Para Hilario Barcelata Chávez, fundador y coordinador del Observatorio de las Finanzas Públicas de la Universidad Veracruzana (UV), los planes de austeridad anunciados por Javier Duarte en el quinto año de su gobierno son medidas de desesperación financiera.

Consideró que, ante los reclamos de empresarios, proveedores, prestadores de servicios e incluso de la UV, que demandan recursos públicos, el gobierno estatal recurre a programas de austeridad para cuadrar cuentas y maniobrar con los pagos.

El doctor en finanzas públicas sostuvo que un gobierno detecta y despide aviadores y ajusta su gasto al inicio del mandato, como muestra de que desea tener una administración ordenada. Por el contrario, cuando se hace en el quinto año del sexenio, no parece ser por genuino interés de tener una administración más eficiente, sino más bien porque “los recursos se agotaron y entonces están viendo de dónde sacar más y dónde ahorrar.

Mientras la caja estuvo abierta y parecía que no tenía fondo, no hubo necesidad de cuidarle las manos a alguien. Ahora, urgidos de recursos, se ven en la necesidad de reportar todo aquello que sea posible y de incrementar los impuestos, afirmó.

“Esta tarea de identificar aviadores y de revisar gastos de operación es algo que debe hacer el gobierno al iniciar y no cuando ya se va y está urgido de recortar gastos”. Añadió que la restricción del gasto implica un flujo menor hacia la sociedad y las empresas, y esto tiene un impacto negativo en la ya muy deteriorada actividad económica de Veracruz.

Antes del plan de contención del gasto en el sector educativo, en septiembre el gobierno estatal anunció una estrategia integral financiera, y en marzo, un plan de ajuste al gasto público. Recientemente el Congreso del estado aprobó, a propuesta del Ejecutivo estatal, un incremento de la tasa del impuesto sobre nóminas de 2 a 3 por ciento.

Crecimiento exponencial del endeudamiento en tres sexenios

Barcelata Chávez destacó que los ajustes financieros al final del sexenio han sido una constante en Veracruz. Los aplicaron Miguel Alemán Velasco (1998-2004) y Fidel Herrera Beltrán (2004-2010), quienes solicitaron préstamos y dejaron deudas.

Recordó que al final del gobierno de Alemán Velasco hubo problemas financieros que obligaron a solicitar un crédito de 3 mil 500 millones de pesos, que sirvió incluso para cubrir gasto corriente.

Señaló que con Fidel Herrera llegamos al final del sexenio con un desorden financiero enorme, que fue desconocido. Meses después, fue posible estimar un pasivo circulante de 17 mil 500 millones de pesos, y unos 12 mil millones de pesos en créditos bancarios y bursatilización: un total de 35 mil millones de pesos.

Afirmó que de Miguel Alemán a Fidel Herrera el endeudamiento se multiplicó por 10, y el sexenio de Javier Duarte va a cerrar con una deuda de 90 mil millones de pesos, y es posible que me quede corto.