A Ashly Pérez de León, una de las cadetes del Buque Escuela Cuauhtémoc, le avisaron de último minuto que la cambiarían de posición; ella iría en una de las partes más altas del buque, pero la enviaron a timonel, la persona encargada de gobernar la dirección de la embarcación.

En retrospectiva, su madre lo ve como un milagro, pues de haber ido en donde tenía, las consecuencias del impacto del buque contra el puente de Brooklyn, en ella y su familia, podrían haber sido mucho peores.

“Me comentó que ella sentía miedo pero que quería hacerlo, que cuando le cambiaron la rutina, ella renegó, que es que ‘mamá no me van a ver y no voy a salir en la foto’”, explicó Carolina de León, madre de Ashly. 

Sin embargo, Ashly no fue la única que se salvó de sufrir heridas de consideración en el accidente, su compañera Lani Maxine Snowball Rodriguez también tuvo la suerte de poder bajar de la posición donde se encontraba y ponerse a salvo.

“Ella logró bajar porque recibió indicaciones que bajaran porque de ese lado iba a remolcar. Los estaban empujando muy fuerte y les dieron orden que bajaran”, explicó Sonia Rodríguez, su madre.

Ambas mujeres se encontraban viendo en vivo la transmisión del zarpe del Buque Escuela Cuauhtémoc cuando ocurrió el accidente. Horrorizadas, observaron cómo los mástiles, donde sus hijas deberían de ir, se partieron con ellas arriba.

Sonia y su esposo viajaron más de 8 horas desde Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, para que su hija pudiera verlos al regresar a la Escuela Naval Militar de Antón Lizardo. 

Los padres han hablado poco con sus hijas, pero ellas les han dicho que los ánimos entre los cadetes se encuentran muy decaídos, por la pérdida de sus dos compañeros.

“Ellos ahorita están desconcertados, están un poco traumatizados por todo lo vivido, digo, si nosotros que lo vimos nada más en televisión como padres cómo estamos, ellos que lo vivieron es peor. Ella ahorita nada más me dijo: quiero llegar a la casa, quiero abrazarte, que venga mi abuelita, mis tíos quiero abrazarlos y ya”, relató.

Sonia explicó que ellos esperaron más de tres horas hasta que Lani, su hija, pudo comunicarse. Les dijo que no se preocuparan, sin embargo, admitió que ella no se sentía bien.

“Ella nos dijo que fue una experiencia muy fuerte, una tragedia lo que vivieron, la verdad. Todos sus hermanitos con los que han convivido muchos años ya, desafortunadamente, una de sus hermanitas, falleció”, lamentó.

Ashly era la compañera de camarote de América, una de las jóvenes fallecidas. Eran tan cercanas que América pasaba mucho tiempo en casa con ellas cuando estaban libres.

“Una niña muy inteligente la verdad, muy dedicada, muy estudiada, siempre que estaba en mi casa, estaba estudiando o hablando con su mamá por videollamada. Tiene a su hermano más chico que ella y era su adoración, sus papás eran su adoración y ella siempre pensaba en sus papás; que ella quería tener mejor vida en la Naval, graduarse para darle una calidad de vida a sus padres y a su hermano”, narró Carolina, madre de Ashly.

Los padres señalaron que ésta no es la primera desgracia que enluta a su generación, pues en agosto del año pasado, el cadete Emanuel Velázquez, murió durante una práctica de paracaidismo en Campeche debido a que su paracaídas no abrió.