¿Quién atiende a un xalapeño que denuncia abusos de transporte público?

  • Rocío Hagmaier Espinoza
A quien le corresponda tomar cartas en estos asuntos:

Circulan en esta ciudad unidades de transporte público “piratas” sin miedo a que pueda haber consecuencias legales. En esta ocasión, decidí hablar sobre las tremendas lagunas administrativas que nos está dejando, válgase la redundancia, esta administración.

Como en toda situación hay elementos rescatables que buscan cumplir con sus funciones apegados a la ley, el reconocimiento para ellos; pero, así como hay buenos la otra parte de la balanza se compone de los Agentes de Tránsito virtuales, los que revisan que no haya embotellamiento de mensajes en WhatsApp y sólo ven el celular, los policías del “a mí no me corresponde” y los telefonistas de “Aquí no es, buena tarde”; al final de cuentas no es del todo culpa de ellos sino de quienes están arriba, los de los grandes sueldos, los que no cubren con la trayectoria que se necesita para llevar encargos como los que ostentan pero ahí están, sonriendo finalmente. Inviertan en capacitación, no sean austeros con el bien de sus representados. 

El día de hoy llegó al correo de su servidora la información de una controversia en la unidad número 42 de la línea de autobuses “Rilmarbus” en la Ruta Villahermosa-Bugambilias ya que usuarios del autobús se percataron que el conductor iba fumando y que aparte de llevar una velocidad alarmante, iba bajo los efectos de las drogas por lo que algunos de ellos lo encararon y otros trataron de comunicarse a las líneas telefónicas de la DGTE, Transporte Público, incluso de la policía y en ninguna tuvieron respuesta.

Ante el reclamo, no quedó más que el chófer de éste negociara con otro conductor de la misma línea permitir el acceso de quienes ya habían pagado su boleto para llevarlos a su destino y él poder irse a descansar a casa, una situación que a título personal me pareció responsable pues transitando en ese estado lo único que hace es poner en riesgo a quienes sanamente deciden tomar un “camión”, y menos cuando vivimos en un tiempo en el que debe atenderse toda llamada que pueda favorecer a evitar la comisión de hechos delictivos más adelante. 

Después de transmitir esta denuncia ciudadana a la línea de autobuses y no obtener respuesta más que la de "ese número es uno que anda pirateado", después de seguir el protocolo gubernamental para interponer la queja correspondiente y no obtener respuesta, sigue al menos desahogar la impotencia a través de algún medio que te escuche; y es que eso no es situación de vanagloria, en verdad lo considero preocupante.

Los ciudadanos deberíamos, como utopía propia, sentirnos seguros al acudir a cualquier módulo de atención ciudadana y en su defecto apostando por la solidaridad del personal recibir una respuesta de apoyo. 

El 25 de julio del año pasado, su servidora presentó una denuncia de hechos ante la Secretaría de Comunicaciones y Transporte en las que manifesté violaciones a los DDHH de los adultos mayores por el trato que había registrado mediante pruebas y testimonios, tratos discriminatorios y de agresiones verbales hacia ellos referentes a su edad; se denunció a la línea por la que comienza esta columna y otras más.

La respuesta fue negativa, llegó meses después de la denuncia y como era de esperarse “le pasó la bolita” a otra institución. También se denunció el estado crítico del puente peatonal de Arco Sur a la altura de la entrada a la Reserva Territorial, ante la misma, ante la Secretaría de Protección Civil, vecinos salieron a exponer el peligro que les representa ¡Y nada!

¿El consejo? ¡Conozcan sus leyes! ¡Alcen la voz! Utilicen los medios a través de las redes sociales para llevar a cabo sus denuncias, al final del día habrá alguien que los lea y que se identifique y replique el comentario; sólo así nos enteramos de lo que pasa en la ciudad y más allá de ella.

En Xalapa existe la cultura de la denuncia, pero no de la atención a ellas.