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Todos Santos conforta las penas de familias

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Panteones en Córdoba lucen saturados * Visitan camposantos más de 40 mil cordobeses

Córdoba, Ver.- (AVC) Para toda la familia González, la temporada de “Todos Santos” representa un estado de confort para sus penas, al dolor del ser que partió, a la gran ausencia dejada aún cuando ya hayan pasado los años.

Como cada 2 de noviembre, acuden con la ofrenda del día anterior, a recordar al “viejo”, al padre, al abuelo que los dejó y tal y como reza la tradición, anoche disfrutaron los alimentos y hoy lo comparten al pie de la tumba.

El mariachi, los tríos, los norteños y las grabadoras sirvieron para recordar aquellos boleros románticos, aquella canción ranchera “pegadora” o aquel corrido que tanto gustaba al ser querido.

Llanto, recuerdos tristes y alegres, risas y carcajadas, aquellas que salen del dolor y del fondo del alma, retumbaban en cada rincón de los panteones municipales de Córdoba.

El choque de las botellas, el destape de las latas de cerveza y refrescos, el olor a barbacoa, al tezmolito de pollo, de corvas, aquel plato preferido, calientito, al pie del pasto o de la loza, se mezcla con los olores típico del cempasúchil, el incienso y las veladoras, bajo un cielo gris de días, y la amenaza de la lluvia.

El mítico encuentro entre las ánimas benditas y los humanos, cada año, convierte a la festividad de “Todos Santos”, en un aliciente de las familias, por lo que éstas no faltan a su encuentro con el ser querido y previo al 2 de noviembre, acuden para arreglar los monumento y para hacer todos los preparativos de la fiesta para recibir las almas.

Sin embargo, ya no todas las almas reciben las visitas, pues en Córdoba, más del 50 por ciento de las tumbas se encuentran abandonadas, algunas datan de principio del siglo pasado, otras de mil 800 y tantos, ya no hay generaciones que los recuerden, incluso, ya ni viven en la zona.

No obstante, para este año, hasta las tumbas olvidadas fueron limpiadas por personal del Ayuntamiento, no precisamente para ponerles ofrendas, sino como parte del proceso de certificación como “panteón libre de criaderos del mosco del dengue”.

Hoy las flores ya no se colocan en agua, se les rellenan los flores con arena y ahí se entierran, es una disposición oficial que se hizo extensivo a panteones municipales y privados para frenar al dengue, aún así, los floristas registraron importantes ventas, los ramos más económicos eran de 20 pesos, ya no había de 10 como hace unas semanas, por el ajuste de temporada.

La flor cempasúchil, principalmente traída del estado de Puebla, dio colorido al panorama gris que tradicionalmente tienen los panteones, el incienso, las rosas y demás flores, las velas, la comida, la cerveza, el aromático tequila y toda especie de licor, no sólo completó el manual de aromas, sino también trajo aquella alegría melancólica, la risa que sale con dolor del alma, aquel recuerdo divertido que hace llorar, las frases tan escuchadas de: cómo me haces falta viejo, viejita, esposo, esposa, hermano, hermana, o al hijo, que duele más porque se rompe el ciclo deseado de la vida, aquel deseado por todo padre de nacer, crecer, reproducirse, verlos crecer y hacerse adultos, y sólo entonces morir.

Se muere en vida, cuando un hijo se va primero, madres inconsolables, hombres que lloran en silencio, que se desgarran por dentro por ausencias que nunca terminan de doler.

Las familias oran por las almas, por sus seres queridos, luego le ofrecen sus alimentos preferidos y la convivencia de quienes se quedaron para recordarlo.

La tarde cae, el viento frío sopla, el sol no quiere asomarse, sólo por ratos hace que la sombra sea fría y el sol que quema. Como cada año nadie se va sino hasta después de compartir los alimentos, de dedicarle una canción, de ponerle el disco que le gustaba o contratar por 100 pesos a los tríos o al grupo norteño, el mariachi es más caro, pero también tiene oportunidades.

La música ayuda a sacar las penas del alma, a decir las palabras que se quedaron sin ser escuchadas por el ser querido. Las que se desean que en cada Todos Santos, las puedan percibir, en aquellos ratos que les permiten salir del paraíso.

En este espacio de dolor, llanto y alegrías de familias, concluye también el festival que las autoridades municipales organizaron, el canto a la vida y a la muerte, con la presentación de son jarocho y de la obra de teatro “La Muerte de Hombre”, que invita a reflexionar los estilos de vida.

En la ciudad, las avenidas se convirtieron en paseos constantes de “catrinas” y “catrines”, se impusieron a las imágenes del Hallowen.

Alrededor de 27 escuelas montaron más de 45 altares y ofrendas, así como exposiciones de “catrinas” elaboradas a base de papel y otros materiales, que le dieron a la muerte un gran motivo de vida en el centro de Córdoba.

Autoridades estiman que más de 16 mil personas visitaron los altares, ofrendas y participaron en los desfiles de “catrinas” realizados sábado y domingo por las principales avenidas de la ciudad.