¡Por fin, libre!

  • Nyx Diahann Sánchez Fierro
Expresar con respeto. Lograr la valía de sí mismo. Razonabilidad como ejercitación

¡Atrévete a disfrutar de tu libertad! Nada te lo impide ¡decide vivir este reto!

Actuar libremente es tener bajo control el respeto hacia las demás personas, es decidirse a ser auténtico, decir lo que se piensa sin transgredir a los demás, tomar decisiones asumiendo las consecuencias, manifestar con lo que no se está de acuerdo generando nuevas propuestas, hacer lo que más se disfruta sin culpa, ser firme de pensamiento, cumplir proyectos, actuar dando lo mejor de sí, disfrutar los roles que se asumen, no mentir, no dañar, dedicarse únicamente al bienestar propio con el propósito de ser una persona valiosa para los que nos rodean.

Es un compromiso propio que determina aprender a vivir feliz y en plenitud, soltando los malos hábitos aun cuando haya justificación para ellos, es vivir con orgullo propio, sin victimizarse, sin personalizar lo que no nos corresponde y con la firme convicción de que se puede cambiar el mundo, el cómo se hará depende de la dimensión del propósito, quizá no sea fácil pero es posible, la única condición es ser razonable, trabajar por lo que se desea, no asumirlo como un reto imposible; muchas personas dirán: -¡ah! ¿Si? Quiero viajar... pero, no están esforzándose por ello y bajo esa actitud nada podrá concretarse.

Las personas oprimidas se crean cuando no reflejan la capacidad de controlar sus emociones, y es que difícilmente se logra este propósito porque no se puede controlar algo desconocido, lo esencial entonces es identificar: ¿Quién soy yo? La respuesta es sencilla y lógica, yo seré la persona que me proponga, no la que los demás esperen de mí.

Las quejas, la crítica, la burla, el desorden, la enfermedad y la angustia no tienen lugar en una mente libre, estos aspectos automáticamente atan la mente y le impiden conocer las posibilidades para evolucionar el pensamiento.

Es importante aprender a vivir en las condiciones propias y a pesar de ellas, continuar experimentado, todos tenemos obstáculos y cada quien decide en qué magnitud los dimensiona.

La sociedad es la excusa perfecta para no mejorar: no importa lo que piensen los demás de mí, la imagen no es vital, si los demás no hacen nada ¿yo por qué? Siempre es lo mismo, nunca van a cambiar las cosas, estamos mal como sociedad, es un problema de años… e incluso las malas acciones (la delincuencia, la violencia, entre otros aspectos) se entiende como parte de la cultura en la que vivimos en este país tan peligroso. Actuar con libertad es aceptar lo que me corresponde como integrante de la sociedad y transformar lo que este dentro de mis posibilidades.

¡Siempre he sido libre! Y, ¿qué he hecho con esta virtud? Actuar por instinto, emprender con compromiso, trascender por plenitud…

¿Qué quiero? ¿Qué tengo? ¿Qué puedo?

Estas preguntas guían para identificar ¿qué parte de mi vida he decidido consciente e inconscientemente? ¿Qué inspiro en las demás personas? ¿Qué deseo hacer por mí, por mi familia, por mi entorno y por los demás?

La libertad no sólo es un derecho, es una obligación para actuar adecuadamente, de manera individual y colectiva.