mismo músico, el pianista iba manejando, mínimo hubiera puesto un chofer”, comentó.

Varias agrupaciones como MX Cumbia, JJ, Hawai 5 – 0, Los Caracoles, Venezuelan Brothers, y otros grupos con los que “Musiquín” - como le apodaban sus primos - colaboraba, se unieron y realizaron una colecta para ayudar con los gastos.

Francisco solía tocar los fines de semana con otras agrupaciones por su pasión por la música y también para obtener un ingreso extra.

“Yo solo quiero que me regresen a mi hijo, pero no es posible (...) pero yo le juro, no tengo rencores para esa gente, Dios sabe por qué hace las cosas”, exclamó su padre.

Una hilera de taxistas se formó fuera de la vivienda, todos en apoyo a su líder, el señor Francisco, padre de Panchito, a quien algunos conocían desde pequeño.

Durante toda la entrevista, los padres de Francisco tuvieron las manos entrelazadas, de repente su esposa se recargaba en el hombro de su marido a sollozar en silencio, luego volvía la mirada fija a algún lugar, llena de tristeza, tratando de ignorar los rezos que se llevaban a cabo dentro de su vivienda, donde yacía el cuerpo de su hijo.

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