El pasado fin de semana la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, instruyó a la policía cercar con vallas Palacio Nacional, para brindar resguardo a dicho edificio histórico. Esto ante las protestas y manifestaciones del 8 de marzo que se llevan a cabo en conmemoración del día internacional de la mujer que, como cada año, es utilizado como pretexto por grupos feministas que solo buscan, por medio de la violencia, externar su enojo y repudio al gobierno en turno.
Es comprensible e innegable el clima violento que se vive en varios rincones de nuestro país, lo cual, cabe destacar, no es propio de un sexenio o un gobierno, sino heredado de administraciones anteriores y del pésimo desempeño y comportamiento que como sociedad hemos demostrado durante muchos años.
Sin duda, es el gobierno quien debe hacer valer la ley, brindar protección y seguridad a sus ciudadanos, además de generar condiciones para una mejor convivencia social, pero también, somos los ciudadanos quienes, desde el primer agente socializador, la familia, tenemos la responsabilidad de formar y educar a
nuestros niños en un ambiente libre de violencia que los aleje de dicha práctica en el futuro.
¡Qué pronto se nos olvida! Que es en la familia en donde aún se continúan presentando casos de violencia intrafamiliar, que muchas veces presencian nuestros niños. Así mismo, es en la familia, en donde existen padres que siguen siendo acusados por maltrato y abuso sexual infantil contra sus propios hijos e intercambiando menores de edad como productos y/o animales en diversas regiones del país, debido a sus usos y costumbres o por el simple hecho de obtener algún beneficio económico o saldar alguna deuda.
¡Qué pronto se nos olvida! Que a diario son más los menores de edad que continúan siendo violentados y asesinados por el crimen organizado y que vienen de familias disfuncionales en donde no se les brindó un clima de paz, seguridad, educación y, mucho menos, el respeto a sus derechos como niños y adolescentes.
Es nuestra niñez y juventud, la que continúa siendo reclutada por bandas criminales, las cuales son las encargadas de generar este clima de violencia que impera en nuestro país.
A los políticos, que gobernaron a México en sexenios anteriores, ¡Qué pronto se nos olvida!, los elevados índices de violencia y casos de desapariciones ciudadanas en donde el Estado no generó las condiciones necesarias para su prevención, resolución y castigo de los responsables. A México no se le olvida y, por tal motivo, es que ahora están donde tienen que estar, dijera Fernández Noroña: “En el basurero de la historia”.
Las voces criticas ante el cerco de Palacio Nacional no se han hecho esperar, pero ¿Con qué calidad moral Felipe Calderón, Paty Chapoy, Vicente Fox, Lydia Cacho y Marlon Ramírez (En Veracruz) critican las vallas de Palacio Nacional si en sus respectivos sexenios y actividades generaron un clima de violencia e indiferencia que repercute hasta ahora en la sociedad? o ¿Ya se le olvidó a Felipe Calderón su toma de posesión en San Lázaro ante las protestas de quienes lo repudiaban por el fraude electoral de 2006, la muerte por negligencia de los niños de la guardería ABC y los más de 80 mil muertos durante su sexenio en la “guerra contra el narco”?
Así mismo, ¿Ya se lo olvidaron a Vicente Fox las más de 60 mil víctimas por homicidio durante su sexenio y los cientos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua? ¿Ya se le olvidó a Paty Chapoy que en el año 2019 ella misma señaló a las mujeres del movimiento feminista como “vandálicas” y aseguraba que usando tanquetas de agua contra ellas no volverían a hacerlo? ¿Ya se le olvidó a Lydia Cacho, que precisamente es este gobierno el que logra capturar a su agresor, Jean Succar Kuri, y le otorga una disculpa pública, después de años y administraciones omisas priistas y panistas, que nunca movieron un dedo para resolver su caso?
Por último, en Veracruz, ¿Ya se le olvidó a Marlon Ramírez Marín, ahora dirigente del CDE del PRI en la entidad, que fungió como subsecretario de gobierno de las administraciones más repudiadas en la historia de nuestro estado, la de Fidel Herrera y Javier Duarte, y cómplice de este último, el cual otorgó agua en lugar de vacunas a los niños con cáncer, señalada como la peor experiencia gubernamental veracruzana y, por la cual, su propio exjefe, Javier Duarte, ahora se encuentra recluido purgando una condena de 9 años por delitos como lavado de dinero y asociación delictuosa? A Veracruz no se le olvida.
En fin, las vallas de palacio no son más que para protección de nuestro recinto histórico, ¿Cuál es el objeto de protestar contra la violencia generando más violencia y realizando actos vandálicos que dañan nuestro patrimonio cultural e histórico? ¿Cuál es el objeto de las mujeres al vandalizar y violentar a otras mujeres que se encuentran de lado de los cuerpos policiacos? Acaso, ¿Eso no es violencia? ¿Qué se resuelve con ello?
¡Qué no se nos olvide! Es cuanto.