• Xalapa

Todos Santos: flores y hasta músicos llevan al Palo Verde de Xalapa

  • Francisco de Luna
El Día de Todos Santos se festeja cada 1 de noviembre, creando escenarios únicos en panteones como el Palo Verde, en Xalapa.

Xalapa, Ver.— El panteón Palo Verde de Xalapa se transformó en un espacio de recuerdos y afecto este sábado 1 de noviembre, en el marco del Día de Todos Santos.

Desde temprano, familias enteras comenzaron a llegar con flores frescascoronas coloridas y hasta músicos que entonaban sones jarochos y boleros nostálgicos. 

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El aire olía a copal y también a tamales recién cocidos. Las tumbas se vestían de fiesta, como si los ausentes regresaran por un día para compartir mesa y conversación, pues sus seres queridos hacían remembranza de cuando estaban en vida.

Ubicado entre las avenidas 20 de Noviembre y Lázaro Cárdenas, en la colonia Álvaro Obregón, el camposanto lucía repleto. Cada rincón estaba ocupado por quienes acudieron a visitar a sus fieles difuntos.

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Como cada año, este lugar se observa repleta de familias que llevaban consigo cruces, veladoras, bebidas, fotografías y recuerdos. Esta fecha es especial para la celebración de Todos Santos, una de las festividades más representativas en México.

Algunas personas colocaban manteles sobre las lápidas y servían comida como si esperaran que sus seres queridos se sentaran a compartir. Otros simplemente se sentaban a un costado, en silencio, dejando que las memorias hablaran por ellos.

“¿Te acuerdas cuando papá hacía chistes en la cena?”, preguntaba una mujer a su hermana, mientras sostenía una imagen enmarcada. 

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Las voces se entremezclaban con las notas de las guitarras y los versos de los trovadores. A unos metros, un niño preguntaba por qué había tantas flores, y su abuela le explicaba que era el día en que los muertos vienen a visitar el plano terrenal.

Así, entre aromascantos y evocaciones, el panteón Palo Verde de Xalapa volvió a ser, por unas horas, un lugar habitado por todos: los que están y los que se fueron.

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La celebración de Todos Santos, se vivió también en el panteón Xalapeño y el Bosques de Xalapa. No fue un día de duelo, sino de reencuentro.

Las tumbas, lejos de ser espacios fríos, se convirtieron en altares vivos, en escenarios de amor persistente. La música, la comida y las risas compartidas tejieron un puente entre el presente y el pasado con sus seres queridos. (BRLH)