Córdoba, Ver.- La tala clandestina continúa devastando los bosques del Parque Nacional Pico de Orizaba, donde comunidades y autoridades locales de Calcahualco, La Perla y Coscomatepec han denunciado, a lo largo de 2025, la extracción ilegal de madera.

Pese a las constantes quejas, la respuesta oficial ha sido mínima: de 129 denuncias por tala ilegal registradas en Veracruz este año, solo una ha concluido con sanción, según datos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

El Pico de Orizaba, que abarca más de 19 mil hectáreas en los límites de Veracruz y Puebla, concentra una de las reservas forestales más importantes del país. De acuerdo con la Comisión Nacional Forestal (Conafor), el estado ha perdido más de 541 mil hectáreas de bosque en las últimas dos décadas, principalmente por el cambio de uso de suelo, incendios y tala clandestina.

Datos satelitales de Global Forest Watch confirman decenas de alertas de pérdida de cobertura arbórea entre enero y septiembre de 2025 dentro del perímetro del parque, especialmente en los municipios veracruzanos. Las áreas más afectadas corresponden a ejidos con escasa vigilancia ambiental, donde los caminos forestales facilitan el transporte ilegal de madera.

Investigadores de la Universidad Veracruzana (UV) advierten que la tala clandestina, junto con la deforestación y el turismo sin control, altera la estructura ecológica del bosque y amenaza la supervivencia de especies de mamíferos.
En un estudio reciente, la UV alertó además sobre la urgencia de acciones de restauración ecológica y destacó el trabajo de viveros regionales con capacidad para producir hasta 800 mil plantas al año, destinadas a la reforestación en la zona centro del estado.

En Calcahualco, ejidatarios denuncian que grupos ingresan de madrugada para talar pinos y oyameles dentro de la zona de amortiguamiento. En La Perla, los programas de reforestación avanzan lentamente frente a la pérdida anual de árboles, mientras que Coscomatepec carece de presupuesto suficiente para operativos forestales.

Ambientalistas advierten que la pérdida del bosque en el Pico de Orizaba pone en riesgo la recarga hídrica de los ríos Jamapa y Cotaxtla, además de acelerar la erosión en las laderas altas de la montaña más elevada de México.