México unido, pero no cegado

  • Eduardo Barrios
Se ha revivido un sentimiento nacional (patriotero) que no debe confundirse con las prioridades.

Tensión y agresión pueden ser palabras pertinentes para definir lo ocurrido la semana pasada en las relaciones entre México y Estados Unidos. La jornada se vivió entre “twittazos” de Donald Trump y Enrique Peña Nieto. El saldo final una relación fracturada, el resurgimiento de un sentimiento nacional y una desviación de la atención a los problemas internos.

Ante los sentimientos nacionalistas (patrioteros) en defensa de los ataques del exterior, no hay que olvidarse de los problemas internos, no han desaparecido, recuérdelo. Siguen desaparecidos los 43 normalistas de Ayotzinapa, sigue la impunidad en la Casa Blanca de Peña Nieto, siguen los desaparecidos, siguen los escándalos de corrupción de Odebrecht y el gobierno mexicano, siguen los feminicidios, sigue el gasolinazo y viene otro, en fin, me puedo sentar a comentarle una larga lista de “sigue”, pero la verdad es que usted, como mexicano, lo vive cotidianamente. No tengo que contarle eso. Si recordársela, la historia, digo.

Tenemos dos problemas como mexicanos: la incapacidad de un gobierno para gobernar y la amenaza externa de un xenófobo norteamericano. ¿A cuál le va a dar usted prioridad?, porque el muro pueden construirlo o no, es su barda, no lo vamos a pagar, pero ¿qué hacer con todos los problemas actuales que enfrenta el país con Peña Nieto a la cabeza?

A twittazos se resuelve el mundo, uno posmoderno

El día comenzaba y Trump mandaba a decirle a los mexicanos vía Twitter, que la relación comercial entre ambos países, le generaba al suyo, un déficit comercial por 60 billones de dólares, a lo que el Presidente mexicano reaccionó con un mensaje tibio, según algunos analistas.

Fueron dos días de intensos intercambios de mensajes por la red de microbloggin que mantuvieron la mirada del mundo sobre las dos naciones, después de todo, México se convertiría en la primer nación hostigada frontalmente por Donald Trump, el mundo deseaba ver la reacción mexicana y la respuesta norteamericana.

Al día siguiente, diarios de casi todo el mundo, reportaron lo sucedido en sus primeras planas, la importancia en la distribución del suceso en los rotativos, fue lo de menos, México era noticia, una mala, por cierto.  

Ante las provocaciones del presidente norteamericano, Peña Nieto emitió un mensaje a la nación que ordenaba a la Secretaría de Relaciones Exteriores, convertir a los 50 consulados de México en EUA, en defensorías de los migrantes mexicanos.

La visita de Luis Videgaray a los Estados Unidos no frenó la ofensiva de Trump y fue en ese momento cuando firmó varias órdenes ejecutivas, entre ellas, la construcción inmediata del muro con México.

Todos los sectores sociales en el país mostraron indignación ante las políticas norteamericanas que vulneraban la imagen de México en el mundo y los derechos de los connacionales en aquella nación.

Finalmente y ante la presión social, Peña Nieto decidió cancelar la visita con Trump programada para el día 31 de enero. Habría ganado la primera batalla discursiva con su homólogo norteamericano.

Dicen los especialistas que es la crisis diplomática con los Estados Unidos más importante de que se tenga registro desde la presidencia de Calvin Coolidge (1923-1929) en EUA.

No es favorable de ninguna manera para México lo acontecido, vamos a sufrir decía Calderón, el expresidente mexicano sobre la fractura de las relaciones con Estados Unidos, pero ante un ataque tan deliberado y ofensivo como el de Trump, México no tiene más que defender su dignidad como nación.

Es cierto lo que dijo la semana pasada uno de los hombres más poderosos del mundo, Carlos Slim Helú, cuando afirmó que Trump es un hombre que le gusta negociar pero su visión es rancia.

Trump ha logrado, en pocos días, llevar al mundo a un replanteo de sus esquemas, no porque coincidan con él, sino por la participación de EUA en el mercado internacional. Básicamente ha procurado implantar de nuevo, el proteccionismo como modelo económico, una política migratoria de persecución y una ofensiva sobre las naciones que no cooperen con ellos.

La realidad es que…

Hay que agradecerle algo a Trump, en México nos ha dado una lección sobre lo que hemos hecho en los últimos años como nación, al privilegiar los intereses de aquel país sobre los nuestros.

A la clase política les señaló su incapacidad para defender la soberanía nacional a través de una economía fuerte y competitiva pero independiente ante el mundo.

En efecto, son millones de mexicanos los que se han ido para allá, a base de esfuerzo y optimismo, por allá andan, con todas sus ambiciones, intentando un mejor futuro para ellos y para sus familias, en un país ajeno y hostil.

Se ha revivido un sentimiento nacional (patriotero) que no debe confundirse con las prioridades y temas que nos competen internamente.

Hay que decirlo con voz clara y fuerte: México sigue hundiéndose en y por la corrupción. Es difícil hacer entender a la clase política mexicana que sus mezquindades han dañado severamente al país, dejando de lado temas tan prioritarios como nuestra soberanía nacional, que, dicho sea de paso, debe prever la independencia económica de otras naciones.

¿Cuántos años han pasado de la firma del TLCAN y cuáles son los avances? Creo que depender en un ochenta por ciento (algunos precisan 73.2 por ciento) del comercio con Estados Unidos, es no haber generado políticas que permitieran ampliar los horizontes comerciales de nuestra nación, ¿de quién era el trabajo?

¿Cuál es el principal motivo de que los mexicanos toquen la puerta norteamericana?, la relación México-EUA no es un tema menor y mucho menos simple, es, por el contrario, uno complejo, que involucra historias de vida, falta de oportunidades, economía débil, educación, mercado, fenómenos culturales, sociales, dignidad humana, realización y un largo etcétera.

Insisto, la relación México-EUA es más que la formación propagandística de un enemigo exterior, es por el contrario, un problema que nos debe hacer pensar, no en la imposición de una marcha como ordena la élite política e intelectual del país, sino un serio replanteo de las formas en las que hemos procedido como nación.

¿Qué viene después de la crisis y el hundimiento de la economía mexicana?, ¿un rescate?, ¿de quién nos van a rescatar, de nosotros mismos?, lo de México es un juego que ya se sabe a través de la experiencias de otros países.

Peña Nieto debe dejar de jugar a la democracia o acaso debemos recordarle que es el presidente mexicano menos aprobado y más repudiado, que, con todo y eso, sigue en el poder.

No desvirtuar, la “causa nacional” deben ser todos los agravios de un gobierno incompetente. Lo de Trump con firmeza se resuelve, sus locuras que se las aguanten los estadounidenses.

De respuestas rápidas está lleno el mundo, ¿cuánto las hemos analizado? México debe estar unido, siempre. Pero no cegado.

Usted qué piensa, lo invito a que me deje sus comentarios en mi cuenta de Twitter: @EduardoBarrios_